Palomar de santa Teresa de Jesús (Gotarrendura. Ávila)
Julia
Sáez-Angulo
23.09.12.- Gotarrendura. Ávila.- Era el palacio, el huerto y el palomar de los Ahumada, la
familia materna de Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús (1515
-1582), reformadora del Carmelo. Era el lugar
de Gotarrendura (Ávila) desde donde se les enviaban a Ávila las frutas y
verduras de la huerta cultivada por los hortelanos y los pichones del palomar
con más de setecientos nichos para pichones.
La
familia de los Cepeda y Ahumada pasaba los veranos en Gotarrendura, donde la madre de la santa dio a luz a sus
hijos. ¿Por qué no habría de haber nacido allí santa Teresa de Jesús si todos
sus hermanos lo hicieron en aquel paraje llano y tranquilo de la comarca de La
Moraña, un auténtico mar de trigales.
Ésta
es al menos la tesis del padre Efrén de la Madre de Dios (1916 – 1996) en sus
libros sobre la santa: Teresa de Jesús nació en Gotarrendura, provincia de
Ávila, pero no en la ciudad de Ávila. El día que aparezca el documento
contundente acabará esta rivalidad. Hoy se habla de hojas arrancadas en los
archivos parroquiales correspondientes. El padre Efrén cuenta con una
fotografía de honor en la sala de recepción del Palomar de Santa Teresa, por
haber sido el gran abogado de Gotarrendura como cuna de la santa reformadora.
Ávila
capital y Gotarrendura, un pueblo pequeño de doscientos habitantes, siguen
disputándose hoy en día ser la cuna de la santa reformadora del Carmelo, una
carmelita audaz y andariega que fundó números conventos reformados a los que
llamaba “palomarcicos” y a sus jóvenes monjas y novicias, sus “palomas”, en
analogía a las palomas que se cuidaban en su palomar de Gotarrendura.
Hoy
son numerosos los visitantes del Palomar de Santa Teresa en Gotarrendura, un
regalo que se hizo al Papa Juan Pablo II en su visita a España y que éste
trasladó a la custodia de las religiosas seglares Cruzadas de María, con sede
en Ávila. No parece que estas mujeres pongan mucha diligencia en el cuidado de
este recinto evocador teresiano, ya que lamentablemente podría estár mucho
mejor restaurado.
El
Palomar de santa Teresa lo enseña desinteresadamente Timoteo González (1934),
un jubilado atento que explica los vestigios que actualmente quedan del palacio
de los Ahumada y sobre todo el Palomar en buen estado. Antes lo hizo su hermano
Arsenio González, muy querido de todos. Timoteo muestra las inscripciones de cruces, cruceros y el nombre de María que Teresa Cepeda y sus hermanos rascaban en los muros del Palomar.
El el huerto, junto al Palomar, hay olivos, pinos, negrillos, acacias, arizónicas... una vegetación aún por domeñar y cuidar. Los gallineros laterales están pidiendo a gritos una limpieza y remodelación. Una pena por un lugar tan querido y visitado.
El el huerto, junto al Palomar, hay olivos, pinos, negrillos, acacias, arizónicas... una vegetación aún por domeñar y cuidar. Los gallineros laterales están pidiendo a gritos una limpieza y remodelación. Una pena por un lugar tan querido y visitado.
“Por
el Palomar han pasado recientemente diecisiete frailes franceses, que se han
interesado por el lugar”, cuenta Timoteo, al tiempo que pone la voz en off de
la periodista Paloma Gómez Borrero en un video, que se oye por todo el huerto,
en el que se narra la vida de la familia Cepeda y Ahumada. Dura unos veinte
minutos.
La
Junta de Castilla y León dio una subvención para restaurar buena parte de la
tapia del Palomar y el huerto, pero todavía queda mucho por restaurar. Es de
esperar que para 2015, en que se celebrará el quinto centenario del nacimiento
de santa Teresa de Jesús, se logre una subvención mayor para sostener el recinto
teresiano. El Palomar de Santa Teresa vale la pena. Entre tanto Timoteo sugiere
un óbolo para el mantenimiento del mismo, en un buzón que recoge los dineros de
los visitantes.
Hoy, en medio de Gotarrendura, en la plaza que lleva el nombre de santa Teresa, se yergue una escultura de bronce de Cruz Martínez, réplica de menor tamaño de la que que se encuentra delante del convento extramuros de la Encarnación en Ávila.
El pintor Eugenio López-Berrón, natural de Gotarrendura, y su esposa Rosa María Manzanares, son en Madrid los grandes embajadores de propagar la importancia del palomar teresiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario