En el tercer centenario de la firma del Tratado
L.M.A.
España, Francia, Polonia, Portugal y Holanda debaten
en la Biblioteca Nacional el Tratado de Utrecht, trescientos años después de su
firma. Un encuentro estructurado en cuatro secciones, que tiene como objetivo
hacer visible la dimensión global de este acontecimiento.
El 22 de octubre,
a las diez de la mañana, dará comienzo la jornada de conferencias con motivo
del tercer centenario de la firma de los Tratados de Utrecht, Rastatt y
Baden (1713 – 1714), bajo la coordinación académica de Carmen Sanz Ayán, catedrática de
Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real
Academia de la Historia.
A lo largo de la
reunión en la BNE se abordarán las causas económicas y dinásticas tanto del
inicio de la guerra como de su fin. Se reflexionará sobre los usos diplomáticos
y la evolución de las estructuras militares, antes, durante y al finalizar la
guerra. Se analizará el nuevo mapa político europeo surgido tras la contienda,
con atención específica a los territorios que quedaron desmembrados de la
Monarquía Española, y, finalmente, se dedicará un espacio a la dimensión
simbólica de la paz a través del análisis de parte de los festejos organizados
tras la firma del Tratado de Utrecht.
La Guerra de
Sucesión Española (1701-1714) fue un conflicto de dimensiones internacionales
cuyas consecuencias alteraron las concepciones políticas dominantes en Europa
hasta entonces, y afectaron de forma significativa a la integridad territorial
y al concepto de la unidad política que en esos momentos se identificaba como
la Monarquía Española.
Un conflicto que
en origen tuvo una causa exclusivamente dinástica entre las casas reinantes de
Austria y Francia, -ya que Felipe V fue jurado y aceptado en todos los
territorios de la Monarquía-, pasó a convertirse en un enfrentamiento
plurinacional en el que las potencias marítimas alimentaron la guerra, entre
otras razones, para satisfacer sus objetivos en materia de control mercantil.
A partir de 1710,
dos acontecimientos que no estaban directamente relacionados con la situación
en los frentes de guerra, generaron el clima necesario para el cierre de
hostilidades. Por un lado, la llegada al poder en octubre de 1710 de un
gobierno Tory en Gran Bretaña, y en segundo lugar, la muerte sin descendencia,
en abril de 1711, del emperador José I, hermano de Carlos, el pretendiente
austracista que se convertía así en el nuevo emperador, y que, de salir
triunfante en la guerra, reeditaría el dominio territorial de Carlos V. Para
todos los contendientes, salvo para Austria, no era un resultado deseable. Se
imponía la paz. Una paz que necesitó de largas negociaciones y en la que se
impuso la idea del “equilibrio de poder” entre las distintas potencias
continentales.
El acto del día
22 está organizado por la
Biblioteca en colaboración con EUNIC – España, el Foro Cultural de Austria en
Madrid, el Institut français, el Instituto Polaco de Cultura, Camões -
Instituto da Cooperação e da Língua Portugal, la Embajada del Reino de los
Países Bajos en España, y el Proyecto MINECO Asimilaciones e integraciones de
las Nuevas Noblezas (1621-1725); HAR 2012-39016-C04-01. RED. SUCESIÓN.
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