sábado, 4 de febrero de 2023

ALFONSO SEBASTIÁN: “El verdadero pintor es esclavo de su pintura y mendigo de la sensibilidad propia y ajena” Ideario sobre la Pintura

Alfonso Sebastián, pintor

Palacio de Don Pedro I de Castilla. Ayuntamiento de Torrijos

Próximas exposiciones en Madrid y en Torrijos. Toledo


Julia Sáez-Angulo

4/2/23.- Madrid.- El pintor Alfonso Sebastián Beltrán (1941) prepara dos próximas exposiciones, una en la Sala Fuente del Berro de Madrid, el próximo día 3 de marzo, y la segunda en Torrijos, su pueblo natal, en verano. Un viaje a Torrijos siempre es un baño de raíces, su familia -principalmente su madre y su tío- sostuvieron La Fonda durante su infancia, un lugar donde se alojaban los que pasaban por allí y comían todos que sabían de la buena cocina tradicional de la casa.

“La madre de Alfonso creó el primer catering de España, cuando, ayudada por veinte chicas, preparaba comida y servían a mil personas en las cacerías de las fincas de Toledo, incluidas las que asistía Franco, el Caudillo”, cuenta Guía Boix, la esposa de Alfonso Sebastián, que nació en Llanes (Asturias), pero que residió bastantes años en la localidad toledana.

Torrijos, que viene de “Torre regia”, cuenta con un palacio renacentista del rey Pedro I de Castilla, el Justiciero (1334-1669), a quien en otras partes de España lo denominan Pedro I el Cruel. Palacio rehabilitado por Don Gutierre de Cárdenas en 1482, que es cuando adquiere mayor esplendor, para ser agredido después por las hordas napoleónicas, y pasar a continuación a ser convento de monjas y finalmente a sede del Ayuntamiento torrijeño.

El personaje femenino más célebre de Torrijos es Doña Teresa Enríquez, dama de la reina Isabel, que casó con Gutierre de Cárdenas y llegó a ocupar una alta posición social en la España de los Reyes Católicos. Madre y esposa ejemplar, se retiró de la Corte a la muerte de su marido y se dedicó por entero a Dios y a la realización de obras de caridad. La llamaban la “loca del Sacramento”, por su gran devoción a la Eucaristía. Torrijos cuenta con la exposición permanente de la Sagrada Forma en un oratorio privado, donde no falta la vela continua de los feligreses del pueblo.

Colegiata del XVI y Capilla del Cristo

Torrijos, partido judicial, cuenta con una espléndida Colegiata del siglo XVI, que hoy es parroquia, amén de la Capilla del Cristo de la Sangre, con una imagen hecha de fibras vegetales y de maíz -apenas si pesa- llegada de Filipinas, Cristo al que todos los torrijeños veneran, incluidos los comunistas, a juzgar porque, uno de ellos fue Hermano Mayor. Alfonso Sebastián paga su cuota anual como procede a todo torrijeño de pro, perteneciente a la Hermandad, que cuenta con una vestimenta larga blanqui-roja para desfilar en Jueves Santo, cuando procesionan al Cristo de la Sangre, “el Criado”, una reproducción, años 40 del original, que no sale por la fragilidad de sus materiales. Para más historia, Torrijos cuenta con la segunda Hermandad, después de la Vera Cruz, fundada en 1711, así reconocida por la Santa Sede.

        Pasa a nuestro lado el sacristán de la iglesia y Alfonso me lo presenta como gitano. Un hombre educado y cordial. Hay una comunidad gitana, rica e inteligente en Torrijos, que en el pasado se dedicaba al comercio de ganado agrícola. Una comunidad que vive no lejos de la Colegiata y que está bien integrada con los payos.

Para comer, “La Fonda”, el mejor restaurante de Torrijos sin discusión, donde la comida tradicional bien presentada luce y sabe como en ningún otro sitio. Es del ahijado de Alfonso Sebastián y por ello se llama también Alfonso. Alubias, cochinillo, corazón de solomillos, alcachofas y ensaladas varias hicieron nuestras delicias.

Ideario sobre la Pintura

Pero en la mesa y en el viaje hablamos de pintura, el tema de conversación preferido de Alfonso Sebastián, un tema apasionado y sin fondo para él y así lo hablaba igualmente con el desaparecido pintor amigo Manolo Ortega. Alfonso leyó con fruición la novela de Balzac “La obra maestra desconocida”, que le recomendé y que él ahora recomienda a todos los pintores para conocer mejor la desazón de la creatividad.

Yo le escucho, asiento o discrepo, comento, discutimos… Aquí va más o menos su ideario:

“Me han preguntado si sigo pintando. ¿Cómo se me puede preguntar eso? Ser pintor es un sacerdocio al que uno no se puede renunciar, porque imprime carácter. Se necesita pintar cada día, como se necesita aire para respirar. Otra cosa es que me pregunten si pinto mucho o poco, porque eso sí depende de la fuerza y energía que se tenga para abordarla, del rapto de inspiración de un día o de una temporada, pero jamás decae del deseo de pintar, porque eso es innato en un pintor consagrado al arte”. 

    “El verdadero pintor es esclavo de la pintura, como el drogadicto lo es de su dosis de droga para calmar el síndrome de ansiedad. Servimos a la pintura como a una diosa. La pintura es mi dueña y señora y yo, como artista, soy mendigo de la sensibilidad propia y ajena para valorar y apreciar lo que pinto, el arte que sale de mis manos, pinceles y paleta de colores. No hay otra situación ni salida para los que nos preciamos de pintores. Es nuestra bendición y maldición al mismo tiempo. Pintaremos siempre, aunque no vendamos, aunque no guste o no sea apreciada nuestra obra… El acto de pintar es para nosotros una pulsión sagrada. Una consagración sin fisuras”.

Más información

Colegiata de Torrijos


"Pueblo de arquitectura negra", pintura de Alfonso Sebastián

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como artista, he tenido que escuchar la repetida pregunta: Sigues pintando? De acuerdo total mente co el pintor Alfonso Beltrán sobre una pasión: el Arte. Seguiremos escuchando tamañas sandeces mientras no hago educación por el arte.