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Julia Sáez-
Angulo
26-abr-18 .- MADRID.- Se sabe hasta la saciedad que la
banda mortífera ETA nació en los seminarios vascos, donde se veneraba el ADN
eusquera y el RH peculiar. Con el concordato pasado por el forro, seminarios,
algunas sacristías y conventos albergaban a los angelitos/ demonios de la
Parabelum en la nuca. Ahora los obispos vascos piden perdón, por lo que hubo de
colaboración con esos aizcolaris reciclados en matones, con la causa fanfarria
de la “patria vasca” como fondo, es decir su “idolatría”. Los que estábamos
expuestos al descerrajamiento de tiros o de vuelo por los aires por parte de
ETA –sin RH singular-, éramos purria de la sociedad, al lado de estos héroes
iluminados con causa “noble” y xenófoba, apoyados por clérigos.
Los
obispos vascos creían así defender la Historia como los ortodoxos frente a los
turcos musulmanes invasores de Grecia o los polacos católicos frente a rusos y alemanes
invadentes. Pronto olvidaron que en la
guerra civil de 1936-9 se asesinaron 13 obispos de golpe, algo nunca visto en
toda la Historia de la humanidad. Los obispos catalanes, que nadan en aguas
viscosas y turbulentas, debieran tomar nota de sus colegas vascos, para no
lamentar exactamente lo mismo ante exclusiones y humillaciones de sus fieles no
“indepes”… son vidas sesgadas moralmente. Hay que analizar la Historia con más
rigor y prospectiva de futuro. Ya se sabe: perdón, dolor y propósito de la
enmienda.
Como
decía mi gran amigo y buen pintor Manolo Ortega, ganador del concurso internacional
de las vidrieras de la catedral de la Almudena, cuando el obispo
gallego/madrileño le retiró las que había situado en el ábside, para colocar
las del amigo neo-catecumenal: “A mí, ningún obispo me va a quitar la fe en
Jesucristo y en la Iglesia, pero de lo que estoy seguro es de que este obispo
no va a llegar a Papa, porque el Espíritu Santo es muy listo”.
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