L.M.A.
Toda la sociedad burgalesa y numerosos coleccionistas y espectadores
llegados de fuera estuvieron presentes al inaugurar la exposición del pintor Ignacio
del Río en el célebre Arco de Santa María de Burgos, donde se muestra medio
centenar de pinturas del artista más célebre y popular de la localidad.
“Ignacio del Río es un icono de la ciudad y su exposición de
cada año en el arco de Santa María es un acontecimiento esperado y preámbulo de
la Navidad”, dijo el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos en la
inauguración, donde el artista declaró que viaja con los colores y al regresar
a Burgos desenfunda los recuerdos vistos y vividos para plasmarlos en sus
cuadros”.
Burgos
y Castilla son referentes continuos para el pintor, su eterno retorno. Ante su
serie de cuadros con representaciones de campos y pueblos de nieve –una de las
más logradas-, Ignacio del Río dice: “Castilla es el gran invernadero de España”.
Cuadro de Ignacio del Río
Además
de la serie “nevada”, el pintor burgalés muestra otras sobre marinas,
nocturnos, paisajes, flores y floreros, figura, animalística, tauromaquias… Todo es una cuestión de
pintura, de color, de forma… “No me interesa la abstracción por la abstracción,
prefiero la naturaleza, la forma”, explica el artista.
Tras
esta exposición, Ignacio del Río prepara su próxima muestra retrospectiva para
el espacio Forum Evolución de Burgos en 2013.
Después
de inaugurar la exposición, Ignacio del Río participó en la pintura de un gran
mural en homenaje al poeta burgalés Jorge Villalmanzo –autor de Las cenizas de la nieve-, recientemente
fallecido, que tuvo lugar en el Hangar. En el acto participaron varios artistas
burgaleses así como diversos poetas y rapsodas que leyeron versos y algunos
cantantes y músicos.
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ES ÉL
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ES ÉL
A Ignacio del Río
Bohemio,
maldito, provocador.
Es él,
artista por esencia y excelencia.
Dueño del
color, artífice de la forma,
sátiro de
los pinceles.
Tierno,
generoso, ansioso de cariño.
Es él,
artista por esencia y excelencia.
Sátiro del
color, dueño de la forma,
brujo de los
pinceles.
Su pintura
se derrama sin límites
ni fronteras
en el lienzo,
como su
semilla paterna por el mundo.
Es él,
artista por esencia y excelencia.
Sátiro del
color, dueño de la forma,
brujo de los
pinceles.
No escucha,
pero registra
en su mente
voraz todo lo que oye.
No atiende,
pero no se le escapa una.
Es él,
artista por esencia y excelencia.
Sátiro del
color, dueño de la forma,
brujo de los
pinceles.
Pinta campos
y pueblos de Castilla
helados o
floridos.
Paisajes de
la meseta que ama
orgulloso de
sus raíces.
Marinas
azules o nocturnas,
lunas de
amor o de licántropos,
flores de
primavera,
chopos de la
ribera,
árboles en
hilera…
Plasma
efigies de mendigos
como príncipes,
reyes e
infantes como tunantes,
burgueses
ansiosos de celebridad,
damas y
damiselas con vanidad,
doctores y
licenciados con arrogancia
poetas y
poetastros con petulancia...
Vividor
amado, querido, admirado…,
El aura de
artista posa en su cabellera
blanca,
sobre su
sombrero de señor.
Es él,
artista por esencia y excelencia.
Sátiro del
color, dueño de la forma,
brujo de los
pinceles.
Julia Sáez-Angulo
Burgos, 30
de noviembre de 2012
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