III
OXFORD, LA CIUDAD DEL
DODO Y LOS DINOSAURIOS
Julia Sáez-Angulo
El Museo de Ciencias Naturales de Oxford, situado en Bamboury
Road de Oxford, muestra la mejor colección de esqueletos de dinosaurios del
mundo, además del dodo, un animal, ave de gran tamaño, que dejó de existir en
el siglo XVI. Éste último animal se cita en el libro de Lewis Carroll “Alicia
en el País de las Maravillas” y su silueta se ha tomado como imagen del museo.
El dodo es uno de los animales tristemente desparecido de la
faz de la tierra, después de millones de años de existencia. Se trata de un ave
de gran tamaño, similar a un pichón gigante, que dejó de volar porque no
necesitaba hacerlo ya que no requería protección alguna en el hábitat de la
isla donde moraba. Era un ave confiada, por lo que los europeos que llegaron a
las islas Mauricio en el océano índico en 1598 se encontraron con un animal
pacífico, casi “tontorrón”, fácil de cazar y con una carne muy sabrosa.
Su
desaparición se debió a la presencia del hombre europeo o más bien de los
animales que éste llevó consigo: perros, gatos y cerdos, que acabaron con los
sabrosos huevos del dodo y por tanto con su capacidad de repoblación. Una
pobreza natural que por fuerza afecta al género humano en la medida que todo lo
relacionamos con nosotros mismos.
A
Charles Lewis Dogson, que firmaba sus obras en honor de Alice Liddle --la hija menor del deán de la
catedral oxoniense Christ Church--, como Lewis Caroll, le gustaba este animal,
el dodo, en el Museo de Ciencias Naturales y lo mostraba con enstusiasmo a la
pequeña Alicia.
Lewis
Carroll jugaba con las letras de su apellido Dogson y las del dodo, como “hijo
del dodo”, animal desaparecido que fue motivo de ilustración en los libros
sobre Alicia. El segundo sería “Alicia a través del espejo”.
El
Museo de Ciencias Naturales ofrece una vitrina entera a a los visitantes con la
reproducción de un dodo, a la manera de un ave disecada, y un esqueleto del
mismo. A su lado, otra vitrina con las referencias literarias del libro de
Alicia sobre el animal desaparecido. Todo un homenaje a un ave que ya no existe
y un recordatorio de que los hombres voluntariamente o no podemos acaban con
las criaturas más nobles y pacíficas de la tierra.
Junto
al dodo siguen los grandes esqueletos de dinosaurios de todo tipo y tamaño,
especies que muchos hemos recordado con las películas de terror que han tomados
a estos animales del pretérito como protagonistas. Los niños son felices viendo
a estos viejos “monstruos” que fueron y ya no son.
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