*Apolo, Cibeles, Neptuno, Baco, tritones, la Alcachofa…
Julia Sáez-Angulo
Fotos María S. Boix
1/3/23.- Madrid.- Resulta grato encontrar una exposición coherente, la de un conjunto, una serie de cuadros, que responden a un concepto unitario, en este caso a “Fuentes”, como reza el título de la exposición, sobre las fuentes de Madrid, no es un sentido frontal de fotografía o de carta postal, sino esbozada, fragmentada o abocetada. Sugerente. (Nada más deprimente que una exposición diversa o dispersa, como se ve con frecuencia, que parece una muestra de mercadillo)
Es la exposición del pintor, Alfonso Sebastián (Torrijos. Toledo, 1941), residente en Madrid, exposición en el Centro Cultural Rafael Altamira, Palacete de la Quinta del Berro de Madrid (c/ Enrique D´Altamonte, 1), que permanecerá abierta hasta el 15 de marzo.
El pintor nos tiene acostumbrados a exposiciones compactas y monográficas sobre la Música, Toros, Asturias, Retratos… lo que nos lleva a concentrar la atención en el tema que el artista propone, en el que ha investigado cierto tiempo. En esta ocasión las fuentes, en su mayoría insertas en la arboleda de un paisaje urbano, de parques o jardines. La mitología y la estética neoclásica palpitan en esta obra que sugiere más que dice.
La pintura de Alfonso juega con la soltura, el abocetamiento, la figura y la abstracción de la que surgen formas, por mor de la pareidolia presente en el espectador. Un dibujo firme se hace latente, porque el pintor lo funde con el pigmento final de aunamiento. No le interesa la línea, sino el barrido del dibujo en la pintura. Ahí están los grutescos del cuadro de Cibeles, reflejado en las vidrieras del Banco de España para demostrarlo. Podríamos decir, que bajo el raspado parecería la nitidez del dibujo.
El pintor, paseante en Villa y Corte -además de vecino y visitante habitual del Museo del Prado- ve, mira y contempla el motivo del cuadro, lo acaricia con las pupilas, toma apuntes o fotografía del lugar, para dar después, en su estudio, el enfoque adecuado, el propio del creador. Alfonso Sebastián pinta para el cuadro, no para la exactitud de la realidad. Véase, si no, la pantalla de árboles que constituye el fondo de la gran copa del parque Fuente del Berro, que ilustra el cartel, donde el artista desplaza el boscaje del lateral, para situarlo en el fondo óptico del cuadro. Es la alquimia prestidigitadora del artista.
El pintor reflexiona sobre el valor simbólico de añgunas fuentes y las sitúa con un enfoque en un contexto emocional. La elección del artista no es inocua y el espectador puede adivinar o interpretar lo que quiera. Hay que guardar el misterio del cuadro.
Sebastián, lejos del reportero gráfico, se concentra en un ángulo o un aspecto de la fuente para darle protagonismo. El agua es otro factor como reto de representación, sea en estanque o en surtidor. Al espectador le hace feliz la presencia del agua en la pintura, su apariencia de movilidad, sus salpicaduras, sus ondas, su caída, sus rizos…La pintura de este artista hay que mirarla de lejos y verla de cerca para escudriñar su pincelada.
El artista visual utiliza la técnica mixta. Sobre fondos acrílicos, aparece el óleo, la tiza, el carbón o el lápiz, las tintas… Todo sirve para lograr un matiz, para conseguir efectos bajo ese fundido cromático general, que hace de la exposición un conjunto homogéneo, con presencias puntuales de un color u otro que va a definir el cuadro. Pinceladas abundosas y suntuosas para plasmar y sugerir. El pintor es un intérprete del paisaje.
Equilibrio, ritmo y armonía se dan la mano en esta serie pictórica de “Fuentes”, llena de guiños y complicidades conceptuales con el espectador, desde la presencia de juegos visuales, hasta la firma en el reverso del cuadro. Para los que seguimos la trayectoria del pintor toledano/madrileño sabemos de su rico mundo de lecturas, con libros clave en su reflexión como “La obra maestra desconocida” de Honoré de Balzac -que debiera de leer todo artista-, hasta “El viejo y el mar” de Hemingway, donde se admira de la lucha y el triunfo del hombre maduro con la presa. Fatigado, pero no vencido.
La pintura es una lucha, de ello hablaba con frecuencia Alfonso Sebastián con el desaparecido pintor Manolo Ortega. Unas conversaciones dignas de haberse grabado. La pintura es un mundo exigente al que se entrega el pintor, en busca de esa obra maestra desconocida que llega o no llega, como una amante generosa o esquiva. En esa lucha está la entrega del pintor, de su creatividad, su genio, su tiempo y energías. El pintor es esclavo de la Pintura -el artista dixit- y a ella se entrega con espíritu curioso, indagador, lleno de empeño y de amor al mismo tiempo, a la espera de encontrar seguidamente una sensibilidad que aprecie y valore el cuadro.
Dentro de 200 años, de seguro que algún curador de exposiciones se dedica a buscar y reunir esta serie de “Fuentes” para mostrarla de nuevo a los espectadores.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2018/06/alfonso-sebastian-exposicion-asturias.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario