Julia
Sáez-Angulo
La pintora argentina Adriana Zapisek,
residente en Madrid, ha expuesto sus últimos trabajos pictóricos en las sala
Antonio Palacios del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Casi medio centenar de
obras bajo el título de “Juegos de mentes”, que conforma una serie y visión
armónica de su pintura, dentro de un montaje claro e impecable.
Aunque la pintora ha nacido en Buenos
Aires, donde brilló la escuela o
movimiento Madi, que dio protagonismo a la línea recta de la geometría, Zapisek
sigue y apuesta por la línea curva, que está en la naturaleza vegetal y que
para ella supone “una mayor libertad de ritmos y movimientos”.
Con una técnica mixta de pigmento y
otros elementos que se prestan al trampantojo e invitan al tacto, Adriana
Zapisek ofrece una serie de formas aladas, circulares o volátiles que pudieran
acercarse a las caracolas, palabra que da título alusivo a algunos de sus cuadros de
grande y mediano formato.
Encendidos rojos matizados y amarillos
se posan sobre fondos fríos de azules y verdes que le ayudan a destacar y
sobre-dimensionar las formas.
Algunas de estas formas parecen aludir
a elementos embrionarios dentro de una oquedad femenina, por lo que se antojan
como maternidades avant la lettre.
“Es curioso –comenta la pintora- porque las llevé a cabo en pleno proceso de
gestación de mi hija”.
Especial relieve merece el tríptico que
Adriana Zapizek ha realizado poco antes de esta muestra. “Lo he pintado durante
los dos meses que he pasado en Buenos Aires, trabajando precisamente para esta
exposición en el Círculo de Bellas Artes, explica.
En suma, una obra audaz en el color,
valiente en la abstracción y singular en la forma. Los cuadros de Zapisek
tienen identidad propia, la caligrafía singular de la artista.
La pintora trabaja actualmente en la
que de momento denomina “serie sacra”, en la que recrea a los clásicos como
Piero de la Francesca o el claroscuro de Caravaggio, en obras como “El
Descendimiento” o “La crucifixión de San Pedro”. “Sin salir de mi abstracción,
me inspiro en estos grandes maestros de la pintura y la Historia del Arte,
porque de ellos hay que tomar el espíritu y no la letra”, explica Adriana
Zapisek.
Tiene razón porque el arte, desde las
cuevas de Altamira o Lascaux, es por encima de todo metamorfosis más que
evolución”.
En la inauguración estuvieron presentes personas de la Embajada de Argentina, la directora y subdirectora de la Fundación FiART, Alma Rama y Alma Noblía, Elisa Sáez de Slöcker, de Anima Artis; el curador de exposiciones, Carlos Delgado, Ana Merelo, Maria Rosa Jordana, la escultora Patricia Larrea y otros miembros del mundo de la cultura, escritores y artistas.
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