L.M.A.
16.12.2020.- Madrid.- Amar y vivir el teatro. Estar siempre generando ideas, que es lo mismo que generar ilusiones. Pensar en teatro. Jugar sobre el escenario. Soñar.
Todo esto se me viene a la cabeza cuando pienso en Santiago Sánchez. Un hombre al que nadie le ha regalado nada; que pelea en momentos de anestesia vital para devolver a la vida de cada uno de sus espectadores (que son muchos) un motivo para ilusionarse. Sin miedo. O con miedo, pero con coraje.
Sin miedo a enfrentarse a lo distinto aunque ser pionero a veces no sea agradecido. Por ejemplo, cuando decidió montar una compañía que improvisara sobre el escenario. Después, mucho después, han llegado otros. Pero Santiago y "L'Om Imprebis ya habían abierto el camino.
O cuando creyó en un curioso personaje, boxeador y poeta, que daba sus primeros pasos con algún papel en cine y televisión y le sedujo para subirse a las tablas. Ese vértigo de la primera vez de Hovik Keuchkerian lo pasaron juntos los dos. Y fue emocionante. Soy testigo.
O cuando, en una vuelta de tuerca, miró hacia el teatro comercial para poner en pie "Por los pelos", la comedia más representada de la historia, la que está en el libro de los Guinness, la que ha dado tantas alegrías a teatro lleno en los años que lleva girando por España desde que Santiago pensara que el público necesitaba reír, y reír y reír.
O "Vidas enterradas", un ejercicio de memoria que no puede caer en el olvido. Un montaje que hacía el camino inverso y llegada desde la radio porque, en palabras de Santiago, "necesitaba encarnarse".
Acaba 2020, pero Santiago no ha estado dormido en estos meses de incertidumbre y vulnerabilidad. Si no, que se lo pregunten a los actores, técnicos , personal creativo y de gestión o transportistas que dependen de sus ganas de "tirar p'alante" y de su ilusión, su esfuerzo, su energía, su capacidad de liderazgo y su tenacidad.
Y en este 2021, un nuevo proyecto, "Heredarás la lluvia" toma forma para celebrar los 38 años ( 38 se dicen pronto, se pelean cada día) de L'Om Imprebis, la compañía que vuela sin viento, que corre sin motor y que sueña para todos.
Creo en las personas que están detrás. En las que impulsan, dar forma y pelean porque un montaje ( o más, como es el caso) cobre vida sobre un escenario para dotar de ilusión a cada espectador que decide venir a verla. Creo en Santiago Sánchez.
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