VIII Muestra de Arte Naïf Europeo
Galería Éboli
Plaza de Ramales s/n
Madrid
Marzo-Abril 2011
L.M.A.
La VIII edición de la Muestra de Arte Naïf Europeo se ha convertido en un referente de este Arte en Europa. La gran afluencia de público es constante durante los dos meses que dura la exposición y es esperada con entusiasmo por muchísimas personas que incluso fuera de estos dos meses van a la galería preguntando por la Muestra.
Muchos de los Artistas referentes actuales de este Arte Naïf están presentes con sus obras, e incluso algunos en persona durante la inauguración. Poco a poco y desde el 2004 que se celebró la primera edición, la Galería de Arte Eboli y su Muestra de Arte Naïf Europeo se ha forjado por su calidad y esmerada selección, merecida fama y referencia en el Arte Naïf.
Cada año se ha seleccionado e invitado a participar a grandes y reconocidos Artistas Naïf de diferentes países Europeos así como cada año abrimos una ventana fuera de Europa con la participación de un País Invitado no europeo. En ediciones pasadas hemos disfrutado con la participación de Artistas de Israel, Brasil, Turquía, Haití y este año contaremos con la participación de magníficos pintores de Guatemala que acude como País Invitado.
Todos los años los visitantes participan activamente mediante una votación por el cuadro preferido de Artista Español y extranjero. Este año se hará entrega de los Premios Eboli de la VII edición 2010 a los artistas más votados de la pasada edición, que fueron por España Juán Borras II y su cuadro “Isla Ecológica” y por Francia Charlotte Lachapelle y su cuadro “Sur les quais”. Esta entrega de premios se hace durante la inauguración de la siguiente muestra y los artistas premiados están siempre acompañados por multitud de Artistas españoles y extranjeros presentes durante la inauguración así como representantes del mundo de la cultura y diplomáticos de los distintos países participantes.
En el corazón del Madrid más castizo, a escasos pasos de donde tuvo su última morada Velázquez, una galería con nombre de princesa de leyenda, ha asumido el desafío de estimular la apreciación y el interés por el arte naïf entre los amantes del arte. Su directora, Amalia Fernández de Córdoba, pintora naïf de dilatada trayectoria, es la impulsora de la Muestra de Arte Naïf que este año celebra su octava edición con Guatemala como país invitado.
20 Países y 75 artistas en el Palacio de los Guzmanes
“La exposición se argumenta con obras de 75 artistas de 20 países, que certifican la vitalidad de este estilo, ya centenario, que sigue seduciendo por su inocencia y encanto.
Sus autores asumen el corolario naïf que reivindica el poder de la imaginación, la visión fresca y la cariñosa atención al detalle, rasgos evidentes en In the moonlight, Casitas blancas, Castelvetro by night, o Zima u januaru, escenas nocturnas que proyectan una belleza hipnotizante y misteriosa, al tiempo que otras obras apelan a nuestra complicidad con un humor surrealista (una gallina transporta un huevo gigante, o una Venus que surge de un huevo)”, explica Vanessa García-Osuna, subdirectora revista “Tendencias del Mercado del Arte”.
“Tenemos también ejemplos de pintura dentro de la pintura (Una visita al museo), himnos al amor (Se conocieron en el parque, Buenos días...).Se excluye la fealdad, la maldad, y se elogian las glorias de la vida sencilla. El artista crea un ámbito de belleza reconfortante, que desconoce la muerte, mediante maravillosos despliegues de luz y color”.
“En cuanto a las localizaciones, hay una marcada preferencia por los escenarios cotidianos habitados, por sus obvias posibilidades estilísticas: mercados, puestos callejeros de frutas y verduras, parques, rincones emblemáticos de las ciudades (Charlot en Canalejas, Rocío en Sevilla) o incluso el vagón de un tren donde el pintor puede recrearse en las tipologías de los viajeros, dando forma a escenas de colores brillantes, antinaturalistas, basadas en una perspectiva acientífica, y una espontaneidad figurativa (Sumas y restas, Le manège, Scivolando); también hay un espacio para composiciones sobrias, alejadas del cliché, que vienen de Finlandia y Holanda (Augustevening, Golf day grandmather and son). Y no podía faltar un divertido homenaje a Rousseau (Le pinceau originel)”.
“El naïf aspira a transmitir la exuberancia y vitalidad de la riqueza visual del mundo y las vidas tan variadas de las personas que lo habitan, a través de la cualidad radiante y vibrante del color”.
“A menudo poseen una apabullante complejidad, si se tiene en cuenta su tamaño. Sin embargo, no se pierde nada al miniaturizar las formas, no obstante algunas puedan llegar a abrumar nuestra capacidad de ver y conserven secretos que se nos irán revelando en miradas posteriores. El mundo que se abre ante nuestros ojos está gobernado por el dios de las pequeñas cosas”.
Dos escuelas guatemaltecas
“La patria de los perfectos valles / que tienden de volcán a volcán verdes hamacas / la patria de los perfectos cielos / dueña de tardes de oro y de noches de luceros” que loaba el poeta guatemalteco Miguel Ángel Asturias, ha originado una de las propuestas naïf más sugestivas del panorama internacional. El altiplano guatemalteco, una región de cautivadora belleza natural y riqueza cultural inspira dos de sus escuelas pictóricas más emblemáticas, la de Atitlán, y la de Comaplán. Ambas comparten el sustrato común de la querencia por el paisaje (cafetales, jardines, parcelas de hortalizas...), las escenas costumbristas, y el folklore, aunque presentan algunas diferencias. Mientras la de Atitlán se distingue por su acentuado realismo y un juego de claroscuros, la de Comalapa nos sorprende con sus extravagantes creaciones, muy coloristas, dominadas por el horror vacui. Son abigarradas composiciones, muy sofisticadas, que a menudo se resuelven como una visión fragmentada, en mosaico, con insólitas perspectivas (Cortadores de hormigas). Esta fascinante fusión del imaginario maya y el realismo mágico será un excitante descubrimiento para los aficionados”.
“El arte naïf bordea la frontera entre lo real y lo artificial, y elude las lecturas políticas y sociales, aunque en este aspecto haya que subrayar la singularidad de la escuela guatemalteca que testimonia en algunas de sus pinturas una clara conciencia social, reflejando la guerra que asoló el país durante treinta y seis años”.
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