viernes, 18 de diciembre de 2020

José Tono Martínez autor de “El Cuarto Sello -Diario de la peste- (Covid-19, Madrid 2020”





Julia Sáez-Angulo


19/12/20.- Diciembre.- El tiempo de confinamiento ha dado lugar a la escritura de muchos libros. Este es uno de los más escogidos, el de José Tono Martínez, bajo el título “El Cuarto Sello -Diario de la peste- (Covid-19, Madrid 2020”, publicado por la editorial Polibea. Una serie de reflexiones, con información por medio, en las que el autor habla con su perra Lisssie, como Antonio Gala lo hiciera con su perro Troilo. Es la crónica de un memento mori. 

El libro se inicia con una larga carta, donde explica a sus amigos argentinos la situación que se vivía en Madrid, una de las ciudades del mundo más castigadas por la peste del covid-19, que poco a poco cubría la faz de la tierra, hasta hacerse plaga universal, como si uno de los sellos del Apocalipsis juanista se hubiera quebrado en alguna remota comarca.

El libro con solapas lleve interesantes imágenes en color de obras realizadas por diferentes artistas como Juan Alonso, Eugenio Ampudia, Salvador Bacon, Darío Basso, Darya von Berner, Antonio Bueno, Calpurnio, Nieves Correa, Delius, Pere Joan, Martín Kovensky, Nicki Wamwoldt REP, Ricardo Iriarte, Clara Lagos y Daniela Kantor.

El pensamiento de Marco Aurelio late detrás de estas reflexiones y escritura de Tono Martínez. Nos creíamos avanzados e invulnerables y algo hicimos mál o no fuimos previsores, porque llegó la bestia que no esperábamos, la enfermedad que nos impide respirar y agota hasta exponer filas y filas de cadáveres, porque las funerarias no daban abasto. Esto nos hizo rememorar con nostalgia la vida anterior, la cotidiana y al aire libre de calles y plazas.

La esperanza que propone Tono Martínez es la de pasar el testigo a los que nos suceden, a la espera de que lo hagan mejor, porque el virus planetario ha sido un serio aviso sobre la convivencia de los hombres.

El libro se  abre con la cita del poeta Eduardo García en “Una anónima voz”, que dice: Cuando el pecho se cierra como una nuez sin/ fruto en cuyo hueco yace la esperanza.


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