AL
/ Artistas de Latinoamérica
Esteban Lisa: el gabinete abstracto es la primera de una nueva serie de exposiciones
diseñadas por la Fundación Juan March para presentar a escala reducida
el universo artístico de algunos nombres de la plástica latinoamericana
del siglo xx. La publicación
que acompañará a cada exposición de esta serie aspira a constituirse
en fuente sobre el artista y a difundir su figura y su obra.
· En
el acto inaugural participará Edward J. Sullivan (New
York University), autor del ensayo principal del catálogo de la exposición
· Esta
muestra de gabinete presenta, desde el 2 de junio, 37 obras realizadas entre
1930 y 1968 por el artista argentino,
pionero de la abstracción en Latinoamérica y España
· La exposición ha sido
presentada previamente en el Museu
Fundación Juan March, en Palma, y posteriormente viajará al McMullen Museum of Art del Boston College
(Boston, EE.UU.)
· Es la primera
de una nueva serie de exposiciones
(AL/Artistas de Latinoamérica) diseñadas por la Fundación Juan March para presentar a escala reducida el universo artístico de algunos nombres de la plástica latinoamericana del siglo XX
· La publicación que acompañará a cada exposición de esta serie aspira
a constituirse en fuente sobre el
artista y a difundir su figura y su
obra
L.M.A.
Esta
pequeña muestra de gabinete presenta una selección de 37 obras realizadas entre
1930 y 1968 por Esteban Lisa (Hinojosa de San Vicente, Toledo, 1895-Buenos
Aires, 1983). La muestra incluye obras sobre papel y cartón de pequeño formato
y documentación diversa procedentes en su mayor parte de colecciones
particulares. Considerado uno de los pioneros de la abstracción, no solo en
América Latina sino también en España, Lisa fue, además de un artista
relevante, un teórico y un pedagogo comprometido. Se da la circunstancia de que
Esteban Lisa nunca se molestó en exponer ni en vender sus obras en vida, por lo
que su reconocimiento internacional sería póstumo.
La
muestra va acompañada de una publicación en dos ediciones, española e inglesa,
que reúne, además de una cronología y una bibliografía del artista, un texto de
Rafael Argullol a propósito del ensayo de Esteban Lisa Kant, Einstein y Picasso (publicado
originalmente en Buenos Aires en 1956 como manifiesto inaugural de La Escuela
de Arte Moderno de Buenos Aires, “Las Cuatro Dimensiones”, fundada por el
propio artista), del que se incluye una reproducción semifacsímil. También contiene
un ensayo a cargo del profesor de Historia del Arte de la New York University,
Edward Sullivan.
Desde los años ochenta, la figura y la
obra de Lisa han pasado del desconocimiento casi absoluto a una póstuma y nada infrecuente
exposición pública gracias a la celebración de muestras individuales y también
algunas colectivas que han explorado el fenómeno, excéntrico al canon, de las
vanguardias y las corrientes abstractas latinoamericanas, tan vivas en el
centro y el sur del continente americano a partir de los años treinta. De un
tiempo a esta parte, las obras de muchos de los protagonistas de esas
corrientes han merecido importantes exposiciones y ya forman parte de
relevantes colecciones públicas y privadas en todo el mundo. Este es también el
caso de Esteban Lisa, incluido, entre otras, en América fría. La abstracción geométrica en
Latinoamérica (1934-1973), organizada por la Fundación Juan March en
2011, y en otras muchas muestras monográficas internacionales (en Argentina,
Uruguay, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Alemania y el Líbano). También se
le han dedicado desde 1998 hasta hoy notables exposiciones en España, su tierra
natal.
Esteban Lisa pintó principalmente óleos sobre papel
y cartón, muchos de ellos a doble cara, especialmente en las décadas treinta y
cuarenta del siglo pasado: usó reiteradamente un soporte modesto, típico del
artista escaso de recursos económicos. Desde los pequeños paisajes y algunos
bodegones figurativos de sus inicios, exploró tempranamente la representación
mediante composiciones geométricas y evolucionó desde unas primeras
abstracciones derivadas del cubismo hasta el lirismo expresionista de sus
últimas composiciones. Las obras han sido seleccionadas para la muestra con un
criterio cronológico sobre la trayectoria de un artista que, en su decidida
búsqueda de la abstracción, puede ser considerado con justicia un solitario,
pero al mismo tiempo también uno de los pioneros de esa tendencia en
Latinoamérica junto a Joaquín Torres-García, Emilio Pettoruti o Juan del Prete.
Además de artista, Lisa desarrolló un sentido
pedagógico casi misionero y sintió una gran fascinación por los saberes
filosóficos y científicos, las imágenes antiguas y modernas del mundo y también
por la carrera espacial de los años sesenta, que despertó en tantos
intelectuales la pasión por lo desconocido. Ese interés le llevó incluso a
alumbrar (y a publicar) toda una llamativa “teoría de la cosmovisión” difundida
en cursos y conferencias. Fue profesor particular de pintura y dibujo en su
propia casa y en una escuela nocturna para adultos. Después, tras su jubilación
como empleado de correos, fundó la Escuela de Arte Moderno “Las Cuatro
Dimensiones”, desde la que reivindicó la abstracción como el lenguaje artístico
moderno por excelencia. Lisa se preocupó más por la formación de sus discípulos
que por la proyección de su propia creación plástica, que guardó y que nunca
quiso ni exponer ni vender en vida.
Como se deduce de
su título, esta “muestra de gabinete” incluye pocas obras, cuidadosamente seleccionadas,
que se acompañan de una publicación intencionadamente contenida en cuanto a su
extensión. Además de que, en el caso de Lisa, las pequeñas dimensiones sean una
de sus marcas –usó un mismo formato durante toda su vida–, Esteban Lisa: el gabinete abstracto
da inicio a una serie de exposiciones cuya escala reducida es norma y cuyo fin
es presentar sintéticamente a figuras de la plástica latinoamericana del siglo XX en el marco más amplio de la
colección de arte español contemporáneo de la Fundación Juan March y su
programa de exposiciones dedicado al arte moderno y contemporáneo
internacional. Con esta muestra, pues, la Fundación Juan March abre en sus
museos de Palma y Cuenca un nuevo ciclo de proyectos expositivos.
Esteban Lisa: de la periferia al centro
Edward J.
Sullivan
(…)
Lisa pudo haber sido uno
de esos espectros históricos, uno de los fantasmas del arte (…).
Sin embargo, Lisa es ahora
un artista que ha dejado la periferia del olvido para incorporarse a la
corriente dominante; expuesto en museos, presentado en galerías; creador
fetiche para los coleccionistas. Pero igualmente podría haber sido víctima del
abandono y del olvido. (…)
Dada, pues, la ausencia del artista, solo nos queda su obra. Gran parte de lo que podemos deducir de esa imaginación —a todas luces fértil, sumamente inspirada e intensamente introspectiva— está plasmado en los cuadros que Lisa creó a partir de los años treinta y hasta la década de los setenta. Cabe suponer que dejó de pintar o dibujar mucho antes de su muerte con el fin de concentrarse en sus numerosas meditaciones sobre el cosmos (…), así como en la enseñanza y en otras aspiraciones literarias. La característica más destacada de la trayectoria de Lisa como pintor es su ausencia de la escena artística de Buenos Aires, ciudad en la que vivió y trabajó desde que, con 15 años, se trasladara de su España natal (Castilla, y concretamente la provincia de Toledo) a vivir con unos familiares a Argentina. El que nunca expusiera sus obras públicamente no significa que no tuviera una personalidad pública. (…)
En cualquier caso, en la
obra de Lisa queda patente un compromiso constante con el desarrollo gradual de
las cualidades expresivas, así como una preocupación profunda por las líneas y
los colores. Solemos ver a Lisa como un artista puramente abstracto, pero sus
obras de los años treinta muestran interés por la figuración. Flores, paisajes
y alguna figura ocasional, esbozados de forma resumida y casi cubista,
demuestran un deseo por salvar la distancia entre las formas cubo-futuristas
(…). Hasta aproximadamente 1940 predominan los colores terrosos y, a veces, se
aprecia una textura superficial áspera o incluso tosca, como si el artista
intentara simular las superficies arenosas de muchas obras contemporáneas de
Pablo Picasso. (…) Y luego se produjo un cambio radical. Desconocemos los
motivos que llevaron al artista a rechazar esas tonalidades terrosas, a veces
muy apagadas, de su primera época (…). Pero alrededor de 1940 o 1941 Lisa
comenzó a utilizar una paleta mucho más cargada. (…)
A medida que avanzaban los
años cincuenta y sesenta, la línea se hacía más frenética y el color adquiría
una riqueza brillante que contrastaba claramente con los primeros cuadros de
Lisa. Muchas de estas composiciones especialmente alegres recibieron del
artista el título de Juego con líneas y
colores. Sin embargo, volvió la marcada sobriedad durante un breve periodo
que representa una suerte de hiato enigmático en la producción de Lisa. Entre
1954 y 1957 ideó una serie de pinturas que tituló Actos espaciales. Comparados con el resto de sus cuadros, estos
pasteles son frugales, reservados y deliberadamente furtivos, y en ellos las
formas individuales, a veces geométricas, pero más a menudo circulares o
espirales, se disponen en un acto consciente para que cada componente del campo
visual asuma su propia individualidad.
Los cuadros de Esteban
Lisa tienen todos aproximadamente el mismo tamaño. A veces sus dimensiones
varían ligeramente, pero todos son discretos, íntimos, compactos. Si bien
realizó algunos collages y dibujos a
lápiz (…), la mayoría de sus piezas están pintadas al óleo sobre cartones o
papeles, que habían nacido con un propósito diferente (por ejemplo, una hoja
tomada de una revista o de un libro). Esto nos induce a considerar la obra de
Lisa, en su conjunto, como parte de un gran proyecto. (…)
El papel del color cambia
constantemente en la obra de Lisa, y sus experimentos con tonalidades recuerdan
claramente —como han señalado muchos críticos— el paralelismo sinestésico
articulado en el libro de Vasili Kandinsky De
lo espiritual en el arte. (…)
Al escribir sobre Lisa es
imprescindible establecer paralelismos con los artistas de las Américas que
adaptaron y reconfiguraron la geometría y, con el tiempo, la abstracción
gestual en su arte; (…) Al final, para mí, la característica distintiva más
destacada del arte de Lisa, y de la transcendencia de este arte, la constituye
su melancólica soledad esencial —o, quizás, mejor dicho, su “aislamiento”—. (…)
El número de exposiciones
individuales de las obras de Lisa, o de las muestras en las que sus cuadros
ocupaban un lugar destacado, ha crecido de manera exponencial en los últimos
veinte años. Además de importantes exposiciones en Buenos Aires y Montevideo,
se han organizado retrospectivas en museos y galerías de Madrid, Toledo, Nueva
York, Long Beach (California), Ciudad de México y Beirut, entre otras ciudades.
Todos los autores principales de las publicaciones asociadas con estas muestras
(…) se han centrado, como es lógico, en el arte visual de Esteban Lisa. Sin
embargo, parece que el propio Lisa deseaba ser conocido como profesor y autor
de tratados sobre estética y sobre sus teorías de lo que él denominó
“cosmovisión” —una Weltanschauung que
conllevaba la posibilidad de comunicación a través del espacio y del tiempo—.
(…) La mayoría de sus textos tenían poco o nada que ver con el arte. En 1956,
la imprenta de la escuela de Lisa publicó su primer libro Kant, Einstein y Picasso. La filosofía y las cuatro dimensiones en la
ciencia estética moderna. En la portada, el autor figura como “Fundador y
Director Profesor Esteban Lisa”. (…)
Lisa se diseñó a sí mismo
como un auténtico intelectual cósmico. Se sentía más a gusto entre sus alumnos
que en el mundillo de los museos y las galerías. Su escuela le servía de
escenario para presentar sus ideas y sus filosofías; su taller era un refugio
de la más honda intimidad. (…) Debemos considerar a Esteban Lisa como un
componente integral de la compleja evolución de la creatividad en las Américas;
pero al mismo tiempo representa un oasis de la imaginación, una imaginación
introvertida, de orientación espiritual, pero agnóstica.
ESTEBAN LISA (1895-1983)
APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA
Julio Sánchez
Gil
Esteban
Lisa Morales nace en la villa toledana de Hinojosa de San Vicente en 1895
en el seno de una familia humilde. Es el hijo primogénito de los cuatro descendientes
que tendrán sus padres, Salustiano y Bernardina.
Diversos
estudios sobre la historia de la comarca de la Sierra de San Vicente confirman
que a principios del siglo xx se
produjo una fuerte emigración a Sudamérica. Argentina será el país que más vecinos
acoja y el lugar hacia el que Lisa embarca cuando apenas cuenta 15 años de
edad. Una vez allí, se instala en la casa de unos tíos que regentan un bar en
la ciudad de Buenos Aires. En los primeros meses ayuda en las labores del
establecimiento, para después empezar a trabajar en la Aduana del Puerto.
Hacia 1920 consigue un empleo en Correos. El horario
de trabajo le permite realizar estudios en la Escuela Nacional de Artes
(1920-1925), y una vez finalizados se acredita con el título de profesor de Dibujo
y Pintura. (…)
En 1924 sus padres y hermanos llegan al puerto de
Buenos Aires. (…)
Una vez
asentada la familia, funda una academia en la propia vivienda donde da clases
de dibujo y pintura; para ello habilita un espacio en el comedor. Sabemos que
son años fecundos y de reconocimiento para el profesor Lisa, ya que las
carreras profesionales de muchos de sus alumnos estarán marcadas por las
enseñanzas recibidas. (…)
Dos
hechos trascendentales para el futuro artístico de ese país tienen lugar en 1934: la exposición de Pablo Picasso en la
galería Müller de Buenos Aires y la llegada de Joaquín Torres-García a
Montevideo. Los hermanos Lisa, al igual que los demás jóvenes artistas
rioplatenses, no serán ajenos a las influencias de esos pintores. En torno a ese
año Esteban y Aniano emprenden sendas divergentes: si Esteban va sumergiéndose
en la abstracción, desarrolla su obra de forma cuasi eremítica y la oculta a
posibles observadores, su hermano, por el contrario, pisa el terreno
figurativo, se presenta y gana concursos de pintura y tiene en ciernes una
prometedora carrera como dibujante. (…)
Hacia 1936 la familia en pleno se traslada a vivir a
Villa Devoto (…).
Tras un
largo noviazgo, Esteban Lisa y Josefina Pierini se casan en una iglesia de la
capital en 1938. La pareja, que no
tendrá descendencia, ocupará la planta alta de la vivienda familiar.
En el
año 1939 tiene lugar en la ciudad de
Buenos Aires la exposición Artistas
Plásticos y Recitales Artísticos. En ella participan profesores de las
Escuelas de Adultos, y creemos que
Lisa lo hace con un retrato. En esos años sus obras se cubren de una pintura
cálida, llena de siluetas curvadas, óvalos, espirales, estrellas y notas
musicales. Firmará algunas de sus pinturas como “E. LISA” y otras con signados
ininteligibles. (…)
Realiza
también una serie exclusiva de grabados en pequeño formato (fechados entre 1942
y 1957) que reproducen retratos de personajes relevantes; entre ellos
destacamos los de los presidentes Ramón Castillo (1942) y Juan Domingo Perón
(ca. 1950).
A
principios de los años cincuenta se produce un cambio trascendental en la obra
de Lisa, posiblemente como consecuencia de la intensa experimentación llevada a
cabo anteriormente y complementada con la inmersión en las teorías de la
cosmovisión. Este proceso coincide con la ejecución de las pinturas que él
mismo denomina “juegos con líneas y colores”, y que no son más que
divertimentos cromáticos que no abandonará en toda su producción pictórica
posterior. Paralelamente, desde 1952
y hasta bien entrados los años sesenta, realiza una serie de dibujos con ceras
sobre papel, algunos de una sencillez gestual extrema, que denomina “actos
espaciales”.
En 1955, cuando ha logrado un reconocido grado
como profesor y su acción investigadora aplicada a su producción artística
alcanza el punto más alto, se produce su jubilación en Correos y en la Escuela
de Adultos. Coincide este hecho con la fundación de la Escuela de Arte Moderno
“Las Cuatro Dimensiones” (…). Lisa es nombrado director de este proyecto y
contará con la ayuda fundamental de tres discípulos: Isaac Zylberberg, Pietro
Spada y Juan Velázquez. El local se inaugura con la exposición de Zylberberg Pinturas, si bien de forma permanente y
junto a los retratos de Kant, Einstein y Picasso, se exhiben copias de cuadros
de Miró, Picasso, Chagall o Mondrian que se acompañan con pinturas originales
de varios alumnos.
En 1956 se edita el libro Kant, Einstein y Picasso, que viene a reconocerse como el
manifiesto estético-filosófico del pensamiento y la pintura de Lisa. Poco
tardaría en enviarlo al filósofo alemán Eduard Spranger, quien le contestó con
una carta de felicitación y agradecimiento. También en ese año pronuncia ocho
conferencias y funda el Instituto de Investigación de la Teoría de la
Cosmovisión. Al año siguiente sale a la luz otro volumen, Teoría psicofísica cuatridimensional para la percepción
universal. Su publicación coincide con el inicio de un periodo febril de
impartición de conferencias acerca de sus teorías que le llevará a pronunciar
más de doscientas. La mayor parte de ellas tienen lugar en la sede del
Instituto, aunque también se dictan en otros espacios de la capital y las
provincias. (…)
Si
progresivamente se aleja de la pintura y de su actividad docente, el tiempo
disponible le permite volcarse en sus libros. Así, en menos de una década
publica nueve obras. La última, La teoría
de la cosmovisión y la visión de Platón, ve la luz en 1980. La obra escrita de Esteban Lisa supera
la docena de títulos, casi todos ellos centrados en la justificación y
propagación de sus teorías de la cosmovisión. (…)
Un hecho
capital en la vida de Lisa será el fallecimiento de Josefina en 1979, cuya intensa labor educativa queda
reconocida en la prensa del momento.
Este
luctuoso suceso desencadena momentos personales muy duros; a la soledad que le
rodea se une la constatación de que sus teorías han quedado relegadas al
olvido. (…)
Esteban
Lisa fallece en el mes de junio de 1983.
Es enterrado en un nicho del cementerio de Chacarita, rodeado de unos pocos
amigos y discípulos.
Hasta el 4 de junio, se ofrece también en el
museo la exposición Desde
el centro de Europa. Fotografía checa, 1912-1974
Esta muestra presenta
una historia de más de sesenta años: la de la fotografía artística de la actual
Chequia, uno de los países de la Mitteleuropa donde florecieron con
especial intensidad tanto la vanguardia fotográfica de los años veinte y
treinta como la fotografía del surrealismo y el informalismo. Más de un
centenar de fotografías –entre piezas individuales y obras pertenecientes a
grupos o series–, además unos 40 libros y revistas editados en la antigua
Checoslovaquia, que muestra el uso característico de la fotografía en las
publicaciones de la época. Las obras proceden en su totalidad de la Colección
Dietmar Siegert (Múnich), una colección que por su especialización y por la
cualidad individual de las obras de su fondo fotográfico permite contar esa
historia, muy desconocida, combinando la visión de conjunto con la atención a
la subjetividad de cada fotógrafo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario