Julia Sáez-Angulo
31/01/18
.- MADRID .- Lleva 21 años en España y habla el castellano con gran fluidez y
marcado acento norteamericano. Tom Cowsert es un pintor colorista con una obra
sustentada en el dibujo pulcro y ordenado, casi geométrico y el color radiante.
Hijo artístico de la estela vanguardista y retiniana de Matisse, el pintor
norteamericano trabaja el mediano y gran formato, con este último prepara su
cuadro para participar en el Premio Reina Sofía, que convoca la Asociación
Española de Pintores y Escultores, AEPE.
Su estudio es uno de los más
impolutos que puedan visitarse en Madrid. Situado en el barrio Universidad,
cerca de la madrileña calle del Pez, la visitante se asombra del orden del
taller, donde Tom Cowsert (Mississipi, Estados Unidos de América, 1961) trabaja
con disciplina y método claro “cuadro a cuadro. No soy de esos pintores que
tienen empezados tres o cuadro cuadros al mismo tiempo, sino que focalizo mi
atención en uno, el que estoy pintando en ese momento”, explica el artista
norteamericano, que actualmente selecciona unos grabados para el Gabinete de
Dibujos y Estampas de la Biblioteca Nacional de España.
Economista de formación académica,
decidió dejar su profesión en un Banco de su país, después de tomarse un año
sabático para dedicarse por entero a la pintura, año al que siguieron los demás
hasta la actualidad. “Fue un salto de riesgo
-confiesa el pintor- pero ha valido la pena”.
Primero Cowsert se instaló entre
Sitges y Barcelona, para acomodarse definitivamente en Madrid, donde se sabe
tranquilo y a gusto, en una calle de las más silenciosas dentro del centro bullicioso
de Madrid.
Su pintura es fundamentalmente al óleo sobre lienzo –alguna vez sobre tabla-; ha trabajado también el acrílico, pero no le interesa “porque seca demasiado rápido y no ofrece las calidades y matices del óleo”.
Su pintura es fundamentalmente al óleo sobre lienzo –alguna vez sobre tabla-; ha trabajado también el acrílico, pero no le interesa “porque seca demasiado rápido y no ofrece las calidades y matices del óleo”.
Su iconografía se mueve en todos los
ámbitos de la figuración sostenida por una geometría de ejes, que la hace
límpida y apolínea. Su repertorio recorre el paisaje, las marinas –tiene diversas
vedutte de Venecia-, el bodegón, la
figura… y el retrato cuando le llegan los encargos.
Recientemente acaba de hacer el retrato de un joven en el que ha incorporado, junto al modelo, 24 elementos que definen o describen al personaje representado. “Un reto que asumí encantado y estoy satisfecho del resultado”, dice al tiempo que informa de otro retrato que le espera.
Recientemente acaba de hacer el retrato de un joven en el que ha incorporado, junto al modelo, 24 elementos que definen o describen al personaje representado. “Un reto que asumí encantado y estoy satisfecho del resultado”, dice al tiempo que informa de otro retrato que le espera.
De vez en cuando decide pintar
monocromos y dispone sus figuras en
medio de un campo de colores fríos como los azules y blancos, o en gamas de negros,
blancos y grises.
Tom Cowsert ha expuesto en
fundaciones, museos y galerías. El mercado de la pintura de Tom Cowsert se
reparte en España, pero fundamentalmente en los Estados Unidos, “país donde se
aprecia siempre al pintor americano que pasa o reside en la vieja y culta Europa”, comenta.
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