Julia
Sáez-Angulo
Mari
Carmen Jiménez ha diseñado decenas de sombreros y tocados en Madrid para toda
España, desde su establecimiento Casa Jiménez, situado en la madrileña calle
Preciados, junto a la Puerta del Sol. La tienda, que cerró sus puertas
recientemente, fue fundada en 1923 por Gerardo Jiménez Martín-Crespo.
“Mari
Carmen Jiménez Gómez (Madrid, 1940) ha tenido y sigue teniendo unas manos
prodigiosas y un gusto excelente para diseñar sombreros a juego o no con
vestidos de boda, madrina o cualquier otra ceremonia”, explica el pintor y
fotógrafo Juan Jiménez, hermano de la sombrerera, que también ha trabajado en la
tienda familiar durante muchos años. Algunos de los sombreros de Mari Carmen
Jiménez, de forma anónima, han pasado al Museo Nacional del Traje en Madrid.
“Nunca
hicimos etiquetas, no sentimos la necesidad de hacerlo”, explica Mari Carmen
Jiménez, que cuenta como su padre la mandó con 14 años al Taller Soto, en la
calle Hortaleza, esquina a San Marcos. “En la tienda se alquilaban sombreros y
a veces se estropeaban un poco y había que retocarlos, por eso fue el mismo
Soto quien le dijo a mi padre que enviara "a la niña para aprender a hacerlo”.
“Me encantó
el oficio y estuve siempre encantada haciendo sombreros. No me gusta que me
digan diseñadora de sombreros sino sombrerera porque no solo los dibujaba en mi
cabeza sino que los hacía. Ahora hay gente que te lleva un dibujo y te pide que
le hagas así o asá un sombrero, sin tener idea del oficio, que es más
complicado de lo que a primera vista parece. Hay que ser paciente para ir
moldeando entretelas y telas al molde, para que ajuste bien a la cabeza”,
explica”, Mari Carmen.
Harry, Kate y Camila
Casa Jiménez en la calle Preciados
Casa Jiménez
ha sido uno de los célebres establecimientos comerciales de Madrid, donde se
vendían mantillas, peinetas, mantones de Manila, abanicos... y donde se
alquilaban smokings, fracs y otras prendas de vestir de protocolo Por la tienda
han pasado numerosos políticos, escritores y académicos, además de muchas
actrices, para alquilar el traje necesario o el sombrero requerido en un acto.
Un buen
sombrero, para que favorezca, requiere estudio atento de la persona a la que va
dirigido, si es joven o mayor, si tiene una frente ancha o estrecha, un cuello largo
o corto, un cabello recogido o suelto… “Kate
Midelton, ahora duquesa de Cambridge, suele llevar los sombreros bastante bien
con el pelo suelto. Y quien mejor los lleva es Máxima de Holanda porque tiene
altura y figura para lucir hermosas pamelas”, dice M. Carmen Jiménez.
“El
Concilio Vaticano II, en los años 60, nos perjudicó económicamente al gremio de
sobrereros, porque ya no era obligatorio que las mujeres llevaran la cabeza
cubierta para entrar en las iglesias y en las ceremonias litúrgicas, sobre todo
bodas; ellas llevaban sombrero para no tener que ponerse el velo habitual
encima de la cabeza. Incluso se llevaba en las bodas por la tarde, por la misma
razón. Tras el concilio, empezaron los cardados en el pelo de las mujeres ya
sin sombrero”, cuenta la sombrerera.
La escritora Cristina de Jos´h con sombrero (Fotos Carlos Uralde)
La escritora Cristina de Jos´h con sombrero (Fotos Carlos Uralde)
“En
Inglaterra no solo llevan sombrero por cuestión de lluvia, se sigue llevando sombrero en las grandes
ceremonias, como señal de elegancia y respeto. La reina Isabel II no sale en publico nunca
sin su sombrero. Ascot sigue siendo la meca para estrenarlo
Antes el
sombrero se llevaba solo durante el día, es decir durante las horas de sol y no
necesariamente al atardecer o por la noche. Las reglas de la moda están siempre
para ser infringidas con nuevas modas.
Mari
Carmen Jiménez ha llevado a cabo numerosos sombreros utilizando la misma tela
del vestido de ceremonia, lo que añadía un toque de exclusividad. Además de
Jiménez, señala los sombrereros que también tenían fama en Madrid como Madame Cotera en la calle O´Donnell; Culmen en la calle Arenal; Palacio de la Moda en la calle Montera y, sobre todo, Marian Barturen.
El
asunto de los textiles y materiales para
sombreros es clave al decir de M. Carmen Jiménez. “He trabajado en todos los
tisús, terciopelos, brocados, sedas, gasas, fieltros, crines, plumas… Había
mucho para elegir; eran materiales que se importaban y se hacía en
grandes cantidades”, dice la sombrerera.
“Hacer
un sombrero es algo muy delicado y exigente. Hay que hacerlo a la medida y
viendo a la persona. Me da pena cuando veo a personajes públicos o de la
realeza con sombreros grandes o pequeños, que no les encajan bien, porque han
sido un encargo sin tomar las medidas adecuadas. Resulta patético ver como
algunos sombreros se comen las caras porque no están bien calculados, dice M. Carmen
que no quiere dar nombres de quienes no lucen bien los sombreros y sí de
quienes saben o han sabido llevarlos como Asunción Sancho, Betty Missiego o
Paloma Peláez. La reina Sofía apenas ha lucido sombreros.
“El
tocado, algo más pequeño y ligero ha de entonar con el peinado que se lleve”,
añade y dice que le parecen penosos algunas sombreros de diseñadoras actuales a
los que les sobra extravagancia y les falta belleza y oficio para favorecer a
quien los lleva. “Son sombreros que parecen de moda, pero nunca serán auténtica
moda”.
Cristina de Jos´h
Cristina de Jos´h
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