Julia Sáez-Angulo
7/6/23.- Madrid.- El libro “Masonería. Todo lo que siempre has querido saber sobre esta institución”, libro de Pablo Bahillo, Víctor Berástegui y Juan Antonio Sheppard fue presentado en el salón Torito del Real Casino de Madrid, dentro de la tertulia que coordina la escritora María Antonia García de León. El libro ha sido editado por Editatum en la colección “Guía burros” -así como suena.
Ciertamente se trata de un libro de divulgación, que aborda desde cómo llegar a ser masón: la iniciación; La logia: Templo de Sabiduría; El simbolismo y el rito; El Gran Arquitecto del Universo; Quién dirige la logia: los oficiales; La leyenda de Hiram; El rito Escocés Antiguo y Aceptado; Constituciones de Anderson; Glosario masónico; Masones ilustres, y La masonería en España.
Werner Ulrich Fuchs, Maestro masón grado 33, Soberano Gran Inspector General asegura que el libro es “una introducción a quienes quieren conocer la institución masónica sin dejarse influencia por la gran cantidad de prejuicios que la rodean”.
Pablo Bahillo, Doctor en Medicina me corrobora el aserto cuando asegura que “si ser masón se ha ocultado o se lleva con discreción es debido a la gran persecución que la Masonería ha tenido en España”.
-Pero no deja de ser un lobby en la sociedad, ¿no es cierto? Fíjese la importancia que la masonería tuvo en el ejército español durante el siglo XIX, era la única posibilidad de ascender en la escala castrense.
Sonríe y reconoce que eso sí sucedió entre los militares del pasado, pero hoy es diferente, al tiempo que me cita con orgullo nombres ilustres de masones, entre ellos Clara Campoamor, diputada que logró el voto para la mujer en Cortes, por encima de la opinión del Partido Socialista en aquel momento, incluso de su amiga socialista Victoria Kent.
Le pregunto por el libro de la masonería de Ricardo de la Cierva y me contesta lógicamente que va contra de la masonería y él es un miembro de ella.
Le hablo de mi participación para lograr el primer mandil y atributos masones para que figurasen en el Museo Nacional del Traje, algo que desconocía. Lo conseguí a través de mi amigo masón francés, Christian Prevost, que siempre lucía una insignia de oro en la solapa, que representaba un compás, signo claro de la masonería junto a la escuadra. Ambos caballeros me citaron con cierta solemnidad para conocerme antes de depositar en mis manos aquella veste de su institución para el museo.
Llegan mis recuerdos sobre el buen amigo masón francés:
C. Prevost me invitó en su día a una de las “tenidas blancas” (del francés “tenues blanches”) para invitados, en una logia del Este de Madrid, donde escuché una conferencia sobre la justicia -muy platónica- en el templo masónico presidido por Palas Atenea, diosa de la sabiduría. Cuando entró el maestre oficiante, masón revestido de sus atributos, reconocí al marido periodista de una amiga. En el ágape que sigue a todo ceremonial pudimos conversar:
-No sabía que tú eras una hermana, me dijo el marido de mi amiga.
-No lo soy; tan solo una invitada de mi amigo francés.
Christian me contó historias personales muy divertidas sobre su vida o la de amigos masones, entre ellas el paso de su logia masculina a logia mixta, y comprobar como los varones, desde la entrada de mujeres, se acicalaban más “la cresta” para lucirse física e intelectualmente ante las damas. Me pareció conmovedor y corroborante de la eterna competición y atracción entre hombres y mujeres.
También me narró la historia de un amigo que viajó a Noruega, asistió a una sesión de logia en aquel país y uno de los asistentes le invitó a comer un día del fin de semana, diciéndole que le enviaría un coche para recogerlo en el hotel. No recordaba muy bien el nombre que le dijo aquel hermano tan simpático, pero cuando llegó a su casa de campo atravesando bosques, le comentó
-“¡Qué propiedad tan extensa tienes!
-Sí, más que, a mí como rey, pertenece a la Corona noruega, replicó el interpelado ante la sorpresa del francés, que desconocía la efigie de monarca.
También me contó Christian que unos hermanos del lugar atendieron a un amigo suyo detenido en una cárcel caribeña, por llevar un paquete de droga por encargo, sin saber su contenido. La fraternidad se dio. El amigo acabó siendo amigo a su vez del capellán y oficiando de monaguillo en las misas, concluyó Christiab.
Historia e historias...
Volviendo al libro que nos ocupa: “Masonería. Todo lo que siempre has querido saber sobre esta institución” es una publicación divulgativa que presume bien de los miembros que fueron masones, con una larga lista que va desde Rudyard Kipling hasta Federico de Prusia, pasando por José San Martín, Garibaldi, Kosé Martí, Oscar Wilde, Theodore Roosvelt, José Echegaray, Ramón María Narváez, Arturo Soria, Práxedes Mateo Sagasta, Alcalá Galiano, Juan Prim y Prats, Ramón Franco Bahamonde, Isaac Peral, Eduardo Ortega y Gasset… Ninguna mujer… ¡mejor!, así los varones no tenían que estar pendientes de acicalarse "la cresta" y las arengas expositivas.
2 comentarios:
Julia y amigos
No es un tema que conozco bien pero suele decirse que la masonería tuvo gran influencia en la independencia hispanoamericana. Algunos próceres argentinos son conocidos oficialmente como masones (p. ej. Sarmiento). Yo mismo tengo algunos libros masónicos, que compré en librerías de viejo, aunque no los he leído. Sobre las relaciones entre Iglesia y masonería hoy, menos todavía es lo que sé. Siempre va a ser difícil la certeza, tratándose de una organización secreta. Un conocido corresponsal del diario LA NACIÓN en Madrid fue Rolando Rivière, confeso masón. Creo también que hay que hacer distinción entre masonería y sociedades secretas de alguna inspiración masónica (a veces las llamaban logias). Todo el mundo conoce el símbolo masónico del billete de un dólar. En fin, no parecen ser multitudes... pero, si juzgamos por los edificios que tienen y por algunos nombres, son muy poderosos. ¿Es su objetivo dominar el mundo? No lo sé.
Nuevos saludos,
Raúl
Querida Julia:
Clara Campoamor fue masona por un periodo corto, en unos años en que la clase política republicana de derechas e izquierda, formaba parte de la masonería. Sin embargo, fue este aspecto no esencial en su carrera lo que impidió volver a España legalmente y morir en el exilio.
Respecto a la concesión del voto a la mujer, el Partido Socialista Obrero Español sí apoyó la aprobación de este derecho (estaba en su programa) y su voto fue decisivo, ya que formaba el grupo parlamentario más numeroso. Como se sabe, Victoria Kent, que también era partidaria del derecho pero que pidió aplazarlo, se dirigió a la Cámara como representante del Partido Radical Socialista, distinto del PSOE. Lo que sí sucedió a la hora de votar es que a pesar de que el socialista Manuel Cordero había asegurado a Clara Campoamor que su grupo mantenía el sí, una parte de diputados socialistas díscolos, entre ellos Prieto y Margarita Nelken, se ausentaron de las Cortes en la votación para no dar el sí, ya que temían que las mujeres votaran influidas por su marido o su confesor y les perjudicara. Sus compañeros del Partido Radical de Lerroux también dieron la espalda a Campoamor en el momento decisivo.
Inmaculada de la Fuente
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