viernes, 23 de septiembre de 2022

Carol Prunhuber en Madrid, prepara sus memorias, donde narra su vocación literaria y política

Carol Prunhuber con Cioran (Foto Szinetar)

Carol Prunhuber, Julia Sáez-Angulo y Ioanna Zlotescu



Julia Sáez-Angulo

23/9/22.- Madrid.- Residió nueve años en Madrid, donde tiene un ático cerca de Palacio Real y ha viajado unos días a la Villa y Corte para solucionar algunos asuntos. Ahora reside en los Estados Unidos, cerca de su madre, una mujer de 92 años que está estupenda para su edad, según cuenta con amor su hija. Es probable que en un futuro regrese a vivir en la capital de España, donde tiene buenos amigos. 

Hemos conversado en la casa de nuestra generosa amiga común, la hispanista Ioanna Zlotescu, en medio de recuerdos cuando Carol pertenecía al grupo “Sudacas Reunidas”, en el que estaban latinoamericanas como Carmen Posadas y españolas como Guadalupe Ruiz-Giménez y se reunían en La Toldería.

Carol Prunhuber (Caracas, 1956), escritora venezolana, hija de norteamericano y una actriz caraqueña célebre en los años 50 y 60. Estudió Letras en la Universidad Católica de Caracas e hizo el doctorado en la Sorbonne de París, donde escribió la tesis doctoral sobre el escritor y compositor uruguayo Felisberto Hernández, que pasó a ser libro: Agua, silencio, memoria y Felisberto Hernández (Caracas, 1986) y es coautora Femmes: Les Grands Mythes Féminins à travers le Monde (París, 1987) Women: Around the World and Through the Ages (EE.UU., 1990). 

    Carol comenzó a escribir para periódicos de habla hispana y luego trabajó como agregada de prensa con destacados diplomáticos y políticos en Madrid. También fue corresponsal en el extranjero de El Nacional (Caracas) en Madrid en los años 80.

    Conoció al líder kurdo iraní Abdul Rhaman Ghassemlou en 1983. A través de la agencia francesa Gamma TV, y viajó al Kurdistán iraní, vía Bagdad en 1985 para filmar la lucha de los kurdos en Irán. Luego de tres años de investigación detallada y entrevistas, la escritora venezolana completó la redacción de La pasión y muerte de Rhaman el kurdo (1991), que se tradujo al turco y al kurdo en 2009. Y más adelante al inglés.

En 2019 publicó Carol el libro “Sangre y asfalto: 135 días en las calles de Venezuela”, que testimonia las imágenes, manifestaciones y  voces que fue recogiendo, como un diario ajeno, a partir de 2017. Un libro clave para entender la situación de hoy en el país de la autora. 

    He querido dejar constancia del paso de Carol Prunhuber por Madrid. con una breve entrevista que resuma su buena relación, amistad o admiración con cuatro hombres: Felisberto Hernández; Emil M. Cioran; Yilmaz Guney, cineasta kurdo de Turquía y ganador de la Palma de Oro en Cannes, y Abdul Rhaman Ghassemlou. Incluso con un quinto, el fotógrafo venezolano Vasco Szinetar, a quien admira por sus sagaces retratos. (Ioanna Zlotescu nos pone como música de fondo a Felisberto Hernández).

Felisberto Hernández (1902-1964)

“El interés por Felisberto Hernández (1902-1964), soberbio escritor de relatos, de vanguardia, me lo despertaron dos profesores de la Universidad Católica en Caracas: Ana María Rodríguez, argentina, y Hugo Achugar, uruguayo. Para hacer la tesis me llevé todos sus libros fotocopiados a París, pues entonces no era muy conocido y no era fácil encontrar sus textos. Es un escritor que me fascina reflexionando entre otras cosas sobre la memoria como el fulgor que reinventa, algo que ahora estoy llevando a cabo al escribir mis “memorias”, dice Carol.

Más adelante, Carol Prunhuber presentó los relatos de Felisberto a Jacobo Fitz-James Stuart de la editorial Siruela y le hizo la cronología para la antología que se publicó. Con ella se pudo conocer mejor la narrativa del uruguayo. “También se publicó un artículo sobre Felisberto en la revista “El Paseante” ilustrado con los pequeños dibujos que el escritor hacía en sus partituras. Tenía obsesión por el silencio como parte de la música”.

    Yilmaz Guney (1937-84)

Al ganador de la Palma de Oro en Cannes 1982, Yilmaz Guney (1937-84) con la película “Yol”, que coprodujo con Şerif Gören, lo conoció en la ciudad mediterránea, en medio de distintos avatares para lograr entrar en el Festival de Cannes como periodista y finalmente como acompañante de una productora de cine. Fue el primer contacto con alguien de la cultura kurda, en la que iba a profundizar con el tiempo y las circunstancias.

Abdul Rahamn Ghassemlou (1773-1989)

Al gran líder kurdo iraní Abdul Rahamn Ghassemlou (1773-1989), lo conoció Carol a través del director del Instituto Kurdo en París, inaugurado hacía poco tiempo. Simonne de Beauvoir y Danielle, señora Mitterrand, estaban en el patronato.  “Fue un encuentro muy fructífero" 

    “A Ghassemlou, le interesó mi faceta de latinoamericana y de poeta. A mí, el me pareció un hombre con carisma, muy inteligente. Hablaba nueve idiomas. Después de una cena con más personas, Ghassemlou me invitó al Kurdistán y yo acepté, pues no tenía como hacerlo. En aquellos años había numerosos atentados. Por dentro yo pensaba, que quizás no volvería a ver a ese hombre tan interesante, pero las circunstancias fueron propicias a través de Gamma TV para hacer varios documentales. Conseguimos tres visados. Así fue como continué tratando al líder kurdo. Contamos con diez días para recorrer lugares y hablar con la guerrilla, pero yo cogí unas fiebres tifoideas y me quedé un mes más”.

    “Hablé mucho con Ghassemlou y tomé muchas notas. Él me pidió textualmente; “cuando yo muera escribe sobre mi vida y mi pueblo”. Cuando murió asesinado en 1989, escribí el libro “La pasión y muerte de Rhaman el kurdo: soñar con Kurdistán”, que ha servido para darlo a conocer a las jóvenes generaciones, no como un mito, sino como un hombre de carne y hueso, con su fuerza y debilidades”, explica Carol y añade: “A mí, en principio no me interesaba la política, pero las circunstancias me llevaron a ella”.

          Vasco Szinetar (1948)

Del fotógrafo venezolano Vasco Szinetar (1948), hijo de Andrés Szinetar, de origen rumano, y Esther Gabaldón, Carol ha escrito diversos reportajes, donde muestra su dominio y sensibilidad en la fotografía. “Conocí a Vasco en Caracas, en 1978, en el taller literario “Calicanto” dirigido por la escritora Antonia Palacios. Con Vasco descubrí el arte de la fotografía, un arte que revela y captura para siempre ese preciso “instante”. Y también nació una amistad que traspasa el tiempo y la distancia”.

      “En el verano de 1982 Vasco fue a Paris para fotografiar a Emil M. Cioran. El contacto lo hizo gracias a Ben Ami Fihman, quien mantenía una correspondencia con el filósofo rumano. Vasco, hospedado en mi apartamento en París, me invitó a acompañarlo y servir de traductora”. "Vasco colocó a Cioran frente al espejo de su lente que captó al Cioran de mirada penetrante y de angustiosa intensidad”.

    Emil M. Cioran (1911-1995)

Carol Prunhuber trató con asiduidad al filósofo rumano Emil M. Cioran (1911-1995), con el que sostuvo una buena amistad y numerosas conversaciones que podremos leer en sus futuras memorias. Le pregunto qué recuerda de él a bote pronto. Contesta sin vacilar: “su gran vitalidad y sentido del humor, frente a lo que pudiera esperarse de él por sus escritos.” “Cioran me decía que estaba deprimido, pero a medida que charlábamos él comenzaba a contar anécdotas con ese humor infeccioso que tenía. La risa cambiaba su estado de ánimo y al despedirnos su estado anímico era otro". “A través del humor”, me decía, “uno evita la falsedad. El humor devuelve la dimensión humana. Es una forma de humanizar lo inverosímil…. Es la anti-esquizofrenia y la prueba que uno no está loco”

    Carol recuerda su encuentro con el filósofo a través de fotógrafo venezolano: “Vasco tomó a Cioran por el brazo y lo colocó delante de la ventana. “Carol, tú te paras del otro lado de la ventana y mira a Cioran”, me ordenó. Cioran sonreía. Puso el brazo sobre el marco de la ventana y me miró con suavidad. Sentí ternura y compasión por este hombre acuciado por su propia existencia. Nuestras miradas, guiadas por Vasco, cimentaron una amistad que se desarrollaría en los meses por venir”.

“Según los filósofos griegos, Dios enseña el silencio y el hombre la palabra”, le comenté a Ciorán. “Dicho de esa manera es muy hermoso”, me respondió y procedió a contar una experiencia en su juventud: “Eran las once de la mañana…tuve la impresión de que el tiempo entero había culminado en mi. Todo el tiempo, desde la eternidad, desde el comienzo. De pronto yo era el centro, la finalidad. Todo el devenir había culminado en mí. Fue una experiencia fantástica en mi vida. Casi lloro. Era como un éxtasis. He tenido varios, no muchos, en mi vida”.

    "Yo solía caminar con Cioran por las estrechas calles de St. Germain. Una tarde nos detuvimos frente al río Sena. Mirando la iglesia de Notre Dame, con absoluta seriedad me dijo, “En el siglo XXI, Notre Dame será una mezquita”. Le preocupaba la tolerancia de Francia ante el avance del Islam en Europa. Repudiaba el celo con el cual fanáticos religiosos buscaban imponer su creencia a otros”.

    Todo esto y mucho más leemos pronto en las memorias de Carol Prunhuber. “Las memorias son siempre el testimonio de un tiempo”, comenta Carol.

Más información
http://www.carolprunhuber.com/
Carol Prunhuber, escritora



Ioanna Zlotescu, hispanista

2 comentarios:

Lou Paris dijo...

Julia, gracias por darnos a conocer a esta fascinante intelectual, todo lo que cuenta está lleno de vivencias interesantes, en un mundo que se ha vuelto tan trivial, descubrir las experiencias de una época en que los creadores estaban interrelacionados es un placer, y saber de esta mujer llena de fuerza e intensidad vital, algo que hay que agradecerte, como siempre, con tu ágil pluma.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Carol es estupenda, muy valiente e inteligente.

Carmen Posadas