Castro Urdiales, una
hermosa ciudad para conocer y vivir
Julia Sáez-Angulo
Castro Urdiales es de las ciudades que hubieran hecho las
delicias del arquitecto Le Corbusier: tiene escala humana y, con poco más de
veinte mil habitantes – que aumentan en verano- vivir en ella es un don de
privilegiados.
Situada en la cornisa cantábrica, perteneciente a la
pacífica comunidad autónoma de Cantabria y a treinta y cinco km. De Bilbao,
Castro Urdiales reúne la importancia de la historia y la belleza de un lugar,
que ya fue descubierto y disfrutado por celtas y romanos, como atestiguan los
vestigios arqueológicos que han aparecido y seguirán apareciendo. Flavióbriga
da fe de su construcción en tiempos del emperador Flavio.
Castro Urdiales es la
tercera ciudad más poblada de la comunidad, a continuación de Santander y
Torrelavega. Varias pedanías pertenecen a su municipio. La ciudad tiene el
honor de haber sido visitado por el rey de España Alfonso VIII, antes de que lo
hiciera a Santander o Bilbao.
La presencia humana se remonta a la prehistoria como lo
demuestran las numerosas cuevas rupestres cercanas y que bien merecen la visita
de alguna de ellas: Cueva de Urdiales, cueva de La Lastrilla, cueva de la peña
del Cuco, cueva del Macizo de Juan Gómez o Cueva de la Dársena.
Iglesia gótica de Santa Maria y ermita de Santa Ana
En la puebla, acrópolis o ciudadela antigua destacan la iglesia gotica
de Santa María de la Asunción, que se comenzó a construir en el siglo XIII y se
terminó dos siglos más tarde. Junto a esta iglesia de planta basilical, el castillo
y la ermita de Santa Ana, unidos con un hermoso arco a la iglesia. Un faro
activo emerge de la punta que da orientación a los barcos que llegan al puerto
deportivo. San Pelayo y san Andrés son patronos de Castro y sus fiestas se celebran, así como la de la Virgen Bien Aparecida, patrona de Cantabria.
En Castro Urdiales nació el célebre pianista y director de orquesta Ataulfo Argenta (1913 - 1958), que cuenta con una estatua de cuerpo entero en el centro de la ciudad, así como el arquitecto Eladio Laredo (1864 - 1941) o el joven poeta Lorenzo Oliván (1968), que ganó el premio Loewe de poesía en 2001.
Varias playas enriquecen el lugar de baños de la población y
visitantes, la del paseo marítimo y la de Ostende son las más frecuentadas. El
paseo marítimo es la arteria más concurrida de la ciudad y va desde la vieja
ciudad hasta el monte de Cotolino. Todo el mundo se ve, se encuentra y saluda
en este espacio, que viene a ser el ágora de Castro.
Bastantes
de las viejas villas que bordeaban el paseo marítimo han desaparecido a favor de
casas de pisos, pero aún conserva algunos chalets/palacetes como el de los San Martín,
Casa Sotileza, Casa Los Chelines… y en la paralela calle de Marcelino Menéndez
y Pelayo, el hermoso palacio/observatorio de los Ocharán (1914), del arquitecto
Eladio Laredo.
En
suma, Castro Urdiales es una ciudad que nadie debe perderse de conocer. “He
vivido y trabajado en varios sitios”, pero ninguno tan completo y feliz como
Castro”, dice Asunción Hernaiz, maestra nacional. La pintora vasca Teresa Ahedo
lleva veraneando varios lustros en un chalet junto al paseo y reconoce que “Castro
Urdiales es una ciudad cómoda y privilegiada, por eso la eligen numerosos
vascos para veranear o residir en ella”.
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