“Ágatha Ruiz de la Prada.Happy
Litle Girls” exposición en el IVAM
Agatha Ruiz de la Prada
Julia Sáez-Angulo
Es la diseñadora más alegre y colorista del panorama español
de creatividad en la moda. Ella, Ágatha Ruiz de la Prada, siempre original,
siempre renovada, expone sus diseños pluridisciplinares como corresponde a su
personalidad polifacética de artista. La muestra en el Instituto Valenciano de Arte
Moderno, IVAM, permanecerá abierta hasta el próximo mes de octubre
de 2013.
Forma y color constituyen el juego artístico de la diseñadora
Ágata Ruiz de la Prada y Sentmenat (Madrid, 1960) que domina el dibujo y el
sentido cromático de la vida y la belleza, donde no cabe el negro, como color
proscrito de su repertorio. Los comisarios de la exposición son Giuliana
Parabiago y José Vicente Almenar, junto a la periodista Mara Calabuig.
Los apartados de la exposición recorren los ámbitos de:
Aprender. Cuadernos; Jugar. Columpios y juegos infantiles; Contar. Maquetas de
desfiles; Explorar.Botas y zapatos; Vivir. Vestidos.
Mundo
de Líneas, formas y colores
Ruiz de la Prada, hija de arquitecto, sabe de líneas, formas
y colores para crear un universo que ha llamado la atención en el campo del
diseño y la moda por la sabiduría de su simplicidad directa, inmediata y
aparentemente espontánea. El mundo de la creación de Ágatha es restallante de
luz, de música, de juego… Atrae las pupilas como ningún otro, como si hiciera
una llamada a la fiesta y al recinto feliz de la infancia.
Trajes, vestidos, faldas, calcetines, botas, pañuelos,
gafas, muebles, toboganes, fuentes, sábanas, colgantes… todo cabe en el
universo total de Ruiz de la Prada, que sabido estar en el mundo del arte y el
diseño durante lustros y ha sabido salir fuera de España con sus obras hasta
desfilar por el Museo del Louvre de París.
Ágatha se merece un aplauso por su singularidad. Ha sido y
es una creadora que ha sabido estar y luchar en el mercado y en la sociedad contra
viento y marea de elementos. Puede ir o no ir, gustar o no gustar, pero sus
piezas merecen el respeto de la coherencia de un mundo creado ex novo para
todos aquellos que comparten con ella los colores, desde el rosa fosforito a
los verdes y amarillos más ácidos. El IVAM ha hecho una buena apuesta.
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