Capilla de la Barca con el altar de la barca y el mar de Tiberiades al fondo
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Teresa Vallés
26/4/22.- Jerusalén.- No es leyenda, sino historia clara y comprobada, que en el año 67 d. C., tres años antes de la segunda destrucción del Templo de Herodes el Grande en Jerusalén, año 70 de nuestra era, la próspera ciudad de pescadores de Magdala, al borde del lago Tiberiades -un lago tan grande que muchos lo llaman mar de Tiberiades- vivió un episodio histórico digno de relevancia, a los pies del monte Arbel y a lo largo de la ruta comercial Vía Maris.
Cuando los habitantes de Magdala supieron que las potentes y ambiciosas legiones de Roma se acercaban para conquistarlos, decidieron cerrar sus puertas y abandonar la ciudad, metiéndose en sus barcos y navegando mar adentro. Los romanos, furiosos, se fueron a perseguirlos y no cejaron hasta acabar con toda la población de mayores, hijos y nietos. Al parecer no se detuvieron en la vacía villa de Magdala y ésta fue abandonada a su suerte, la del polvo sucesivo del desierto de Judea y el deterioro progresivo. El tiempo fue cubriendo con su pátina imperceptible la ciudad entera, que solo se redescubrió en 2009 y las excavaciones siguen en marcha.
Los romanos, camino de Jerusalén, fueron los destructores del segundo Templo de Herodes en el año 70 y Adriano construyó sobre el Monte del Templo, otro dedicado a los dioses del panteón greco-romano. En la destrucción del primer Templo de Salomón (s. X a. C.), por Nabucodonosor en el 587 a. C., se había perdido ya el arca de la alianza, que supuestamente guardaba los rollos de la Torá, el bastón de Aarón, sacerdote hermano de Moisés, y un poco de maná, el alimento en el desierto para los israelitas durante el éxodo, que les suministró Dios.
Magdala, ciudad de la que procedía el personaje bíblico María Magdalena, fue lugar donde Cristo, el Mesías, predicó con frecuencia en la sinagoga y a las multitudes en las orillas del lago. Allí curó numerosos enfermos y afligidos, según cuenta el Evangelio. Las excavaciones llevadas a cabo desde hace poco más de un lustro ponen de relieve una ciudad entera y sepultada, donde aparece una sinagoga del siglo I; es la sinagoga más antigua de las siete encontradas en Galilea, territorio de la predicación del Señor. Las monedas encontradas en la excavación datan del año 5 y 63 d. de Cristo. Una de ella muestra a Jesús predicando en la sinagoga de Magdala durante su vida pública, según la narra Mateo en 4, 23 o Marcos en 1, 39.
La Piedra de Magdala, con base en forma de trípode, es uno de los descubrimientos más valiosos de la sinagoga, por la talla de diversos objetos que alberga, entre ellos la menora de siete brazos. Era probablemente un atril para depositar los rollos de la Torá, la ley mosaica. El dibujo de la roseta en la parte superior representa el velo en el Sancta Sanctorum, y en la parte trasera una carroza en llamas, que simboliza la presencia divina en ese Sancta Sanctorum.
LA CAPILLA DE LA BARCA
Los Legionarios de Cristo, que administran también Notre Dame de Jerusalén, una gran sede de peregrinos junto a la puerta de Damasco, propiedad de la Santa Sede, tienen también en Magdala un amplio y enorme complejo para recibir a peregrinos, junto a las grandes excavaciones de la antigua villa de pescadores. La iglesia o santuario, denominada Capilla de la Barca, cuenta con un altar mayor enorme en forma de embarcación, el “Duc in altum”, con el lago Tiberiades real al fondo, además de cuatro capillas denominadas: María Magdalena, Caminando sobre las aguas, Capilla de la Hija de Jairo y Capilla de los Pescadores de hombres. Espectacular.
La Capilla del Encuentro en la cripta, situada en el antiguo mercado de la ciudad, con suelo genuino del siglo I, es ecuménica para encuentro y rezo de todos los credos. Tiene forma de sinagoga y una pintura mural que representa a Cristo y la hemorroísa.
El redondo Atrio de las Mujeres antes de pasar a la gran Capilla de la Barca, está dedicado a ocho mujeres del Antiguo y Nuevo Testamento: la tres Marías y la suegra de Simón Pedro, entre ellas. En el techo la Virgen de Guadalupe, patrona de Iberoamérica, dado que la fundación de los Legionarios de Cristo es mexicana.
Ciertamente han convertido este santo lugar de la memoria cristiana en un sitio cuidado y atractivo para visitantes. Impresionante.
En suma, un complejo de peregrinos muy bien equipado, con buen jardín y piscina digno de conocer, junto al lago Tiberiades, el mar de Galilea, que ofrece días de clama, de superficie rizada, y con corrientes subterráneas que pueden levantar un temporal junto al viento y casi hacer zozobrar las embarcaciones, como ocurrió con la de Pedro, cuando Cristo dormía y lo despertaron para que calmara las aguas. Este lago, de fuerte resonancia evangélica, cuenta hoy con determinados puntos donde los visitantes pueden bañarse en pequeñas playas.
Arqueta de Magdala
Lago o mar de Tiberiades
Junto al lago Tiberiades
Ruinas de Magdala
1 comentario:
Como si estuviéramos allí. Un día más de viaje y aprendizaje. Es un lujo leerte y caminar contigo por la Historia, la tradición y la vida secreta y poco a poco descubierta de aquellas tierras que, de alguna forma, son Israel y Palestina, son Judea, pero que, por cultura, nos pertenecen a todos. No hay mejor título de propiedad que el conocimiento y estas crónicas que guardamos ya tus lectores en ese inmenso baúl de escritos y palabras que vamos guardando día tras día.
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