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L.M.A.
9/9/19
.- Madrid .- La Librería-editorial
Diwan, e Ibérica Libros Han presentado el libro “ La espiral del silencio” de
la escritora Mayte Martín Martín, publicado por Idea Editorial. En la presentación han participado Carmen Campuzano
Medina, historiadora y traductora, la propia autora de la obra y la colaboración
de Julia Sáez-Angulo, periodista y directora de La Mirada Actual. Actuó como
moderadora Teresa Pereira Rodríguez, licenciada en Historia Moderna y
Contemporánea (UAM).
De Julia
Sáez Angulo se leyó el siguiente texto:
“Matar al mensajero es siempre lo más
fácil. Una costumbre ancestral que eliminaba al portador de malas noticias o
más bien de noticias que no gustaban porque no favorecían al receptor.
Eliminar al periodista que informa
sobre acontecimientos que van en contra de los propios intereses, sobre todo
crematísticos, es un fenómeno más reciente y se da fundamentalmente en los
campos mafiosos de los intereses del tráfico de drogas, trata de blancas, tráfico
de armas, blanqueo de dinero, extorsiones, coacciones o noticias políticas determinadas.
Hay grupos políticos gubernamentales o terroristas y grupos guerrilleros que
actúan también como núcleos de intereses, que no tienen inconveniente alguno en
asesinar a los periodistas que informan en contra de sus conductas y
actividades crematísticas o ideas político-pasionales, lejos de la democracia.
El periodismo de investigación de estos
campos de intereses: droga, prostitución, extorsiones, información política conlleva
una peligrosidad evidente para los profesionales informadores de los mismos.
Uno de
los casos más conocidos es el de Anna Stepánovna Politkóvskaya una periodista rusa nacida en Estados
Unidos y con ascendencia ucraniana, se formó como activista por los derechos
humanos reconocida ante su oposición al conflicto checheno y a las políticas
del presidente ruso Vladímir Putin. Fue asesinada el 7 de octubre de
2006 en Moscú. Una mujer valiente que mereció los premios Olof Palme y el de
Hermanos Scholl. Y no era ella sola
la perseguida, pues dejó dicho: “na persona puede ser eliminada por
proporcionarme información”.
Así surge la omertá, la espiral del silencio en torno
a un asunto, porque es peligroso y no conviene que se hable de ello. Es así
como se pudren determinadas comunidades o sociedades, que llegan a convivir con
su enemigo, como ocurre con los campesinos que se alían al narcotráfico o se
someten a la guerrilla, o los pueblos y ciudades que se someten a los
terroristas. En España sabemos de esto, y aislar a los disidentes, cuando no exterminar
al informador que trata de indagar y a sus fuentes de información, es una
realidad palpable, incluso en las secuelas actuales. Una novela como Patria, de Fernando Aramburu, ha puesto de manifiesto el soterrado
engranaje de exclusión y muerte de ciudadanos que no pensaban como el agente
exterminador, capaz de contar con el apoyo inmoral de una sociedad hecha de
fanatismo y silencio. La novela de Mayte
Martín abunda también en este asunto.
El periodista Jamal Khashoggi fue estrangulado y después descuartizado en el
consulado saudí en Estambu l en 2018. La fiscalía turca denunció la escasa
cooperación de Riad para esclarecer este caso. Khashoggi era un disidente
político de Arabia Saudí y por ello fue asesinado, sin importar hacerlo en una
sede diplomática que es la contradicción misma de la diplomacia, como arte de
entenderse y dialogar de los pueblos.
La peligrosidad del periodismo de investigación
está al mismo nivel que el de reporterismo de guerra, pilotos de pruebas o
espionaje. Muchos de los periodistas que investigan en los bajos fondos, en el
hampa, la mafia, las actuaciones políticas criminales en contra de los derechos
humanos, pagan con su vida o viven bajo amenazas de peligro. Los fondos de
reptiles de los Gobiernos también actúan en este campo resbaladizo de la
información contraria a los intereses gubernamentales.
Además de la
Rusia de Putin en Europa, que sabe utilizar el polonio para eliminar a los disidentes de opinión, en América Latina
hay países especialmente agresivos y letales contra los periodistas que tratan
de indagar lo que sucede para informar mejor a la opinión pública, que es la
que tiene que votar democráticamente en las elecciones. Esos países son sobre
todo México, lugar donde se puede eliminar a más de una treintena de
estudiantes de Magisterio, sin que aparezcan los cuerpos, o exterminar a
decenas de muchachas que cruzan la frontera a Estados Unidos para trabajar y
regresan o “no regresan” cada día a su casa en Ciudad Juárez. Feminicidio es una palabra que nació en
México, porque el desprecio a la mujer y su asesinato va en paralelo a la
impunidad de sus asesinos y al peligro de los informadores que entran a investigar
esta situación criminal organizada. Las
ciudades de Juárez y Veracruz son vergüenza de los mexicanos demócratas, porque
saben que están infectadas de corrupción y muerte.
En Centroamérica,
sobre todo, en El Salvador y Guatemala, las
maras, pandillas organizadas
para el secuestro, la extorsión y el crimen, también son fuente de asesinatos
de periodistas que informan más de la cuenta. Los métodos de exterminio son de
una crueldad espantosa, paralelos a las ceremonias de entrada y fichaje en una
mara.
Las mafias
siciliana, marsellesa o georgiana actúan en la Costa del Sol con excesiva
holgura, sin saber muy bien por qué.
Novela de Mayte
Martín La espiral del silencio
Todo este
preámbulo quiere servir de lecho a la presentación de la novela de una periodista canaria, Mayte Martín, que
ha querido titularla La espiral del
silencio, alusiva a ese magma, es caldo de cultivo de una comunidad que no
quiere hablar o informar, porque teme las represalias, cuando no ha caído en el
síndrome de Estocolmo del asesino, lo cual resulta más impermeable para la
labor del reportero de investigación. “Meter las narices en lo que no importa”,
en cuanto a intereses ajenos, es ponerse en línea de fuego. Poco importa que la
sociedad tenga derecho a una información veraz.
Mayte Martín,
periodista, sabe de lo que habla y escribe. No voy a desvelar el argumento de
la novela, pero ella da cuenta de los caminos y entresijos en los que se
desenvuelve el periodismo de investigación, en paralelo con la policía, que no
siempre colabora a favor del investigador. La policía corrupta es lo más
desalentador para una comunidad y para sus medios informativos. El periodista
sabueso siempre incomoda. Y la sociedad debiera apoyarle y no denostarlo como
hace con frecuencia.
Frida es la
protagonista víctima de la novela La
espiral del silencio, que late en toda la indagación de los reporteros, que
visitan distintos países latinoamericanos y Estados Unidos, hasta atisbar y
descubrir las causas, el porqué de aquella muerte de una periodista audaz. Una
vez más, la novela es una manera de poner de manifiesto situaciones que, en
definitiva, van contra los derechos humanos, contra las vidas de los
periodistas que las arriesgan a favor de una información real y no de versiones
de un simple comunicado policial o gubernamental.
No resulta
fácil ir contra los intereses creados de mafias u organizaciones criminales que
arriesgan grandes sumas de dinero en su actividad delictiva. Más triste resulta
cuando un país, por intereses propios, dificulta la investigación en pro de
otro país aliado o suministrador de petróleo, por ejemplo.
La verdad es la verdad la diga Agamenón o su
porquero es una de las máximas que manejamos los periodistas. Mayte Martín
ha contribuido a dar luz con su novela La
espiral del silencio, sobre un caso que cristaliza toda posible casuística.
Vale la pena
leer esta novela.
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