domingo, 16 de septiembre de 2012




Castro Urdiales, una hermosa ciudad para conocer y vivir



Julia Sáez-Angulo

         Castro Urdiales es de las ciudades que hubieran hecho las delicias del arquitecto Le Corbusier: tiene escala humana y, con poco más de veinte mil habitantes – que aumentan en verano- vivir en ella es un don de privilegiados.

         Situada en la cornisa cantábrica, perteneciente a la pacífica comunidad autónoma de Cantabria y a treinta y cinco km. De Bilbao, Castro Urdiales reúne la importancia de la historia y la belleza de un lugar, que ya fue descubierto y disfrutado por celtas y romanos, como atestiguan los vestigios arqueológicos que han aparecido y seguirán apareciendo. Flavióbriga da fe de su construcción en tiempos del emperador Flavio.
        
Castro Urdiales es la tercera ciudad más poblada de la comunidad, a continuación de Santander y Torrelavega. Varias pedanías pertenecen a su municipio. La ciudad tiene el honor de haber sido visitado por el rey de España Alfonso VIII, antes de que lo hiciera a Santander o Bilbao.

         La presencia humana se remonta a la prehistoria como lo demuestran las numerosas cuevas rupestres cercanas y que bien merecen la visita de alguna de ellas: Cueva de Urdiales, cueva de La Lastrilla, cueva de la peña del Cuco, cueva del Macizo de Juan Gómez o Cueva de la Dársena.


Iglesia gótica de Santa Maria y ermita de Santa Ana

         En la puebla, acrópolis  o ciudadela antigua destacan la iglesia gotica de Santa María de la Asunción, que se comenzó a construir en el siglo XIII y se terminó dos siglos más tarde. Junto a esta iglesia de planta basilical, el castillo y la ermita de Santa Ana, unidos con un hermoso arco a la iglesia. Un faro activo emerge de la punta que da orientación a los barcos que llegan al puerto deportivo. San Pelayo y san Andrés son patronos de Castro y sus fiestas se celebran, así como la de la Virgen Bien Aparecida, patrona de Cantabria.
        
         En Castro Urdiales nació el célebre pianista y director de orquesta Ataulfo Argenta (1913 - 1958), que cuenta con una estatua de cuerpo entero en el centro de la ciudad, así como el arquitecto Eladio Laredo (1864 - 1941) o el joven poeta Lorenzo Oliván (1968), que ganó el premio Loewe de poesía en 2001.

         Varias playas enriquecen el lugar de baños de la población y visitantes, la del paseo marítimo y la de Ostende son las más frecuentadas. El paseo marítimo es la arteria más concurrida de la ciudad y va desde la vieja ciudad hasta el monte de Cotolino. Todo el mundo se ve, se encuentra y saluda en este espacio, que viene a ser el ágora de Castro.

Bastantes de las viejas villas que bordeaban el paseo marítimo han desaparecido a favor de casas de pisos, pero aún conserva algunos chalets/palacetes como el de los San Martín, Casa Sotileza, Casa Los Chelines… y en la paralela calle de Marcelino Menéndez y Pelayo, el hermoso palacio/observatorio de los Ocharán (1914), del arquitecto Eladio Laredo.

En suma, Castro Urdiales es una ciudad que nadie debe perderse de conocer. “He vivido y trabajado en varios sitios”, pero ninguno tan completo y feliz como Castro”, dice Asunción Hernaiz, maestra nacional. La pintora vasca Teresa Ahedo lleva veraneando varios lustros en un chalet junto al paseo y reconoce que “Castro Urdiales es una ciudad cómoda y privilegiada, por eso la eligen numerosos vascos para veranear o residir en ella”.




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