martes, 20 de octubre de 2009

Hector Delgado, escultor de la forma y el espacio




 escultura de H. Delgado


Julia Sáez-Angulo


La vocación de Héctor Delgado como escultor surgió porque necesitaba expresarse de una forma diferente a la pintura, más directa con la materia y la forma, con la idea insistente de crear algo con volumen, elevarse a la tercera dimensión. Utiliza principalmente la piedra, pero también la madera y el hierro….”todo aquel material con el que uno se manifiesta íntegramente….Todo tiene lugar en la materia, es parte de nuestro entorno”, explica. Ha hecho su tesis doctoral sobre la forma y el espacio de la arquitectura como escultura y eligió el tema por la importancia de lar arquitectura como elemento escultórico, ya que “hoy en día no se la ve tal como es, una estructura gigantesca”. Le gusta hablar de arquitectos/escultores y escultores/arquitectos en la historia. Actualmente tiene varios proyectos para escultura monumental, alguno de ellos en el parque de El Retiro madrileño… siempre parte del espacio urbano.

Asegura que sus mejores maestros, los más recientes en la Universidad o en sus estudios, son todos aquellos que le han aportado algo, que le han enriquecido como artista y como persona: Marilyn Johns, Russell, Pablo de Arriba, Alfredo Piquer... Pero están también otros grandes maestros a sus espaldas, “los desconocidos de diferentes periodos y civilizaciones como la egipcia, griega, romana y etrusca; también la maya y la mas importante, por cercana: la románica”. De esta última, Héctor Delgado toma numerosas referencias.

A Delgado le gusta hablar de escultura y retos en la misma. Se planteó en su día -y se siente capacitado para ello- dar un paso más allá en el desarrollo del arte de la tercera dimensión, después de los grandes escultores que le han motivado como Miguel Ángel Buonaroti, Marino Marini, Brancusi, Henry Moore, Rodin, Oteiza, Julio González, Carballo... o los del presente: Antony Caro, Leiro o Calatrava. “Estos últimos tienen lenguajes diferentes, estilos muy personalizados, expresiones singulares... cada uno con su gran trayectoria particular y vanguardista”.

Le recuerdo la afirmación de que la escultura ha sido la gran renovación de las vanguardias históricas de primeros del XX y replica que “la ruptura fue anterior, cuando se revolucionó el espacio como forma de expresión”. Respecto a si el francés Marcel Duchamp acabó con el concepto de escultura como estatua, en favor del objeto escultórico, Héctor Delgado responde que no, “porque cada uno ve la forma con su propio instinto o, mejor dicho, con su propia sensibilidad…después que lo hecho sea bueno o positivo, es otro decir”.

Compartir espacio con la Arquitectura

Le pido un comentario inmediato ante los nombres de los grandes escultores y no vacila: “Miguel Ángel es uno de los grandes por su capacidad de entender la materia como la forma”; Rodin, un romántico de la expresión escultórica; Giacometti, un expresionista de la forma y su movimiento; Pablo Picasso, un creador de creaciones; Joan Miro, un principito en lo escultórico; Julio González, un impresionista de la escultura; Camile Claudel, una inventora de ideas de la expresión escultórica; Marisa Roëset; una visión diferente; Antony Caro, un científico con la escultura; Leiro, un vanguardista de un estilo con forma…

Subrayo su gusto por la escultura medieval como fuente de inspiración de su trabajo, según se puso de manifiesto en las obras de su última exposición en el Centro Cultural Maruja Mallo de Las Rozas (Madrid) y lo explica: “El Medioevo, para mí, fue y es un gran periodo en un momento de inquietud interior. Tanto la escultura, como la arquitectura y la pintura, formaban todas ellas una estructura o forma en la que había lugar para las otras pero con su propia intimidad o espacio, cada una con un sentido…Era un momento de gran esplendor, pero se conoce menos que otros períodos, no se le da la importancia debida. Trabajaron grandes nombres en ese período y yo siempre me he fijado en él. En mi caso, el Medievo como punto clave de estudio, indagación y partida. Merece una consideración singular.

El escultor confiesa que trabaja “por inquietudes o necesidades de expresar algo, pero de una forma diferente a lo visto y hecho. Todo me lleva a querer hacer cosas con un determinado estilo o forma propia y que se pueda interpretar en series como las que he denominado: Románico; Expresionista; Cubismo y Orgánico/abtracto.

Héctor Delgado colabora en ocasiones con arquitectos y, en esos casos, ha de compartir la interpretación del espacio. “La escultura es la misma arquitectura, pero tiene determinado su espacio. En la actualidad faltan grandes formas arquitectónicas donde la escultura tenga reservado su espacio propio. El escultor trabaja también por encargo y recuerda el disfrute que tuvo con un curioso proyecto para la boda de una pareja, “a base de formas en las que salían ellos a modo de bultos de piedra entre el espacio de una roca”.

Reconoce que “el dibujo es la base de todo aquello que se necesita reflejar; es el medio mas directo y menos complicado de desarrollar la idea. Los bocetos son ideas y siempre vienen bien para expresar el interior de cada uno”. El autor expone igualmente dibujos y algunos de ellos han sido expuestos en la Biblioteca Nacional o figuran en museos de arte contemporáneo como el de Requena, Huete o el Castillo de Larrés.

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