El acto, que fue cerrado por Romay Beccaría, se enmarca dentro del ciclo
“Temas jurídicos de actualidad”, organizado
por la Asociación de Juristas Gallegos en Madrid, IURISGAMA
L.M.A.
Martes, 9
de mayo de 2017. “Tanto
el Tribunal Supremo como el Tribunal Constitucional han establecido, al
unísono, una doctrina jurisprudencial impecable, pero que en la práctica sufre
ciertas desviaciones”, dijo el catedrático coruñés de Derecho Penal, Gonzalo Rodríguez Mourullo en la conferencia "Perversiones actuales del proceso penal" que
pronunció esta tarde en la Delegación de la Xunta de Galicia en Madrid/Casa de
Galicia. La ponencia, cuyo cierre fue realizado hoy por el presidente del
Consejo de Estado, José Manuel romay Beccaría, está enmarcada dentro del ciclo
“Temas Jurídicos de Actualidad”, organizado por la Asociación de Juristas
Gallegos en Madrid (IURISGAMA) que preside el profesor Carlos Lema Devesa.
Entre las desviaciones que señaló Mourullo
citó por ejemplo casos como “los de aplicación de la detención y prisión
provisional, interceptación de las comunicaciones telefónicas o secreto del
sumario”. Para el orador “la doctrina es impecable pero no su aplicación por lo
que hay un divorcio que para evitarlo es preciso respetar lo planteado”.
La presentación del acto corrió a cargo del delegado de la Xunta en
Madrid y director de la Casa de Galicia, José Ramón Ónega López, mientras que
la del orador la realizó el catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad
Complutense de Madrid y presidente de
IURISGAMA, Carlos Lema Devesa.
Ónega destacó en sus palabras “el honor de haber compartido esta misma mañana
el acto solemne en el que Rodríguez Mourullo fue distinguido por el ministro de
Justicia con la Orden de la Cruz de San Raimundo de Peñafort, con la que el
Ministerio premia los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en
la Administración de Justicia y en su cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como por los servicios prestados”.
Por su parte, Lema Devesa destacó del disertador su dilatada trayectoria
que inició ya en la Universidad de Santiago en la que se licenció con premio extraordinario en 1957, obteniendo
igualmente el Premio "José Calvo Sotelo" al mejor expediente de su
promoción. Fue catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Oviedo, en la
Universidad de Santiago de Compostela (1970) y en la Universidad Autónoma de
Madrid desde 1970. Destacó además su prometedora faceta de escritor que
abandonó para dedicarse íntegramente a la labor de jurista, después de ganar en
1954 el primer premio de cuentos del Centro Gallego de Buenos Aires, y publicar
"Nasce unha árbore" y "Memoria de Tains", en 1956, obras
que sentaron las bases de una honda renovación en la literatura gallega que dio
origen a la llamada nueva narrativa
gallega.
Además, Rodríguez Mourullo tuvo un destacado papel en la elaboración del
Código Penal de 1995, como relator general del proyecto de 1980. Es miembro del
Ilustre Colegio de Abogados de Madrid desde el año 1962, de cuya Junta de
Gobierno fue Diputado. De entre los reconocimientos y distinciones destacan:
Vocal Permanente de la Comisión General de Codificación; Ponente General de la
Comisión redactora del Proyecto de nuevo Código Penal de 1980, del que trae
causa el vigente Código Penal de 1995; Académico de número de la Real Academia
de Jurisprudencia y Legislación y Académico de Honor de la Gallega de
Jurisprudencia y Legislación; Cruz de honor de San Raimundo de Peñafort.
También está en posesión de la Medalla Castelao, máximo galardón de los que
concede la Xunta de Galicia, otorgado por su aportación a la ciencia jurídica.
Recibió el "Premio Montero Ríos" concedido por la Asociación de
Juristas Gallegos en Madrid (Iurisgama) por su relevante actividad en el campo
del Derecho.
En su amplia exposición Rodríguez Mourullo analizó detenidamente diversos
artículos y sus “perversiones” y censuró la posibilidad de utilizar
dispositivos tecnológicos en espacios privados. Las nuevas tecnologías y su
gran avance están alterando la aplicación de las leyes. Un caso especialmente
flagrante que Mourullo definió como “traspasar la línea roja”, fue la
autorización de un juez a que se realizaran grabaciones de conversaciones entre
presos y abogados, “algo inaudito en el ejercicio de la abogacía”.
Romay Beccaría cerró la sesión evocando a la
vieja Facultad de Derecho de Santiago “en la que estudiamos la mayoría de los
aquí presentes y de la que tenemos maravillosos recuerdos”. Se refirió también
a la afición de Mourullo a la Literatura “esa otra religión” destacando de
nuevo los dos libros, que son “ya hitos, dos libros capitales”, y le animó a que
retomara de nuevo la pluma.
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