Julia Sáez-Angulo
21/5/22.- Madrid.- Águeda de la Pisa, pintora vallisoletana residente en Madrid, ha convocado a un grupo de colegas artistas visuales, poetas y críticos de arte, en un encuentro de amigos, en su nuevo taller/estudio cercano a la madrileña Plaza de Castilla. A pie de calle, el estudio es amplio, luminoso y ordenado; fue un antiguo despacho/estudio de arquitectos.
La pintora lo inauguró en 2020, pero debido a la pandemia hubo que interrumpir los encuentros con colegas y amigos, algo que ha reanudado para alegría de todos.
En esta ocasión nos hemos juntado entre otros, el historiador Manuel Romero, que llegó de Alejandría; Alain Arias-Misson, experto en poesía visual, buen amigo en su día de Joan Brossa y siempre amigo de Ignacio Gómez de Liaño; la historiadora de arte Carmen Román; la escultora Diana García Roy; la embajadora Luisa Cruz, Joaquín Palacios, Lourdes Castro Girón, Lupe, Jesús…
Águeda de la Pisa nos recibió con vino, cervezas, sándwiches y variedad de quesos con pasas de Corinto. El espacio donde trabaja tiene una clara parte de taller y otra de salón de recibir, con el jardín propio y vecinal a la vista. La pintora vallisoletana trabaja en una nueva serie, que todavía no tiene nombre, pues antes de ponerle título, necesita leer mucha poesía para encontrarlo. La línea recta y el color se enseñorean de su trabajo abstracto de gran belleza. Atrás quedaron las series recientes: Del orden construido al orden natural, El árbol espía, Despuesdetodo… y su fascinante serie fotográfica, sobre la que también resalta la línea recta y cromática.
Hubo mucha tertulia para conocer de cerca las nuevas actividades de los artistas, cuya mente bulle sin parar. Ideas en marcha. Manuel Romero nos habló de Egipto, donde actualmente se percibe la abundancia de dinero procedente de Arabia Saudí y de la India; también se habló de varios artistas onubenses, entre ellos Francisco Pompei y Salgueiro (1887-1974), artista local de La Puebla de Guzmán (Huelva), municipio de más de tres mil habitantes, que contempla la formación de un nuevo museo con la obra de ese artista y otros, que enriquecerán la institución cultural. Manuel Romero confiesa que aprendió de los árabes el arte del silencio y la retaguardia, en sus más de 40 años que lleva en Alejandría, donde contribuyó a la restauración de la célebre Biblioteca.
Alain Arias-Misson (Bruselas, 1936), después de su paso por Nueva York, donde estudió el bachillerato y su paso por Barcelona y Madrid en los 70, ha vuelto con idea de quedarse de nuevo en la capital de España, después de recorrer el mundo con largas residencias en Italia, Francia, Grecia… El 21 de junio Arias-Misson llevará a cabo un recital de poesía visual en el Ateneo madrileño, junto a otro poeta ucraniano. “Me considero más poeta que artista plástico”, señala. Alain habla español perfectamente, porque estuvo casado con una asturiana de origen cubano y nos alegramos todos de tenerlo de nuevo en Madrid. El recuerdo grato de otro poeta visual, Jean Brossa, se hacía patente en su conversación.
Joaquín Palacios, investigador penal del asesinato de Abel Martín, el amigo, custodio y albacea del legado del pintor alicantino Eusebio Sempere (1923-1985), nos narró con profusión de detalles aquel caso dramático que sucedió en 1993 y que iba acompañado de robo de cuadros de la colección del artista, sobre todo de piezas del escultor Julio González. “Cuando uno muere, alguien se beneficia”, recordó el inspector de la Guardia Civil. Roberta González, hija del escultor citado, le ayudó a identificar piezas en distintas ferias y galerías de arte. Resulta triste el arte cuando se mezcla con la sangre.
Con la embajadora consorte Luisa se habló de la película algo fallida sobre el caso de la muerte del jesuita Ignacio Ellacuría (1930-1989) en El Salvador, donde ella estaba con su marido en el momento de la investigación de los hechos. “Es una pena que la película se concentra sobre todo en la testigo de la tragedia y no en el propio Ellacuría, un hombre que emanaba dignidad y aparece muy superficialmente, tratado, al igual que otros jesuitas como Martín Baró.
En suma, arte, palabras, historias y tertulia, en el reencuentro en el bonito estudio de Águeda de la Pisa. Retomar el contacto, la palabra y el brindis, después de tanta hibernación con la pandemia, resulta grato. Los artistas siguen en forma y su arte nos dinamiza la existencia.
Echamos de menos a la pintora Mayte Spínola, invitada, pero ausente por asuntos familiares. Quedamos con Águeda de la Pisa en repetir con Mayte un encuentro.
Más información
http://www.aguedadelapisa.com/html/cv2.html
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