La Alhóndiga de Bilbao,
un bello y reciente espacio cultural y comercial
Julia Sáez-Angulo
Ocupada por tres grandes cubos de ladrillo y 43 columnas de
todo tipo y decoración, la vieja Alhóndiga de Bilbao fue rehabilitada en 2010
para dar cabida a una serie de actividades culturales, deportivas y comerciales
en pleno centro de la ciudad. Se ha convertido en uno de los edificios más
representativos de la capital de Vizcaya que ya contaba en su haber con otros
de la importancia del Museo Guggenheim o el de Bellas Artes.
La Alhóndiga era el viejo almacén de vinos y encurtidos de
Bilbao, que dejó de tener el viejo servicio por lo que el Ayuntamiento decidió
reconvertirlo en un espacio útil y habitable para ocio y esparcimiento de
bilbaínos y visitantes. Hau una gran biblioteca pública, una sala auditorio
multiusos, desde de cine a conciertos, una espectacular piscina en el techo,
con suelo transparente, por lo que puede
verse desde el interior a los bañistas, levantando la cabeza. Una serie de
tiendas alrededor permite igualmente un servicio comercial, así como un
restaurante con cocina de autor en el piso más alto y la terraza, mientras que
un café bar más popular se ofrece en la planta baja.
Las 43 gruesas columnas de la planta baja dan pie al
diseñador francés Philipe Starck para decir: “Tras las columnas se esconde, se
enamora, se besa… Tras las columnas se espía, se mata, nace una cita…” El
resultado es un gran escenario para el arte, una visión singular, espectacular
para la que Lorenzo Baraldi hizo más de 800 bocetos que habrían de quedar en
43.
Elegidos los modelos, se eligió el material, tan importante
que algunos modelos idénticos, se repiten con materiales diferentes para
resaltar la importancia del material a la hora de ejecutar una obra plástica.
La piedra de Lecce y la cerámica esmaltada dan cuerpo a una fantasía
escenográfica que llena el espacio entre los tres cubos, sin tapar el espacio
original de La Alhóndiga, tal y como se pretendía.
Un total de 120 artesanos entre escultores, pintores y
artesanos llevaron a cabo el diseño concebido de las 43 columnas, en un reto
profesional sin precedentes. La columna, elemento fálico por antonomasia, es clave
en el arte de la escultura y desde luego protagonista en La Alhóndiga.
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