Julia
Sáez-Angulo
El escritor chileno Jorge Edwards y el
ensayista francés Gilles Lipovetsky, han llevado a cabo un debate en la
Fundación Telefónica de Madrid que llevaba como título “Reflexiones sobre la
Estética”. La escritora Lourdes Ventura ha moderado el debate, organizado por la Fundación Chile-España y el
Instituto Francés en Madrid. Jorge Edwards y Gilles Lipovetsky, debate
“Reflexiones sobre la Estética”
Lipovetski, sociólogo posmoderno o
hipermoderno francés de la Universidad de Montpellier , habló del estado hiperbólico del diseño en la sociedad de hoy, de
la estetización del mundo y de las personas, algo que existió durante la
historia en la magia, lo religioso y lo ritual. Si en la Edad Media, el arte
era inseparable de las iglesias, el Renacimiento también lo llevó a los
palacios, lo que llevó a a una jerarquización superior de clase que partía de
Italia.
“Los modernos han creado la religión del arte, revestido de alta
misión, porque “revela” cosas que la ciencia no puede”, dijo Livotesky en otro momento. El arte se inviste de la “gran
misión del artista” con las vanguardias, llamadas a una renovación del
universo. Hoy el modelo religioso y
revolucionario del arte ha desaparecido porque el mercado lo ha fagocitado. La
estetización ha llegado al mercado para tratar de satisfacer una mayor demanda.
El arte del Renacimiento era para la aristocracia, hoy lo es para todo el
mundo. Antes era sólo para iglesias y palacios. No sólo se han estetizado las
cosas sino los individuos, consumidores artísticos que buscan placeres visuales
“inútiles” o intelectuales como antes las clase privilegiadas. Existe una
proletarización del arte, por ello se acerca al pop, al kitsch. El capitalismo
apela a las imágenes de la creación para alimentar el mercado.
Jorge Edwards, autor chileno,
novelista, embajador de su país en París, comentó que frente a la denuncia de
la “civilización del espectáculo” y la falta de figuras fuertes o referentes
que marcaran la gradación de la cultura, denunciada por su amigo Vargas Llosa,
señaló que esto no era malo sino decimónónico. Los tiempos son otros y demandan
una mayor democratización y por tanto variedad en la creación y consumo, sin
necesidad de referentes impositivos. Los conceptos de alta cultura y cultura de
masas, ya no tienen la marcada distancia del pasado. Son “paradigmas del XIX”.
“El arte hoy se apropia y toca
elementos misteriosos si no religiosos”, se dijo en otro momento del debate
entre ambos escritores. Se trata de sacralizar el mercado de alguna manera. Los
primeros grandes almacenes producían fascinación en las clases medias y
populares, al ver la abundancia de cosas. Con ellos nación cierta cleptomanía
femenina, al no poder adquirir muchas cosas que se ofrecían.
La belleza llama y subyuga. La belleza
de las estrellas del cine hacen soñar a las masas, porque son astros de arte
vivos, por su esteticismo y maquillaje en todos los aspectos de su vestimenta y
comportamiento. El cine es arte e industria al mismo tiempo, se resaltó en el
debate.
Fueron muchas las ideas que floraron en
la conversación moderada por Lourdes Ventura: “El arte de hoy es lo superficial
y lo superficial es profundo”; “no hay muerte de la creación sino diversificación
de la misma. Prolifera la creación
aunque se haya perdido su centralización. Hay pasión por la creación más allá del consumismo. El capitalismo de consumo ha cambiado las cosas y se
producen beneficios colectivos junto a los problemas que se plantean.
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