lunes, 22 de agosto de 2022

Celebración de la Virgen de Altagracia en la República Dominicana, a diferencia de la situación en Nicaragua con persecución a la Iglesia Católica

Nuestra Señora de Altagracia. República Dominicana


Carmen Valero Espinosa

22/8/22.- Madrid.- Frente a los ataques a la Iglesia Católica de Nicaragua, por orden del presidente totalitario Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, vicepresidenta (el nepotismo perfecto), la República Dominicana ha celebrado la gran procesión en honor de Nuestra Señora de la Altagracia, patrona de la isla, el día 15 de agosto, en que se celebra la Anunciación.

La misión evangelizadora y social de los dominicos y jesuitas, junto a las religiosas Carmelitas Vedruna en la República Dominicana es una tarea digna de admiración y agradecimiento. Yo lo presencié durante mi estancia en aquella isla, que tan buenos recuerdos me dejó. El mismo día 15, Madrid celebraba la procesión de la Paloma.  

Algunos de los Padres se fueron pero yo les encomiendo la labor que siguen sus sucesores: al p. Jorge Cela, al P. José Olmo y al padre Ramón Dubert, todos ellos jesuitas que tanto contribuyeron a que Dominicana se cristianizara y celebrara la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia. Una celebración con gozo y una gran peregrinación a Santo Domingo, la capital de R. Dominicana. En el estadio Quisqueya.

    Todos los dominicos, amigos, como pregoneros, gritaron por la igualdad de los seres humanos y cristianizaron América, como fray Antonio Montesinos (1475-1540) en el sermón de la Cuaresma. Los dominicos crearon la primera Universidad de América, poco después de la llegada de Colón a la isla, el 12 de octubre de 1492. 

    Los dominicos, padres Javier Atienza o padre Miguel Angel Gullo de Santiago de los Caballeros, de El Seybo, la Altagracia, los Centros  Parroquiales de la capital en los que me pidió colaborar monseñor Moya encargado de Caritas  en la isla dominicana

El recientemente fallecido cardenal López Rodríguez, que me encargó hacer la planificación sanitaria de Quisqueya con mi experiencia de Alcatel en Madrid. Monseñor José Arnaiz, alma mater del arciprestazgo de Santo Domingo, tío de la historiadora de arte con el mismo nombre, María José Arnaiz. Mariana Marrero, Directora de Caritas Arquidiocesana con la que visitamos las casi doscientas parroquias de la capital.

Las religiosas Vedruna dedicadas a los barrios necesitados. Las fallecidas y fundadoras de la misión en Heŕrera y Santo Domingo Pura Múgica, María Teresa Elgarresta; Catalina Sánchez, las extremeñas Dolores Navarro y Catalina Sánchez, las del barrio popular de Guachupita.

Y actualmente siguen bregando en la lucha diaria Fanita de la Cruz, la Negra; Cecilia de la Cruz, y las de Santiago de los Caballeros y Haití, uniéndose a ellas temporalmente todas, que quieren colaborar en el país más pobre del mundo: Haití.

En la República Dominicana la Iglesia Católica puede trabajar libremente; en Nicaragua, el despotismo del presidente/dictador Ortega es una represión política brutal. La deriva es el autoritarismo de un totalitario. Un dictador. Mientras la Iglesia católica defiende los derechos humanos, que están en el Evangelio -la dignidad de la persona- el dictador detiene a obispos y religiosos por defender los derechos del pueblo. 

    Hoy por hoy, los nicaragüenses no tienen derechos ni libertad. La Iglesia Católica es un adalid, un estandarte de la defensa de los derechos humanos.


San Miguel vence a Lucifer. El bien vence al mal

3 comentarios:

Juana Mari Herce dijo...

Carmen eres muy maja y una bellísima persona.Que Dios te bendiga siempre.
Un abrazo muy grande.

Anónimo dijo...

Muy bueno Carmen. Vivi los tiempos de Ortega y de la Teología de la Liberación y ahora, han cambiado totalmente.
E l pueblo nicaragüense sigue siendo pobre y misero.

Anónimo dijo...

Sobre tu artículo de Dominicana solo quiero subrayar la inmensa labor de la Iglesia en toda sudamericana. Mujeres y hombres religiosos entregados a la gente para la e d ucacion y la religion. No sólo de esto, sino ocupándose de la sanidad y construyendo con mucho sacrificio, Dispensarios con lo básico par curar, tratar enfermedades etc. Son un ejemplo gigante y es una vergüenza que la prensa saque solo a curas pederastas para acusar a la Iglesia, sin destacar la labor inmensa durante siglos, de religiosas y sacerdotes, que arriesgan su salud y sus vidas a diario.