lunes, 20 de abril de 2015

Sonsoles Ónega, autora de la novela “Nosotras que lo quisimos todo”, editada por Planeta

    


Una historia atrevida, beligerante y, a pesar de todo, tierna y divertida sobre el gran “timo” del siglo XXI: 
el de la mujer trabajadora, escrita por Sonsoles Ónega y publicada por Planeta.

      Una novela sobre el mito de la mujer trabajadora




L.M.A.

20. abril, 2015.- Beatriz,  Directora de Compras en una multinacional de lencería, recibe una irresistible y prometedora oferta profesional. Si no estuviera casada y con dos hijos, habría contestado de inmediato, pero el ascenso implica instalarse en Hong Kong. Beatriz vive agotada, debatiéndose entre trabajar en lo que le gusta y disfrutar de la vida familiar que desea. Dado que su marido, responsable de la cadena de clínicas dentales que heredó de su padre, no estará dispuesto a seguirla a Hong Kong, Beatriz comienza una investigación sobre la conciliación de la vida personal y laboral como medio para ser capaz de tomar una decisión. ¿Por qué elegir A o B? ¡Existe un plan C!

Sonsoles Ónega ha escrito una novela con compromisos, atrevida, tierna y beligerante que plantea una profunda reflexión: ¿nos han timado?


Una mujer que trabaja, es madre y esposa
Beatriz Quirós Álvarez es directora de compras de una empresa multinacional de lencería. Tiene treinta y tantos años, está casada con Gonzalo, un dentista que ha heredado de su padre una cadena de clínicas dentales, y tiene dos hijos pequeños, Gonzalito y Jaime. Es una profesional muy dedicada a su trabajo y muy valorada dentro de la empresa; también es una madre amantísima y una esposa que sigue enamorada de su marido. 

Naturalmente, su triple papel de profesional, esposa y madre tiene su contrapartida: Beatriz vive completamente estresada. Sus días son agotadores y la conciliación familiar, algo que simplemente no existe. Las cosas se complican aún más cuando sus jefes le proponen un ascenso, un nuevo proyecto que, de aceptarlo, la llevaría nada menos que a Hong Kong. Sumida en un mar de dudas y a la espera de plantear el tema a su marido, inicia por su cuenta una investigación sobre la conciliación de la vida familiar y laboral con la esperanza de que los hallazgos y las conclusiones que extraiga de ella le ayuden a tomar una decisión. Y empieza a profundizar en los motivos por los que las mujeres del  siglo XXI vivimos –por utilizar sus mismas palabras- un gran timo en el que estamos atrapadas por multitud de hilos, unos más visibles que otros. 

El tiempo pasa sin que se decida a tomar una decisión sobre su traslado a Hong Kong. Y además, aún tiene que plantear la cuestión a su marido, cosa que finalmente hace. Él se pronuncia: en caso de que decida aceptar la oferta, no la acompañará. Se irá sola. Bueno, sola no. Él da por sentado que los dos niños se irán también con ella, añadiendo que no quiere ser obstáculo para su carrera y que respetará su decisión. 

Esto no hace sino aumentar las dudas y cavilaciones de Beatriz. Y, también, su enfado y rebeldía ante la certeza de que todo sería infinitamente más sencillo en el caso de que el receptor de una oferta semejante fuese del género masculino. Paralelamente, la investigación sobre “el gran timo” prosigue, revelando una interesante realidad sobre la vida de las mujeres. El enamoramiento, el noviazgo,  la maternidad, la conciliación, la culpa y las diferencias entre ellas y ellos son algunos de los temas objeto de reflexión y debate. Todo ello devuelve a nuestra protagonista el mapa perfecto de una sociedad, la nuestra, que sigue poniéndoselo bastante difícil a las mujeres. Un mapa sobre el que ella planeará su estrategia. 

En medio de tremendas presiones personales y profesionales, Beatriz decide finalmente tomar las riendas de la situación y pasar a la acción mediante un plan suyo, el plan C, ese que conseguirá hacerle dueña de su destino sin renunciar a todo aquello que de verdad le importa. Porque –ese es el mensaje- el plan C existe y es posible llevarlo a cabo, no solo para la protagonista: en la vida de todas y cada una de nosotras puede haber un plan C. 

La novela: dos por uno 
Nosotras que lo quisimos todo es una historia llena de humor e ironía que relata un episodio decisivo en la biografía de una mujer de nuestro tiempo. Una de nosotras que, como muchas otras heroínas anónimas, persigue sus objetivos profesionales sin renunciar a su otra vida, la íntima y personal, a pesar de la casi imposibilidad de conciliar una y otra. O al revés, que tanto da: persigue la preservación de su vida personal y familiar sin renunciar a sus sueños y ambiciones, a pesar de las dificultades que surgen por todas partes. Beatriz es, pues, una luchadora nata –una curranta, que diría ella- que, consciente de la trampa en la que está metida, no se resigna a darse por vencida y sigue peleando para poder vivir de acuerdo a sus convicciones y a su manera de estar en el mundo. 

La novela combina el delirante relato de su vida familiar y laboral con impactantes datos y comentarios sobre diversos aspectos del mundo femenino, a los que Beatriz tiene acceso gracias a la investigación que ella decide iniciar a raíz de la oferta de su empresa para dirigir el proyecto en Hong Kong. Para ello, se pone en contacto con algunas expertas que le proporcionan la información necesaria. La narración enlaza, pues, de manera totalmente fluida, con anécdotas, iniciativas, costumbres, obras y hechos de mujeres de muy diversos países y ambientes. El resultado es un divertido e interesante retrato, maravillosamente documentado, de la vida que nos ha tocado vivir en este comienzo de siglo, con el que cualquier mujer se identificará desde el primer instante. 

El timo, ellas, ellos, la culpa y otras cuestiones (candentes) 

La riqueza de temas de la novela está, por tanto, servida a partir de las primeras páginas. Estas son algunas de las cuestiones que plantea (y a las que la autora da su particular respuesta). 

El timo. Nuestras madres y nuestras abuelas no tenían que ser varias mujeres en una. Pero a las hijas y a las nietas de esas mujeres nos ha tocado desempeñar varios papeles a tiempo completo y sin remuneración extra. Y nadie nos advirtió de ello. De modo que vivimos como vivimos, siempre deprisa y agobiadas. 

Nadie corrigió la duración de los días, ni la cronología de una hora. Nadie habla de que viviendo deprisa se vive menos y, al final, nos encontramos desposeídas de lo único que nos pertenecía: nuestra flamante liberación. Nos hemos condenado solas. La liberación nos ha hecho insatisfechas o quizá fue al contrario: porque estábamos insatisfechas quisimos liberarnos. Sí, ha merecido la pena —vivíamos peor con Franco—, pero también reconozco que alguna vez he pensado: ¿qué tipo de broma es esta? ¡Vaya timo![Página 20]. 


Enamoramiento. Según la protagonista, se trata de un estado transitorio en el que se fabula, tanto acerca de uno mismo como sobre la otra persona, sin ser consciente de ello. 

Con el tiempo he aprendido algo que todas las mujeres deberíamos tener muy claro para no decepcionarnos (más de la cuenta): el enamoramiento provoca una distorsión de la realidad y no debemos culparnos si, pasados los años, descubrimos que al tipo ante el que caíamos rendidamente enamoradas le huelen los pies. La realidad es que también le olían la primera noche, pero la naturaleza hizo su trabajo para que pasáramos por alto semejante detalle. Tampoco deberíamos culparnos —¿o quizá debería decir decepcionarnos?—. Nos pasa a todas. La propia Michelle Obama, en un intento desesperado por humanizar a su marido en la precampaña de las presidenciales de 2012, confesaba que Barack ronca.[Página 32]. 

Maternidad. Cuando tienes un hijo es cuando sientes que empiezas a echar un pulso definitivo a la vida. En realidad, se trata de una bienvenida al mundo de la gran renuncia. 



DATOS BIOGRAFICOS

Sonsoles Onega nació en Madrid, en 1977. Periodista, licenciada por la Universidad San Pablo CEU de Madrid, ha trabajado en CNN+ y Noticias Cuatro y actualmente es corresponsal parlamentaria de Informativos Telecinco. Ha publicado tres novelas: Calle Habana (Premio Letras de Novela Corta), Donde Dios no estuvo y Encuentro en Bonaval.



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