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Julia Sáez-Angulo
11/9/19.- Mallorca, cada día más, se
parece a los cuadros de Joan Riera Ferrari, porque -los artistas ya lo saben-
la Naturaleza, celosa, imita al arte. El asunto es tan obvio que me temo que alguien lo
haya escrito antes que yo, lo cual me desagradaría profundamente. La Infanta Doña Pilar de Borbón tiene un
buena pintura de Riera Ferrari, de la que se siente orgullosa y la tiene,
porque le gusta contemplar los acantilados y la costa de Mallorca fuera y dentro de su casa. Ella
es una mallorquina nacida en Cannes, con residencia oficial en Madrid, y con temporadas
en Sol de Mallorca, donde se siente más a gusto que en ningún otro sitio, porque adora
la isla y su acogedora casa junto al Mare Nostrum.
Riera Ferrari que nació y murió en Manacor encontró el humus necesario en su isla para inspirarse, crear y pintar, nada de cómo los ángeles, sino como los mismos dioses.
Riera Ferrari que nació y murió en Manacor encontró el humus necesario en su isla para inspirarse, crear y pintar, nada de cómo los ángeles, sino como los mismos dioses.
Pasar unos días en Mallorca es
escuchar varias veces la misma opinión.
Esta isla en muy grata y en ella se vive mejor que en ningún punto del
planeta, por ello la eligen para estar o residir desde varias realezas a los
artistas, que según Platón se situaban a las afueras de la ciudad por dedicarse
a un oficio manual, preteridos por tanto de los filósofos, los más plus, porque
se dedicaban a pensar. Hoy los artistas también procuran vivir en los
extrarradios, pero es más bien en busca de espacio vital para sus cuadros y
caballetes, que no thay en un carisísimo apartamento de ciudad.
En este viaje a la isla he tenido
encuentros con unos cuantos artistas que residen o se encuentran en ella, como
el gran José Luis Mesas, pintor del
gran Cristo de los Gitanos y los Cuatro Elementos en el Museo de Marmolejo, artista
al que el papa Francisco recibirá en breve junto a otra pintora, la mecenas Mayte Spínola, presidenta honoraria de
la Fundación Mesas. El artista
visual J.L. Mesas se ha catapultado a pintar encargos de hoteles en la isla,
en Arabia Saudí y en los emiratos árabes. ¿Quién da más? Se lo merece por
generoso en sus actuaciones.
Junto a ellos, me he entrevistado también
con el cotizado retratista José María
Fayos –un valenciano en Mallorca-, José Carlos Terroba, escultor de los
grandes y pequeños corazones (yo sueño con uno de ellos en el islote del SEC,
frente a la gran casa Cala Xada, que acaba de adquirir Mayte Spínola y sus
hijos); Terry Terroba, hija del anterior también le da a las Bellas Artes y a
la fotografía, porque su curiosidad universal es un hecho; el italo/mallorquín
Luca Monzani que ha ornamentado con su arte a gran escala varios hoteles
mallorquines; a Chus Fernández Gabilondo,
pintora de veleros y mares, a Juan
Gómez-Acebo, pintor de peces, pirañas, escarabajos y otros trasuntos, que
expone el próximo 11 de Octubre en el selecto y privado Club Alma de Madrid,
fundado por importantes damas profesionales de todos los campos. Por Mallorca
también ha pasado Carmen Spínola,
presidenta de la Fundación Arauco, quien confesó que le gusta pintar toros y
emplearse a fondo en toda actividad artística. Y Julia Gabilondo también, que por ahora está trabajando en la Tate Gallery de Londres
Todos estos artistas colaboran con
frecuencia con el Grupo pro Arte y Cultura, fundado por Mayte Spínola, en
distintos eventos de exposiciones o de solidaridad. Eso les honra. Sus obras
también figuran en la Casa Museo El Romeral, situada en la finca de La Escorzonera, donde también hay obras de Joaquín Torrens Lladó, otro gran “mallorquín”
de residencia, amén de una colección de bustos romanos que compraron los Barreiros en los 60, para que no salieran de España, porque el Museo del Prado no tenía presupuesto para hacerlo.
Mallorca es mucha Mallorca y por eso
los nombres de Miquel Barceló en las
artes visuales o Rafa Nadal en el
deporte son primera fila. Como la isla misma.
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