L.M.A.
31/1/19 .- MADRID .- El Centro José
Guerrero de Granada, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y Acción
Cultural Española presentan el proyecto expositivo, “Guerrero / Vicente,” que
pone en relación la obra de los dos únicos artistas españoles que formaron
parte de una de las corrientes artísticas más importantes del siglo XX: el
Expresionismo Abstracto Americano.
Con esta exposición se ponen de
manifiesto las similitudes, y las diferencias, entre dos artistas que,
tradicionalmente, la historiografía ha tratado siempre individualmente y por
separado, dada la férrea personalidad artística y estilística de ambos. Existen
una serie de coincidencias vitales que marcan los años de aprendizaje de los
dos. Esteban Vicente nace en 1903 y José Guerrero en 1914, por lo que, hasta
una fecha central en las dos trayectorias, el primero se anticipó a los
movimientos del segundo.
Pero compartieron los mismos
escenarios. Los dos estudiarían en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.
Tras su formación académica, los dos encaminaron sus pasos a París, hervidero
de la vanguardia artística europea. Los dos se sintieron especialmente atraídos
por Matisse, pero también por el cubismo y la Escuela de París. Gracias a sus
matrimonios con sendas mujeres norteamericanas, los dos se trasladaron a los
Estados Unidos. Esteban Vicente en 1936, José Guerrero en 1949.
Una guerra medió entre ambas
partidas. Los dos habían dado comienzo a su carrera en el marco de una
figuración renovada que paulatinamente iba diluyendo la mímesis y acercándose a
la abstracción. El punto de inflexión en ambos casos, el año que señalaría el
cambio de lenguaje artístico, es 1950. Para Esteban Vicente, el acontecimiento
más importante de su vida sería la exposición Talent 1950, para la que fue
seleccionado por Meyer Shapiro y Clement Greenberg.
El
mismo año, José Guerrero se instaló en Greenwich Village, donde estaba
establecida una importante colonia de artistas, y comenzó a tratar a agentes
que pronto lo llevaron a la galerista Betty Parsons. Se relacionaron, cada uno
con sus filias y sus fobias, con De Kooning, Rothko, Kline, Motherwell, Guston,
Newmann, Pollock, etc., y desde entonces se mantuvieron fieles a los dictados
de la primera generación del Expresionismo Abstracto Americano. A pesar de las
diferencias estilísticas, ambos tuvieron una preocupación común por el color.
En
el caso de Guerrero, muy pronto, como elemento estructurador de la composición;
en el de Vicente, más tarde: su primera preocupación fue por la estructura del
cuadro, pero a finales de 1950, comienza a investigar sobre el modo de atrapar
o fijar la luz, y lo consigue gracias al color, que además impregna la obra de
emoción.
4
La selección de obras de la exposición, que consta de más de 60 piezas
procedentes de cerca de una veintena de museos y colecciones, muestra sus dos
carreras paralelas centrándose en tres momentos señalados de un recorrido
compartido: -Los inicios pictóricos en clave figurativa, con una selección de
sus paisajes respectivos, que fue el género que más desarrollaron: escenas
urbanas y rurales en las que puede atisbarse una progresiva inclinación hacia
la abstracción. -Los primeros años 50, con la inmersión plena, decidida y sin
vuelta atrás en la abstracción, para la cual fue determinante en ambos casos la
exploración plástica llevada a cabo en papel: para Vicente el collage, para
Guerrero el grabado, fueron laboratorios experimentales con los que avanzaron
hasta sentirse seguros en esta nueva senda.
-Los años 70, a partir de los que fueron
destilando una voz característicamente propia, que alcanzó en estos años su
plena madurez, llevando a diferentes modos de asumir la pintura de los campos
de color. José Guerrero concedía gran importancia al espacio, sus límites, las
fronteras entre planos, las zonas en las que los colores se interrelacionan; lo
que le interesa, en palabras de Juan Manuel Bonet, “es que el color fluya, que
la pintura respire, que el cuadro sea vibrante, luminoso, cargado de energía”.
Por
su parte, Vicente en estos años ya ha levantado un mundo propio organizado a
partir de formas que flotan en el espacio y dotan de sentido a la obra, y en el
que trabaja obsesivamente la gradación y saturación del color y, a su través,
la luz. Con motivo de la muestra se edita un catálogo que cuenta con un texto
principal de Inés Vallejo, que aborda la exposición desde un criterio
académico, histórico y científico, a partir de la investigación que llevó a
cabo para su tesis doctoral (Esteban Vicente y José Guerrero: dos pintores
españoles en Nueva York, UCM, 2010).
Además,
la publicación contará con tres textos introductorios de cada uno de los
bloques en los que se divide la muestra, realizados por tres importantes
historiadores y críticos de este país: Juan Manuel Bonet; Guillermo Solana y
José María Parreño. Esta muestra, coorganizada con Acción Cultural Española y
co-producida por el Centro José Guerrero de Granada y el Museo de Arte
Contemporáneo Esteban Vicente, cuenta con la colaboración del Museo de Bellas
Artes de Asturias, sede que acogerá la exposición en el verano de 2019.
Francisco Baena, Director del Centro José Guerrero Ana Doldán de Cáceres,
Directora Conservadora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente
No hay comentarios:
Publicar un comentario