Autorretrato. pintura de Tamara de Lempicka
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Maica Nöis
28/10/18 .- MADRID .- Adriana
Zapisek, pintora argentina de origen polaco, residente entre Madrid y Buenos
Aires, ha impartido una conferencia sobre la polaca “Tamara de Lepicka, pintora
del Art Deco (1898 -1980)”, en la Tertulia Ilustrada, con motivo de la
exposición de la artista en el palacio de
Gaviria de Madrid, que permanecerá abierta hasta el 14 de febrero de
2019.
La conferenciante fue siguiendo el
paralelismo de la vida de Tamara con su producción artística, caracterizada por
una obra que tomó elementos del suprematismo de Malevich en Rusia, el arte de
Maurice Denis, fundador del grupo Nabis y el poscubismo de André Lothe –el
único maestro al que la pintora polaca reconoció su magisterio- o el
mecanicismo de Fernando Leger.
La artista, que residió buena parte
de su juventud en San Petersburgo, viajó a Paris, a partir de la revolución
soviética en 1917. Tamara tendría más adelante, en su viaje a Italia influjo
del Renacimiento, sobre todo en la factura de sus retratos. La pintora se
instaló en los Estados Unidos al estallar la segunda guerra mundial, ante el
avance de los nazis, dado que su segundo marido, el conde Lempiscki era judío
Adriana Zapisek recomendó la
biografía de Tamara de Lempicka (2000)
escrita por su gran experta y conocedora Laura Claridge, publicada por la
editorial Circe. En esta biografía se narra la amistad de Tamara con algunos
futuristas y con el escritor Gabrielle D´Annunzio, algo que la conferenciante
puso también de manifiesto.
Adriana Zapisek destacó la figura de
Tamara de Lempicka como una mujer que cultivó en sociedad su propio personaje
de mujer elegante, aristócrata, culta, independiente, liberal, excéntrica,
divertida, voraz, imperiosa, hedonista, snob, bisexual, narcisista,
sofisticada, fría y exuberante. Todos estos adjetivos se manejaron en la
conferencia, para concluir que la pintora polaca tuvo también una vida de
nebulosa, en el sentido de que había ciertos secretos y misterios en ella, que
nunca quiso desvelar, desde la pronta desaparición de su padre cuando ella era
muy niña, a su año y lugar de nacimiento, que algunos dicen en San Petersburgo,
años más tarde de la fecha polaca.
La conferenciante, que fue mostrando
las imágenes de la pintura de Lempicka ,subrayó el fuerte erotismo de buena
parte de su pintura, estableciendo ciertos paralelos con las obras de Ingres,
en lo que a desnudos femeninos se refiere. Pintura que a veces, más que
erotismo revela una excesiva carnalidad. Entre sus cuadros, además de los
numerosos retratos, se encuentran sus obras más célebres “La bella Rafaela”
(1927), escorzo desnudo de una hermosa prostituta a la que Tamara invitó a
posar en su estudio, y “Adán y Eva”. También el cuadro “Madre Superiora” en
lágrimas es de los más conocidos, pues refleja la tragedia europea en un rostro
de dolorosa. La pintora no se desprendió de este cuadro a lo largo de su vida y
representa a una religiosa con la que Tamara tuvo profundas confidencias.
Los retratos de su hija Kizzette niña, en
blanco y en rosa, son de los más hermosos y uno de ellos fue el primero adquirido
por un museo francés para sus fondos. La mayoría de los retratos pintados al
óleo por Tamara de Lempicka representan rascacielos como fondo, algo que tomó
de algunos pintores norteamericanos, para añadir modernidad a sus cuadros.
En la exposición del palacio de
Gaviria puede verse una buena galería de retratos entre ellos su considerada obra
maestra “La bella Rafaela”, la “Madre Superiora” o la “Santa Teresa (un “d´apress” de la escultura de Bernini ), perteneciente a la
colección Slim , sita en su museo de México, así como numerosos personajes de la alta sociedad
francesa o americana que posaron para la polaca y ponen de manifiesto la
peculiar forma de tratar la imagen, los paños y la pintura de Lempicka (diríase
que frente a la técnica de los paños mojados de la escultura griega, Tamara
pintaba los paños huecos, flotantes y poscubistas, casi mecanicistas). A
Lempicka le interesó mucho la moda y la reflejó con atención en buena parte de
sus retratos de alta sociedad.
Tamara de Lempicka murió en
Cuernavaca (México) y sus cenizas se esparcieron, a petición suya en el volcán
Popocatepetl. Polonia cuenta con un monumento a la pintora realizado por el
escultor Víctor Contreras.
La obra de la pintora polaca que
gozo de gran predicamento en su etapa parisina y comienzo de la americana, fue
cayendo en apreció al final de su vida, porque el arte decó ya había pasado de
moda. Posteriormente a su muerte, se ha producido un revival de su pintura, que
hoy está muy cotizada y se busca por coleccionistas como Madonna o Jack
Nicholson.
Julio Mendoza puso la logística electrónica para proyectar las imágenes y Mario Saslovski fue siguiendo el ritmo de la conferencia con el proyector.
Julio Mendoza puso la logística electrónica para proyectar las imágenes y Mario Saslovski fue siguiendo el ritmo de la conferencia con el proyector.
"Madre Superiora"
"Calas"
Escultura por Víctor Contreras
"Los refugiados" de T. Lempicka
Asistentes a la Tertulia Peñaltar
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