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Julia Sáez-Angulo
19.07.18 .- MADRID .- Pedro Sánchez
–algunos lo llaman el intruso invotado- se precia de ser ateo y no agnóstico, que es lo que suele hacer la mayoría de
los hombres que no comprenden el misterio de Dios y guardan reservas y respeto
ante ello. El ateo es el convencido de que Dios no existe y son solo cuatro o
cinco en el planeta, entre ellos Sánchez. Soraya declaró en su día que ella no se había casado por la iglesia ji, ji,
ji, a lo que está en su perfecto derecho, aunque no se entendía lo del “ji, ji,
ji”, si era porque resulta chistoso o estúpido. Las cuestiones de creencias son
“cosa seria” para muchas personas dentro y fuera de su partido, aunque a muchos
políticos ante el poder ejercido, les parezcan cosa absurda o risible, porque
desconocen la primera lección de la Antropología.
Azaña se empeñó en decir que España
ya no era católica. El PSOE, con el acicate o no de Podemos, se empeña en decir
lo mismo, incluso queriendo quitar algo tan inocuo como es la misa dominical en
la TVE, devoción de muchas personas mayores que no pueden salir a la calle,
pero ellas no cuentan para el partido o partidos en el poder –incluido algún que otro descafeinado- Un conocido mío cuenta que su abuela se ponía el velo cada vez
que oía misa ante el televisor los domingos y que cuando oía desafueros en la
pequeña pantalla decía: “yo a mi rosario y el que se quiera condenar que se condene”.
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