Julia Sáez-Angulo
22/3/21.- Madrid.-
”No Time to Rage nos expone el conflicto que vive el individuo que decide enfrentarse a la sociedad. O lo que es lo mismo, que decide enfrentarse a sí mismo. Deconstruir para construir. En este viaje de dualidades, el individuo que quiere sobrevivir y trascender debe enfrentarse a su entorno, ateniéndose a la exclusión y al rechazo de los otros. Abriendo, incluso, la posibilidad de la propia mutación, de la pérdida durante el recorrido.
Sin bien no hay mal. Sin mal no hay bien.
Los personajes de No Time to Rage están sometidos a la dicotomía constante, se desarrollan en un espacio-tiempo pseudofuturista, alternando dos líneas que dramatizan sus vivencias presentes y pasadas. Un ciclo de toxicidad que, como un neoeterno retorno, incluye las dos caras de una misma realidad: ser tanto víctima como verdugo. Nadie es impune.
Este conflicto constante desea llevar al espectador a una autoevaluación sobre el concepto del “yo” y del “otro”, reseteando sus propios prejuicios. Generando una herida abierta pero pensante, incidida a través de la expresividad punzante y precisa de la interpretación de sus bailarines.
No Time to Rage cuenta de manera visceral una sociedad en la que sus partícipes se creen libres de convenciones y roles establecidos, que miran hacia su propio ombligo para no reconocer que ellos mismos fueron los que crearon el lugar del que ahora no pueden liberarse
Esta obra refleja las oscuras contradicciones que forman parte de la propia libertad, pero arroja luz sobre ella, a este deseo innato, imposible de extinguir, en cada uno de nosotros”, así presenta Marta Abad Molina la danza teatral “No time to rage”
Nota crítica.- Siete actores con una excelente preparación física ponen de manifiesto con el lenguaje del cuerpo, el movimiento de sus miembros, gestos, expresiones y actuaciones, una suerte de lucha por la vida en hombres y mujeres de una sociedad. Una especie de jungla, escenario de homínidos, con gestos de bestia o de cultivados, donde todo es posible, donde los duelos de pareja o de grupo se suceden en una visión escénica muy teatral, de movimiento continuo, como la vida que no se detiene.
Espectáculo novedoso, impresionante, admirable, donde la ambigüedad de significados se alterna con interpretaciones varias de cada espectador. Cuando la palabra está ausente, todo es posible, porque no imagen nunca valdrá mil palabras, por fuerte y expresiva que aquella sea. Algunos sonidos, gruñidos, gemidos aparecen en el espectáculo, pero no bastan para plasmar un mensaje claro. ¡Mejor! La bruma de las situaciones sugiere más, aunque no precise. Pero es sobre todo el movimiento, la danza, lo que importa.
Sorprendente la obra titulada en inglés, lo que la aleja más del significado para muchos. Magnífica danza polisémica. Una sucesión de escorzos y esculturas. Espectacular dinámica espacial en el escenario de la Sala Verde durante los días 20 y 21 de marzo de 2021.
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