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Julia
Sáez-Angulo
25/02/18
.- MADRID .- El tremendismo de Blanca Portillo y las obsesiones de Luis Buñuel
con lo escatológico, el sexo y lo anticlerical se dan la mano en el espectáculo
teatral, más que teatro, de la obra “El ángel exterminador” en la sala
principal, recientemente renovada, del Teatro Español de Madrid.
El
dulce encanto de la burguesía, que tanto le gustaba a Buñuel lo confina en una
película de bajo coste, porque se filma en una sola habitación, en la que él
los encierra para ver su resistencia y sacar sus obsesiones escatológicas, de
sexo incestuoso, escatología de manchas, sangre y ridículo clerical. Un volver a la selva, que Blanca Portillo, la
directora del espectáculo teatral cristaliza en el mono del cuadro que se
encuentra en el salón de la escena en el que transcurre la función.
Portillo
dirige bien a los actores y los mueve con dominio en la versión de Fernando
Sansegundo, pero los saca de la escena al patio de butacas y hasta los sienta
en él, para incomodidad y embarazo de los espectadores, puesto que esa salida
no añade mucho e incomoda más que enriquece la pieza teatral que acaba
haciéndose tediosa por larga y repetitiva, aunque lo segundo forme parte del
espectáculo metafórico.
Todos
están estamos cerrados e nuestras obsesiones y nos aburrimos con ellas,
incluidos en el teatro.
A
medida que se veía la obra a lo “huis closs” o puerta cerrada de Sartre, donde
se sigue el infierno de los otros hasta la náusea, al tiempo que se recordaba
la película coral “Dublineses” (Los muertos) de Joyce y John Huston, que
igualmente transcurre en una casa, pero con una poética menos tremendista y más
sutil.
El
teatro tiene estas cosas. Los actores de teatro de “El ángel exterminador” de
Portillo asumen con plasticidad su papel de anfitriones, hermanos incestuosos,
celoso y esposa, intérprete de cello y compañera ambigua, criado solícito y
dependiente, amante de anfitriona chulo, juez al que o le va todo esto y muere, el oblato, el obispo…
El dios Exceso y la diosa Desmesura se pasean por las funciones del Teatro Español para “épater les
bourgeois” fuera de temporada. El
escándalo ha muerto decía André Bretón, pero se le convoca ante públicos
nuevos.
Blanca
Portillo describe así todo este conglomerado confuso: “Pretender hacer de nuevo “El ángel exterminador” sería una tarea tan banal como imposible: El ángel
exterminador ya existe, está ahí como una de las más grandes películas de
Buñuel, forma parte de la historia del Cine y del Arte en general. Las
herramientas del Teatro nos permiten volver a mirarla con ojos nuevos, con los
ojos de hoy, acercarnos a su misterio, al hechizo que produce esa imposibilidad
de salir de un recinto que en todo momento permanece abierto. Un recinto que se
expande, como círculos concéntricos, desde el habitáculo más íntimo hasta las
fronteras del mundo. Volver a mirar a esos personajes (espejos deformantes) y
preguntarles qué nos quieren contar. Las herramientas del teatro nos permiten
preguntarnos en qué medida los sucesos de la película nos afectan en el aquí y
ahora de nuestro tiempo y bucear, no solo en el subconsciente del autor, sino
en el nuestro propio, entrar en un mundo lleno de interrogaciones y sin apenas
respuestas. Mirar el presente a través de los ojos de Buñuel”.
No
quedan claras sus intenciones en el espectáculo teatral, pero ahí están.
Ficha artística
Dirección: Blanca
Portillo
Versión: Fernando Sansegundo
Versión: Fernando Sansegundo
REPARTO:
Hugo Alcaide
Juan Calot
Inma Cuevas
Abdelatif Hwidar
Ramón Ibarra
Alberto Jiménez
Juanma Lara
Víctor Massán
Anabel Maurín
Manuel Moya
Dani Muriel
Alfredo Noval
Alex O'Dogherty
Francesca Piñon
Cristina Plazas
Camilo Rodriguez
Irene Rouco
Mar Sodupe
Mª Alfonsa Rosso
Raquel Varela
Hugo Alcaide
Juan Calot
Inma Cuevas
Abdelatif Hwidar
Ramón Ibarra
Alberto Jiménez
Juanma Lara
Víctor Massán
Anabel Maurín
Manuel Moya
Dani Muriel
Alfredo Noval
Alex O'Dogherty
Francesca Piñon
Cristina Plazas
Camilo Rodriguez
Irene Rouco
Mar Sodupe
Mª Alfonsa Rosso
Raquel Varela
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