“Ikastolas”
latinoamericanas que fomentan el odio a España
Julia Sáez-Angulo
Son muchos los que han pensado que las violaciones sexuales de
las mujeres españolas en la playa turística de México se debe a ese odio
visceral que sienten muchos mexicanos contra España, fomentado de modo más o
menos directo en la educación de sus escuelas y museos. El doble discurso de
muchos latinoamericanos a la hora de dirigirse a los españoles es patético y
repugnante, el de la madre patria, por un lado, y el de los detestables
conquistadores por otro.
Resultó curioso que la mujer mexicana quedara libre de
tamaño delito como es el de la violación sexual, mientras se apresuraran a
hacerlo en contra de las mujeres blancas españolas (no sé si la mexicana era
blanca o india).
La conservadora de arte Letizia Arbeteta, que viaja con frecuencia
a diversos países de América latina, denunció en una conferencia impartida en
la Tertulia Ilustrada de Madrid, el discurso anticientífico, maniqueo y
detestable del Museo de Hernán Cortés en Cuernavaca. Y como éste otros ejemplos. "Museología tóxica. Afortunadamente existen otros ejemplos de museos otros ejemplos de museos que ponen en valor el arte y la cultura del Virreinato, como el de Tepozotlan y el Franz Mayer, ambos con magníficas colecciones·, según Arbeteta.
Mi experiencia en Argentina fue cuanto menos divertida: una
cena en casa del Gobernador de Salta, como invitada tras un acto cultural el 12
de octubre, Día de la Hispanidad, con discursos retóricos de amor entre España
y Argentina, para terminar con el regalo a los comensales de un libro de
historia del país. Al llegar al hotel lo abrí y comencé a leer toda suerte de
insultos, improperios y denuestos contra los españoles que colonizaron América
y por ende Argentina. Supongo que el gobernador no lo había leído o para más
inri, quiso dejar las cosas como pensaba después de los laudes y alabanzas.
No sé si los embajadores y cónsules de España hacen algo en
los países de América latina, para denunciar estos hechos educacionales que
traen el odio y el desprecio a los españoles, por mucho que como turistas se
les diga un discurso más atemperado ante unas ruinas aztecas, al tiempo que
oyen la arenga anti - española de los guías de al lado contra la presencia de los
conquistadores.
Todo esto dicho, en muchos casos, por los mismos descendientes de españoles, orgullosos en el fondo de sus apellidos y de sus trazas europeas. Me temo que en este caso se encuentra sobre todo México, donde se dan situaciones sangrantes. La poetisa Elena Paz se cansaba de decirme: "los españoles sois mucho más sinceros que nosotros". Ahora lo entiendo.
Todo esto dicho, en muchos casos, por los mismos descendientes de españoles, orgullosos en el fondo de sus apellidos y de sus trazas europeas.
La política exterior española tiene que trabajar ahí, en los
manuales y la educación de ciertas escuelas sectarias, “ikastolas
latinoamericanas”, en la mayoría de los casos articuladas por dictadores o dirigentes
populistas, que necesitan chivos expiatorios para esconder su mala gestión de
décadas y su abuso en las arcas públicas. Remontarse a la Conquista de los
españoles, después de más de cuatro siglos, para explicar los desmanes, es impropio
de gente culta y civilizada.
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