Julia
Sáez-Angulo
Está
dentro de la ciudad de Madrid, junto a Puerta de Hierro, y se ve jardín y
campo, al tiempo que se degusta la buena comida, con los pescados a la parrilla
de carbón vegetal –que permite el mejor gusto- como gran especialidad. Hablamos
de Filandón, un restaurante en la carretera de Fuencarral a El Pardo (km. 1,9),
del que muchos hablan y quien conoce disfruta. Se fundó en 2011.
Se trata
del espacio del antiguo restaurante Jaime, pero hoy , con todos sus espacios
remodelados en un estilo rústico cuidado, por no decir elegante. Su mesa central
de frutas, verduras y frutos secos en el vestíbulo es hermosa y espectacular.
Un soberbio bodegón.
Se puede
aparcar con facilidad el coche (se lo aparcan a uno) –eso explica ver a algunos
directivos de empresa- y el recinto recibe con dos grandes braseros de leña
ardiendo en el exterior. Los precios, dentro de un orden, razonables. El
comensal medio podría pagar unos 45
euros
Pertenece
a dueños leoneses (de Pescaderías Coruñesas) de ahí el nombre de Filandón,
preciosa palabra del castellano que significa, según el DRAE: “reunión vecinal,
invernal y nocturna, en la que las mujeres hilaban y los hombres hacían trabajos
manuales, y donde se contaban historias”.
Filandón cuenta con varios espacios, de
modo que los clientes pueden acomodarse en la ubicación adecuada siempre
rodeado medio de amplio jardín. Tiene un pabellón para familias con niños, con
una gran cristalera que permite verlos jugar en un parque de arena y elementos de
sube y baja para los pequeños.
burrata de Piglia
Una carta de
pescados y huerta
La
comida es lo que importa y su carta ofrece buenos platos para compartir, junto
a verduras y ensaladas de la huerta y tartares cortados a cuchillo. Se dispone
de pan y aperitivo para celiacos. La carta habla de “nuestra finca”, por lo que
hay que suponer que cuenta con ella, como algunos otros restaurantes al estilo
de José María en Segovia.
No es
una carta excesivamente larga, algo bueno para no perderse en ella y que todo
esté fresco. El salmón ahumado artesanal llega de Pescaderías Coruñesas. Hay
también patitas de pulpo de roca a la brasa o calamar de anzuelo a la parrilla.
Morcilla de León sobre patatas y
roquetas de carabinero o salmón ibérico son oferta tentadora.
El
salmorejo con tempura de espárragos trigueros y los tomates con ventresca de
bonito del norte, son platos que apetecen. Los tartares son de atún rojo de
almadraba o steak tartar cien por cien de solomillo de vacuno.
Mi
experiencia de casi diez en la calificación, pasó por un jamón ibérico bien
cortado con el singular pan de cristal; excelente burrata de la Puglia con
tomate de huerto, rucola y salsa de aceituna negra (muy recomendado). Fuera de
carta nos ofrecieron un pescado de temporada, un bocinegro a la parrilla con
ajos sensacional. Como vino , un buen Rioja crianza, el Villa Real.
Maitre y camareros no estuvieron pesados –como en otros
restaurantes- preguntando como está todo reclamando el elogio. Se agradece. No
hay nada más patético que estas interrupciones.
No
tienen menú diario, ni siquiera del chef. El maitre amable es Félix García, y
el cocinero jefe Gonzalo Armas. Todo arte tiene unos artistas. La gastronomía
lo es.
Más información
www. filandón.es
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