jueves, 6 de enero de 2022

CRÓNICAS ARGENTINAS XXIII.- Navegar por los ríos Tigre, Luján, Carapachay y Angostura, antes de llegar al Paraná. Camalotes

Recorrido fluvial por el Tigre y otros ríos ad látere


Julia Sáez-Angulo

Fotos: Adriana Zapisek

07/01/22.- Buenos Aires.- Coloquialmente, a los españoles nos llaman gallegos y a los italianos tanos. Son la materia prima más abundante para procrear argentinos en Argentina. A mí me gusta la palabra “gallega” porque adoro Galicia y porque observo, no sin asombro, que ese nombre, junto al de Santander, ocupan la mayoría de los anuncios y publicidad de bancos de Buenos Aires. Galicia y Santander tienen poderío económico, al menos de nombre, en esta ciudad.

La avenida del General Paz, una gran circunvalación, divide la capital porteña de la provincia de Buenos Aires. Visitar la localidad de Tigre, fuera del anillo, es  obligado por la variedad de experiencias que proporciona, para quienes permanecemos varias semanas en el país. El colorido y animado Mercado de Frutos es una sucesión de tiendas caprichosas, tiendecitas especializadas, colmados de artesanía, pulperías, restaurantes… En el fin de semana, mejor no ir, porque aquello es una marabunta de gente y no se puede dar un paso. 

Nosotros lo hicimos el día de Epifanía, que en Argentina se labura -como dicen ellos- y resultaba un paseo hermoso, amable y respirable. Navegamos en un barco de largo recorrido por los ríos Tigre, Lujan, Carapachay y Angostura, antes de llegar al Paraná y es la mejor excursión fluvial que puede hacerse. Las orillas presentan numerosos sauces llorones y otros arboles gigantescos, además de amarraderos y casas como palafitos, algunas de ellas estilo Tudor -también las hay en la capital-, como si se tuviera un gusto especial por ese estilo inglés de vigas adosadas a la pared, miradores con vitrales emplomados y tejados con torretas en punta. 

    Pese a la guerra de las Malvinas -nunca diré Folklands- los argentinos viran al inglés con frecuencia cuando hablan español. Nada de anglicismos, sino de palabras inglesas directamente. También practican diversos deportes ingleses como el polo, el jockey, criquet… amén del futbol -deporte rey nacional- que también es británico. No vivo lejos del estadio del River Plate.

Todo esto me hacer recordar un chiste, quizás un dicterio, que escuche algunas veces y hace tiempo en España: “un argentino es un italiano que habla español, que se viste inglés y aspira a ser francés”. No quiero pensar en los chistes y dicterios que en Buenos Aires se dirán sobre los españoles o gallegos, mis amigos son finos y discretos y nunca me los contarían. Yo soy comunicadora por profesión y, como diría una folklórica: “me debo a” mis lectores. 

Navegar por el Tigre

    Volviendo a la localidad de Tigre, diré que tiene la misma extensión de la capital Buenos Aires, pero tan solo cuenta con nueve mil habitantes dispersos en la frondosidad del delta y sus islas. Es el Gran Buenos Aires, el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) el que cuenta con quince millones de personas, de población. Recordemos que el fronterizo Uruguay, al otro lado del río de La Plata, solo tiene cinco millones en todo el país.

Entre las vistas que ofrece el recomendado “crucero fluvial” por el Tigre, río de aguas pardas, están la Casa de Sarmiento (1811-1888), presidente argentino, adquirida por la municipalidad y conservada en un gran cubo de cristal para que no se deteriore. También la casa del magnate Ignacio Noel, que cuenta con espectaculares jardines diseñados por el arquitecto paisajista Thays; el Museo de Arte de Tigre, MAT, inaugurado en 1990, en el antiguo Tigre Club y Casino que tuvo su esplendor en los años 50. Edificio de estilo italo-francés, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1979. Hoy alberga obras de Quinquela, Norah Borges, Valentín Thibon de Libian, Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Raúl Soldi, Juan Carlos Castagnino, Carlos Alonso o Raquel Forner, entre otros. Además, en la ornamentación el marouflage del pintor español Julio Vila-Prades en la bóveda oval del primer piso, en el que un grupo de ninfas interpretan melodías con  diferentes instrumentos, o la escultura de bronce burilado de la fundición Fonderies Du Val Dósne de París. Entre 1912 y 1913 se construyó la pasarela que llega al río, formando un conjunto estético singular.

    En las riberas de los citados ríos de del delta se han filmado películas como “Muchacho” (1970), de Leo Fleider, protagonizada por Sandro que en una embarcación de pasajeros canta sus canciones. La fronda de la ribera del Tigre es tan densa, que a la pintora Adriana Zapisek le recuerda en algún momento las aguas del delta del río Mekong en Vietnam.

    El peligro en los ríos son las corrientes y los vientos fuertes que pueden formar camalotes, verdaderas islotes de grandes acumulaciones de ramas, plantas y hojas, que complican la navegación y donde se albergan fauna que pueden ser dañina como culebras de los esteros, serpientes, coipos o nutrias roedoras, yacarés, lagartos overos o diversas aves. No olvidemos de que cuando llegaron los españoles por vez primera a la pampa, había pumas.

Tigre, atracciones

Museo de Arte de Tigre, MAT

Casa de Sarmiento

Amarradero en Tigre

Islas de camalotes que transportan fauna






2 comentarios:

Xuchitl dijo...

Cuanto me alegra que se cuenta la grandiosidad de estos ríos de corriente apacible pero no mansos. Hay unos que navegan en barco desde allí a su oficina en la capital. Que grande se siente uno viniendo del delta a la ciudad de rascacielos.

Miguel Lisbona dijo...

Magnífico y necesario trabajo para el conocimiento y divulgación de un País Enorme!
Paisajes, Artistas y sobre todo su Gente buena, grande, siempre abierta al Abrazo acogedor