Julia
Sáez-Angulo
Ingeniosas,
graciosas, cantantes, músicas… la intérpretes de The Funamviolistas no defraudan en su espectáculo de pocas
palabras, mucha música, canciones y bastantes gestos. Unos 70 minutos sin
intermedio que se pasan volando en la Sala Max Aub de las Naves del Español en
Matadero Madrid.
Dirigidas
por Rafael Ruiz: Ana Hernández, violín; Mayte Olmedilla, viola y Lila Horovitz,
contrabajo, actúan en trío, dúo o a solas en el transcurso de la representación
de tres mujeres que interpretan música y han sido despedidas. Su unión al pie
de una farola y un banco callejero da pie a numerosos gags y pequeños
conciertos que bien merecen unas monedas.
El humor
nace fundamentalmente de la mímica, de los gestos, en el más puro Charles
Chaplin o los Luthiers. El repertorio va desde Jules Massenet a Astor Piazzolla, pasando por Amadeus
Mozart, Antonio Vivaldi, Henry Mancini o Georges Bizet.
Con los
instrumentos se puede hablar, reír, molestar, sugerir… así lo ponen de
manifiesto las artistas sobre una puesta en escena sobria. La música lo llena
todo, pero sugiere complicidad, celos, enfados, risas, amistad y calor humano.
Muy
singular la secuencia de navegar en un barco con los elementos mínimos y la
música que acompaña. El espectáculo está creado, producido e interpretado por The Funamviolistas, que suman sus voces
con armonía para ofrecer una estética muy suya, que evoca en algunos momentos
la de las voces americanas de los años 40.
También
tienes su gracia el baile del tango con el contrabajo de Lila Horovitz, el
ballet de la violinista Ana Hermández y desde luego la voz bien modulada de
Mayte Olmedilla.
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