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Julia Sáez-Angulo
15/11/19
.- Madrid .- Luis González-Carvajal Santabárbara (Madrid, 1947) es un madrileño que, después
de ser Ingeniero Superior de Minas, se hizo sacerdote. Durante 30 años se ha
dedicado a la enseñanza de la Teología, jubilándose hace ya siete años como
catedrático de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas. Además
ha desarrollado (y sigue desarrollando) un abundante magisterio a través de las
conferencias y los libros: Ha publicado veintiséis hasta el momento, varios de
ellos reeditados muchas veces y traducidos a distintas lenguas. El Diccionario de Pensadores Cristianos le
presenta como «uno de los autores cristianos más leídos actualmente en lengua
castellana».
1.
¿Qué ha querido transmitir en su reciente libro El Credo explicado a los
cristianos un poco escépticos, publicado por Sal Terrae?
La
idea de escribir este libro nació cuando me comentó una señora que se había
puesto a pensar sobre el Credo y había llegado a la conclusión de que no creía
de verdad ni la mitad de los artículos de la fe: «Creo en Dios Padre
Todopoderoso», ¿y entonces Auschwitz e Hiroshima...?; «Creador del cielo y de
la tierra», ¿y entonces eso del big bang
y el evolucionismo...?; etc. etc. Mi convicción era —y sigue
siendo— que, explicando correctamente el significado de los diferentes
artículos del Credo, esa señora y muchos como ella descubrirían aliviados que
estaban enfrentándose a enemigos imaginarios, como D. Quijote cuando arremetió
contra los molinos de viento creyendo que eran gigantes. Parece que mi
suposición fue correcta porque dos meses después de aparecer el libro fue
necesario sacar ya la segunda edición.
2.
¿Por qué se enfría la fe y la tradición cristiana en países de Occidente
tradicionalmente cristianos?
En
un libro que publiqué hace unos años —Evangelizar el mundo cristiano— analicé
hasta 14 causas diferentes, pero pretender hacer un análisis exhaustivo en una
entrevista produciría jaqueca a los lectores e incluso algunos podrían no
volver a leer «La mirada actual». Con el fin de empalmar con la respuesta anterior diré únicamente que
muchos pastores de la Iglesia y muchos catequistas no han sabido dialogar con
la cultura actual y ocurre lo mismo que, si una emisora de radio emite en una
frecuencia determinada y la gente tiene sintonizada otra frecuencia distinta: Por
interesante que pueda ser el mensaje, no llega a sus destinatarios.
3.
¿La falta de clero influye también en esto? ¿Por dónde atisbar una solución?
La
falta de clero es a la vez causa y consecuencia de la cristianización, pero lo
peor no es la disminución numérica, sino que la descristianización creciente ha
provocado una baja autoestima en muchos sacerdotes, y les pasa lo mismo que a
los jugadores de un equipo de fútbol cuando está atravesando una mala racha. Unas
cuantas personas apasionadas por el Evangelio, aunque fueran pocas,
entusiasmarían a la gente. Refiriéndose a los orígenes de la Orden de Predicadores,
el P. Lacordaire escribió: «Un solo hombre —Santo
Domingo de Guzmán— suscita de repente un ejército de predicadores que, de España a
Moscovia, de Suecia a Persia, conmueven las poblaciones. Para explicarse este
hecho maravilloso, basta reflexionar que la elocuencia es hija de la pasión.
Cread una pasión en un alma, y brotará a raudales la elocuencia».
4.
Cuando los fieles asistimos a “misas secas” (sin consagración) en hospitales o
funerales, se nos encoge el corazón. ¿Vamos a eso?
Prefiero
dejar las predicciones sobre el futuro a Rappel. Yo conozco bastante mejor el
pasado que el futuro, y la historia dice que la Iglesia ha pasado ya por muchas
crisis y muy profundas, pero tras ellas llegó una revitalización insospechada.
Por
otra parte, eso que usted llama «misas secas» no
siempre es malo. Cuando se trata de grupos formados mayoritariamente por
personas poco practicantes o incluso no creyentes, aun habiendo un sacerdote, puede
ser preferible una liturgia de la Palabra bien preparada.
5.
¿Cuáles serían los desafíos del Cristianismo en el siglo XXI?
También
sobre este tema publiqué un libro titulado precisamente Los
cristianos del siglo XXI. Me limitaré a enumerar los retos que analicé allí. En primer lugar los
grandes problemas de la humanidad ante los que la Iglesia no puede permanecer
impasible: la mundialización, el reto del capitalismo global, el reto de las
grandes migraciones, el reto de la diversidad cultural, el reto del diálogo
interreligioso, el reto de las experiencias tecnológicas de alto riesgo y el
reto de la increencia. Y en segundo lugar, los grandes problemas de la Iglesia
actual: el reto de vivir la fe en la diáspora, el reto del ecumenismo, la
descentralización de la Iglesia, la falta de sacerdotes, el papel de la mujer
en la Iglesia y el ejercicio de la autoridad en la Iglesia.
6.
Se dijo que en el siglo XX el Cristianismo despuntaría en África y en Asia
en el XXI ¿Cómo lo ve usted?
Ciertamente,
el centro de gravedad de la cristiandad se ha desplazado desde Europa hacia los
países del Sur. Cada año
aumentan en 14 millones los católicos del mundo (el 2,4 % se debe a conversiones;
el resto, por crecimiento demográfico), pero ese crecimiento —tanto por la primera causa como por la
segunda— ocurre en el Sur; porque
en los países del Norte el saldo es negativo
7.
¿Hasta qué punto el papa Francisco ha enardecido la fe de la Cristiandad?
El
papa Francisco no deja indiferente a nadie: unos han recuperado la ilusión gracias
a él y otros ven su pontificado como un dolor de cabeza que pasará pronto. De hecho, ninguno de los
Papas de los tiempos modernos ha tenido que enfrentarse a una oposición interna
tan fuerte como él. Quizás en el fondo sea una buena señal, porque eso mismo
ocurría con Jesús. Pero lo curioso es que a menudo los escandalizados por el
mensaje de Francisco son muchos de «los piadosos», como
ponía de manifiesto con fino humor una viñeta publicada por «El
Roto» en
«El País» el 25 de septiembre de 2013.
El
cardenal Sebastián escribió en su libro póstumo, publicado hace unos meses: «El
verdadero aggiornamento de la Iglesia
resulta de la radicalidad en el seguimiento de Jesús. Esta es la explicación de
la “modernidad” del papa Francisco. Resulta moderno y cercano, porque se ha
liberado de los ropajes mundanos del papado y se ha acercado a las formas
humildes y sencillas del Maestro. Como le ocurría a Jesús, la gente sencilla le
quiere y los poderosos murmuran contra él. Es una buena señal».
8.
¿De dónde y por qué nace la cristianofobia de algunos sectores de la sociedad?
Conviene
empezar recordando que la hostilidad hacia el cristianismo existe desde su
nacimiento (el Fundador murió en una cruz y las persecuciones de los tres
primeros siglos se caracterizaron por una extraordinaria agresividad).
Tertuliano, en su Apología contra los
gentiles, escrita el año 197, decía: «Si el Tíber desborda sus diques, si el Nilo no llega a regar las
vegas, si el cielo está sereno y no da lluvias, si la tierra tiembla, si
sobrevienen el hambre o la peste, al punto gritáis: “Los cristianos a los leones”».
Ya nos lo había advertido el Maestro: «Si a mí me han perseguido,
también os perseguirán a vosotros» (Jn 15, 20), e incluso nos prometió una
bienaventuranza para cuando llegaran esos momentos: «Bienaventurados
seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos»
(Mt 5, 11-12).
Pero,
¡ojo!, sólo podemos aplicarnos la bienaventuranza cuando seamos perseguidos «con
mentira»; es decir cuando nos persigan por ser buenos cristianos, no cuando nos
persigan por ser malos cristianos. Si adoptamos actitudes prepotentes o hay
clérigos pederastas es lógico que nos persigan. Lo malo es que estemos pagando justos
por pecadores.
9.
¿Cómo convivir con los islámicos sin caer en la ingenuidad de la conducta?
No
debemos pretender que los musulmanes o los demás inmigrantes renuncien a su
propia cultura para sustituirla por la nuestra, pero evidentemente tampoco debe
ocurrir lo contrario. No tiene
sentido, por ejemplo, pedir la supresión de los símbolos religiosos durante la
Navidad argumentando que ofenden a las personas de otras religiones,
especialmente a los musulmanes, porque ellos no tienen nada contra Jesús y
María; por el contrario, ambos ocupan un lugar particularmente eminente en el
Corán y por lo tanto en el Islam. Cuando los musulmanes hablan de «Jesús hijo de María», (‘Isa
ibn Maryam) lo hacen con veneración. De hecho, María es la única mujer cuyo
nombre menciona el Corán; todos los demás nombres propios que aparecen en dicho
libro son de personajes masculinos.
Tampoco sería
deseable que los inmigrantes conserven su cultura en el interior de guetos
aislados de la gran sociedad, porque una multiculturalidad sin interculturalidad tendría como consecuencia la
balcanización de la convivencia con frecuentes estallidos de violencia.
Inmigrantes
y españoles debemos estar abiertos a un proceso de enriquecimiento recíproco en el aportar y en el recibir,
en acoger y en ser acogidos; aunque lógicamente, dada la asimetría de poder
existente entre ambos grupos, los cambios que vayan produciéndose en el futuro
como consecuencia de esa convivencia serán mucho mayores entre los inmigrantes.
Es obvio, por ejemplo, que ellos harán un esfuerzo por aprender nuestra lengua,
pero será poco probable que los españoles intentemos aprender las diferentes
lenguas nativas de los inmigrantes.
10. Le
he escuchado en homilías comentar a fondo e históricamente el Antiguo
Testamento. Si el Nuevo Testamento es la plenitud de los tiempos, ¿cómo abordar
el Viejo?
Gerhard
Lohfink citó en alguno de sus libros el caso de una parroquia de una gran
ciudad alemana, cuyos lectores se negaron a pronunciar la fórmula: «Es
palabra de Dios» después de la lectura del Antiguo Testamento, justificando su negativa
por el primitivismo moral que existe en muchas de esas lecturas. Habían
olvidado que la revelación de Dios es progresiva. Ya en el interior del Antiguo
Testamento podemos apreciar un progreso paulatino, aunque el gran cambio se da
al pasar del Antiguo Testamento al Nuevo. Si no leyéramos el Antiguo Testamento
perderíamos no pocas riquezas. Lo que debemos hacer, naturalmente, es
interpretar el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo.
11.
¿Qué libro está leyendo, qué libro recomendaría y que libro prepara
actualmente?
Estoy
leyendo las Memorias de ultratumba,
de Chateaubriand, y seguiré leyéndolo bastante tiempo porque tiene casi 3.000
páginas; me han enganchado porque tienen una actualidad insospechable en un
libro escrito hace dos siglos. Se lo recomiendo a los buenos lectores. También
merece la pena leer el Diario de Etty
Hillesum, la joven judía holandesa que murió en 1943 en Auschwitz.
En
cuanto al trabajo que estoy preparando ahora, es una reelaboración a fondo de
mi libro Ésta es nuestra fe. Teología
para universitarios. Lo reelaboré en la 2ª edición, en la 6ª y en la 14ª;
ahora va por la 23ª y todavía me siento capaz de mejorarlo bastante.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2018/09/luis-gonzalez-carvajal-teologo-espanol.html
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2018/09/luis-gonzalez-carvajal-teologo-espanol.html
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