17.06.14 .- Madrid .- El laicismo gana terreno. Unas veces en los hospitales que
retiran los crucifijos porque dicen que molestan y otras en las tomas de
posesión de los cargos, del rey abajo ninguno, porque así lo requiere el reciente
editorial del rotativo que quizás dictó jesús-del
gran-poder desde la tumba.
El nuevo rey irá derecho desde el parlamento a palacio, en
coche cerrado y blindado, sin parada alguna en la catedral donde se casó, ni
siquiera para un Te Deum, catedral
donde se ha manifestado la intención de cerrar pronto el día 19 de junio, porque
no se la convoca y no está dispuesta a que entren los laicistas para refugiarse
cuando vayan a abuchear al nuevo rey y hay una descarga de la policía.
“París bien vale una misa”, dijo el primer Borbón que hizo
dinastía. Madrid bien vale una ceremonia laica, parece pensar el nuevo Rey de
España, para contentar a los laicistas y republicanos que se quieren echar a la
calle no precisamente para aplaudirle.
Los no laicistas se quedarán en casa y no pondrán
colgaduras para agasajar al nuevo rey de los laicos, que bien pudiera aprender
de los Estados Unidos, donde los primeros mandatarios hablan de Dios sin
complejos e invitan a los ciudadanos a orar, cada uno en sus creencias
–incluida la laicista- para que Dios derrame sus bendiciones en el tiempo que
viene. No ha sido así en las otras monarquías que han abdicado. La monarquía
española era católica por tradición, pero no parece importarle ahora demasiado.
Hasta la moneda norteamericana habla de Dios sin complejos:
In God we trust. La vieja Europa de
las logias, cada día más laicista, con una Constitución que reniega de sus
raíces cristianas, no ha sido aprobada por los ciudadanos o cuando lo ha sido,
fue con menos del 50% de los votos.
Parece que nuestro futuro Rey se ha sumado a la dinámica de
los laicistas, algo que produce cierto estupor y desconsuelo a los que somos
creyentes y nos gustaría ver a un Rey valiente al manifestar sus creencias
trascendentes respetando a su vez todas las de los ciudadanos. Un Te Deum, aunque sea en la capilla de
palacio real, no estaría de más. Siempre se ha comentado que el más religioso
de la familia real era el Príncipe; no parece que vaya a demostrarlo en esta
ocasión.
Si el fundamento histórico de la monarquía ERA que venía de
Derecho Divino, está claro que ahora las cosas no parecen verse por ese lado,
dada la visión parlamentaria y la presión de los laicistas, más
fundamentalistas y beligerantes que nadie. La monarquía parlamentaria debería
meditar el valor de la tradición y de la historia al respecto.
Los católicos, al menos los de Madrid, por indicación del
cardenal Rouco Varela, llevamos varios días rezando por el futuro Felipe VI en
todas las misas, pidiendo que su tarea se encamine al bien común de los
españoles. Seguiremos haciéndolo, desde luego, pero nos gustaría ver al futuro
Felipe VI más presente en su fe.
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