Julia
Sáez-Angulo
Fue en 1212 en la localidad francesa de
Muret, cuando el rey de Aragón Pedro II el Católico y conde de Barcelona perdió
frente a las tropas francesas comandadas por Simón de Montfort. Fue el fin del
sueño de la Gran Corona de Aragón con territorios a un lado y otro de los
Pirineos. Se cumplen 800 años de la batalla, pero apenas si se recuerda, porque
las derrotas no conviene airearlas. El escritor Luis Zueco lo hace y lo cuenta
en su novela “Tierras sin Rey”, publicada por Nowtilus.
El rey de Aragón acudió mejor
pertrechado que su oponente a defender a sus vasallos católicos y cátaros
indistintamente. Lo hizo como liberador y no como invasor, pero la estratagema
de Simón de Montfort, que le hizo creer en una retirada, le llevó al desastre.
Murió hasta el mismo rey en la batalla y sus restos reposan o reposaban hasta
la guerra civil de 1936-39 en un monasterio oscense. A partir de la derrota,
Aragón miró al Mediterráneo y no a Francia
Luis Zueco (Borja, Zaragoza, 1979), ingeniero
y licenciado en Historia y master en investigación artística, cuenta de modo
ameno este episodio histórico de interés en forma novelada, con capítulos
cortos y ágiles en los que se alternan los personajes históricos y los
fabulados para organizar una trama narrativa. Es autor de una novela
superventas premiada y titulada “El Escalón 33” y prepara otra situada en el
mundo del cine de los años 30 y 40.
La novela Tierra sin Rey está bien documentada y explica en que consistía la
herejía de los cátaros, basada en un doble principio del Bien y del Mal (algo
que viene de Oriente), no creían en el Antiguo Testamento, eran vegetarianos
porque creían en la reencarnación, por lo que respetaban el hecho de ser mujer,
ya que podrían encarnarse en ella… Una creencia que llegó a tocar a algunos
nobles, por lo que preocupó a la Santa Sede y después a Francia que acabó con los
cátaros en el castillo de Montsegur, su último refugio.
Tierra
sin Rey fue la novela presentada por los editores Santos Rodríguez e Isabel
López-Ayllón en la Casa del Libro en Madrid y el autor se explayó sobre como,
donde y por qué concibió la novela, algo que también se apunta en el libro,
donde se recogen diversas notas de autor y una relación de personajes para
distinguir los históricos de los de ficción.
Dadas
las carencias de enseñanza de la Historia o la manipulación de la misma por los
distintos territorios para los escolares, la novela histórica viene a suplirlo
de manera amena, siempre que esté rigurosamente documentada como ocurre con Tierra sin Rey.
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