EXPOSICIÓN
DE VERANO EN EL MUSEU FUNDACIÓN JUAN MARCH, A PARTIR DEL
16 DE
JULIO
LA MUESTRA PONE EL FOCO EN DOS ASPECTOS DECISIVOS
DE KURT SCHWITTERS (1887-1948), UNA DE LAS FIGURAS MÁS RELEVANTES DE LA
VANGUARDIA EUROPEA DEL SIGLO XX: SUS COLLAGES Y SU DISEÑO GRÁFICO
L.M.A.
El miércoles 16 de julo se inaugura
en el Museu Fundación Juan March, en Palma, la exposición KURT SCHWITTERS. VANGUARDIA Y PUBLICIDAD, y que como exposición de
la temporada de verano se podrá ver hasta el 4 de octubre.
La exposición Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad
quiere destacar de modo conjunto dos
aspectos aparentemente muy diversos del trabajo de Kurt Schwitters (1887-1948), una de las figuras más relevantes de
la vanguardia europea del pasado siglo. Se trata de sus collages –procedimiento
en el que, junto con Picasso, Hans Arp, László Moholy-Nagy o Hannah Höch, fue
todo un maestro– y de su diseño gráfico, quizá una parte de su legado menos
conocida para el gran público. Para ello, la exposición presenta algunos de sus
célebres collages de las décadas de los veinte a los cuarenta, sin solución de
continuidad con muchos ejemplos de su labor en el campo del diseño gráfico y la
tipografía, y tan diversos entre sí como libros, carteles, folletos
publicitarios, revistas, anuncios para prensa, papel timbrado o modelos para
impresos bancarios, comerciales o postales.
La selección presentada aquí
suma diez collages realizados entre 1922 y 1947 y casi un centenar de impresos,
todos ellos procedentes de colecciones particulares españolas e
internacionales, que se bastan para presentar la obra de Schwitters como un cuerpo artístico tan pleno de contraste como de
sentido. Pues, por una parte, encontramos el tipo de trabajo que podría
calificarse de “artísticamente puro”: los collages y, en general, todo ese mundo de obras que Schwitters denominó -con un peculiar
giro del lenguaje- “Merz”, un mundo creado y recreado por él a lo largo de los
años. Y, por otra, la exposición da buena cuenta de su trabajo como publicista
y diseñador gráfico, una tarea que, con una evidente función utilitaria, estaba
al servicio de determinados productos y firmas comerciales y cubría la
necesidad del artista de ganarse la vida. Además -y para hacer su caso aún más
interesante-, Schwitters no sólo se
empleó como diseñador y grafista. Como es sabido, a lo largo de su carrera,
para conseguir ingresos regulares, pintó también paisajes y bodegones de estilo
tradicional -es decir, “arte” en un sentido premoderno-. De modo que puede
decirse que su producción, tanto formal como económicamente, estuvo
perfectamente bifurcada en dos actividades: aquellas con las que no ganaba dinero (collages, objetos y
construcciones escultóricas de vanguardia) y aquellas con las que sí obtenía ingresos (óleos y diseño
gráfico).
Esta dualidad formal y
económica, tan fundamental, ha sido el punto de partida de Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad; pero ha sido un
punto de partida elegido precisamente para cuestionar un hecho: el de que esa
diferenciación, aparentemente tan clara, entre arte y diseño gráfico, haya
establecido con alguna frecuencia una división demasiado estricta entre ambos,
presentando la obra de Schwitters como
si el diseño gráfico fuera un aspecto meramente secundario respecto a su
trabajo “principal”, sus extraordinarios y novedosos experimentos formales.
Por
eso, Kurt Schwitters. Vanguardia y
publicidad presenta ambos aspectos de su trabajo, el del artista y el del
diseñador, mezclándolos para ahondar en sus raíces comunes. Pues ese modelo
“económico” o “empresarial” del trabajo de Schwitters
como diseñador gráfico no fue en absoluto ajeno a su conciencia de artista. Un
índice de hasta qué punto arte y diseño -en definitiva, la vanguardia y la
publicidad- estuvieron imbricados en su obra es, por ejemplo, que la expresión
inventada por él para denominar su obra, la palabra “Merz” (surgida, según
explica el propio Schwitters, a raíz
de haberse topado con un impreso bancario roto en pedazos, en el que la palabra
“Kommerz” [comercio] aparecía rasgada por la mitad) fue aplicada por el artista
indiscriminadamente tanto a sus cuadros (los Merzbilder), construcciones
(las Merzbau) y objetos escultóricos (los Merzobjekte) y
exposiciones (las Merzausstellungen) como a su peculiar Agencia
Publicitaria Merz (la Merz-Werbezentrale).
El caso es que la dualidad presente en la obra de Kurt Schwitters entre el orden y la eficacia comunicativa que deben
reinar en el diseño gráfico y la sorpresiva, confusa y espontánea práctica del
collage no sólo no es irreductible, sino que resulta tan consistente como el
equilibrio que el propio Schwitters
consiguió en su obra entre su actividad como artista y como poeta. Conviene
añadir que resulta muy significativo que la enorme sensibilidad poética de Schwitters, muy presente en sus
collages, aparezca también en su trabajo como diseñador publicitario, en el que
con frecuencia aplicó un ingenio poco común para crear frases y eslóganes muy
eficaces, algunos de los cuales acabarían haciéndose muy populares.
Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad
quiere
mostrar visualmente el trabajo artístico, poético y publicitario de Schwitters como un todo comprensible,
regido por una peculiar lógica interna: el collage permitió a Schwitters restablecer y recomponer un
orden -el orden del arte y la poesía- para aquellas “cosas” de la vida
cotidiana -entradas de teatro, envoltorios usados y rotos, papeles de
periódico, trozos de tela, alambres, clavos; pero también textos, palabras
inconexas, expresiones, poemas, frases y sílabas- a las que el paso del tiempo
y el uso habían despojado de su función y, por tanto, de todo su sentido. Es el ensamblaje y el trabajo del collagiste con esos fragmentos el que
los dota de un nuevo sentido: el de la creación artística, que recompone con el
orden del arte el orden de los acontecimientos (y del lenguaje) cuando a estos
les sobreviene el desuso o la obsolescencia. Esta creación, que supone una
cierta resurrección, una especie de segunda oportunidad en el arte para las
cosas y los objetos de la vida, era también, para Schwitters, una actividad inseparable de cierta tensión y
sufrimiento (en su “Merz” se oyen también ecos de la palabra alemana Schmerz [sufrimiento], cuyas tres
primeras letras remiten a su vez a las del apellido del artista).
En Kurt Schwitters, en suma, la novedad de los experimentos formales
del artista de vanguardia encajan con el trabajo del diseñador gráfico, de modo
que su obra puede presentarse como una verdadera simbiosis, mutuamente
productiva, entre dos realidades tan aparentemente contrapuestas como
íntimamente ligadas en el arte de la modernidad: la vanguardia y la publicidad.
Con motivo de la exposición se publica un catálogo
en dos ediciones, español e inglés, que incluye ensayos de Javier Maderuelo
(“Kurt Schwitters: (Sch)merz o el sufrimiento del arte”) y Adrian Sudhalter
(“Merz, Kommerz, y la Central Merz de Publicidad”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario