Julia Sáez-Angulo
Periodista
y Premio Nacional de Fomento de la Lectura, Javier Lostalé ha publicado su
séptimo poemario titulado El pulso de las
nubes, libro editado por Pretextos. El título parece entresacado de un
poema de Clara Janés, que el autor sitúa al abrir el poemario.
El pulso de las nubes de Javier Lostalé Alonso (Madrid, 1942) tiene algo de
recapitulación existencia, como lo pone de manifiesto su primer poema “Toda la
vida”. “En todos los caminos que elegiste/ hay una señal de cántico o de
tristeza/ exhalada por labios sin nombre,/ Claros en su ofrecido misterio/ en
su anunciación destemplado”-
Una
treintena de poema con acentos elegíacos dentro de ese recuerdo y pensamiento
del pasado, donde se aprecia ese sentimiento de extrañeza de la vida, de “lo
raro es vivir”, que decía Carmiña Martín Gaite.
Títulos
sugerentes en sus poemas: Hasta vosotros, Nunca por nadie, Solitario,
Despedirse, Desnudo, Claro de luna, Humildad, Nubes, Espejo, Turbación,
Secreto, Visitación, Silencio, Vértigo, Tentación, Azul, Azul, Inmortal,
Despertar, Penumbra, Niebla, Nube dentro, Nube que no fue, Anunciación, Llave
de niebla…
“Qué
bello amanecer sin disputa/ el de quien nombre el mundo/velado en su propia
sabiduría/ para así toda música escuchar/ con su oído siempre nuevo, pues posee
la inocencia/ del total entendimiento”, dice el autor en su poema “Humidad”.
La
soledad es uno de los sentimientos que rezuma el poemario, una soledad
universal –no sólo del poeta- del que participa toda la humanidad. “Eclipse es
la vida/donde el amor/ en su lento despedirse/ finge siempre eternidad…”
En el
poema “Nubes “, el vate afirma: “Apenas
necesitamos levantar los ojos/ para sentir el leve peso de sus formas,/ tan
ignorantes de nuestro desvelo/ como de la soledad pequeña de unos pasos”.
“Los
poetas no están solos, porque cada poeta cuenta con un alma que le adora, en el
abismo de la obscuridad o la distancia, sépalo o no”, dice Tomás Paredes, otro
periodista y poeta. El propio Lostalé agradece al final la compañía de Pablo
García Baena, Antonio Colinas, Manuel Borrás y Manuel Ramírez, que de una u
otra manera, han estado cerca.
No
olvidemos que como señalaba Pessoa, el poeta es un fingidor, que dice siempre
verdades.
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