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Escultura de Héctor Delgado
Julia Sáez-Angulo
02/09/18 .- MADRID.- Reside al borde de la playa y el embarcadero
del embalse de Valmayor y recorre la ruta de los embalses para llegar a Madrid,
atravesando la ruta imperial que bordea Galapagar y Valdemorillo hasta llegar a
El Escorial, donde Felipe II mandó edificar un monasterio con palacio y panteón
real para los Austrias, seguidos de los Borbones. A Héctor se le ve con dos
damas: Inga, su esposa rusa –también escultora- y Anastasia, su hija de siete
años.
El escultor Héctor Delgado Millán
(Madrid 1971) es escultor singular. A partir de la esencia y estética del
Románico, que resulta solemne en el arte sacro, y primitivo, a veces bruto, en
el arte profano, él crea su propia obra con raíces preclaras. El escultor acaba
de impartir una conferencia sobre su escultura en la Universidad de Lérida,
dentro de los cursos de verano que dirige Teresina Jordà.
Héctor es Doctor en Bellas Artes,
con una tesis en la que parangona la nueva arquitectura de nuestros días con la
escultura. En suma, que los arquitectos sueñan con ser escultores de gran
formato al aire libre, aunque los espacios de interior no sean después de fácil
manejo para la función a la que está llamada el arte de la Arquitectura de
museos. Verbigracia, el museo Gugenheim de Bilbao y de otras latitudes. Los
nombres de Foster, Mayer, Moneo, Chillida, Palazuelo y otros están en su
trabajo académico.
La pintora Amparo Ruiz de Ayllón y
yo asistimos a la lectura de la tesis doctoral, porque hemos prohijado a Héctor
sin que nadie nos lo pidiera. Ambas escuchamos
los aciertos y algunos balbuceos del doctorando a la hora de responder a los miembros
del jurado, a los que el doctorando trataba de tú como si hubieran estado
tomando copas juntos la noche anterior. A mí se me encogía el cuerpo cuando lo
hacía, porque veía la mala cara de un catedrático,
que al fin saltó y se lo dijo. ¡Menudos son los cátedros, que miran a los meros licenciados como purria académica.
Una vez Doctor, Héctor Delgado invitó a almorzar al jurado, porque es uso
consuetudinario, que los nuevos doctores se gasten una pastizara en hacerlo. ¿No
será una corruptela?
Todavía no he dicho que Héctor en un
chico decontracté, que dicen los franceses, bohemio, caótico,
acumulativo, listo, astuto, inteligente, buen escultor y un poco desastre. Tiene una cabeza de
angelote italiano llena de rizos, un angelote alto cuarentón, que a las señoras nos despierta el instinto
maternal y nos dan ganas de ahuecarle los rizos con los dedos. Mayte Spínola,
que también lo aprecia, le dice: Héctor
debieras cortarte un poco ese pelo; la última vez en la inauguración del Mágico Jardín del Arte. No siempre obedece, pero en aquella ocasión sí lo hizo.
La escultura de Héctor tiene fuerza
en su piedra, mármol o alabastro. Recientemente hizo una preciosa Virgen con
Niño, por encargo de una firma, para una iglesia africana. En África, como en
España, es frecuente tener que untar para poder trabajar. Que se lo digan si no, al
arquitecto Luciano Moreno, que por principios se niega a esta mala praxis. A la
Virgen esculpida por Héctor le salió una preciosa lágrima, por mor caprichoso de
la piedra, que se le ocurrió actuar por su cuenta, justo debajo del ojo de la
imagen. El azar también esculpe, como el tiempo, que también pinta, al decir de
Goya.
Mínimo
tamaño grande es el curioso título de una exposición que tiene lugar cada
verano el patio ajardinado del Centro Cultural de El Escorial, con ecos del monasterio
filipino. En esta convocatoria anual, organizada por Daniel Canogar, escultor
del hierro, está siempre presente la rotunda escultura de Héctor en piedra, y
la sutil de dos grandes artistas como son Cecily e Inga Ivanova. Entre los
proyectos de Hector Delgado está organizar unos cursos temporales de escultura
junto al colega vicaíno Paco Sainz, tanto en su gran jardín de Valdemorillo,
como en Córdoba.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2010/10/hector-delgado-escultura-con-el.html
http://xn--minimotamaogrande-oxb.com/hector-delgado/
Esculturas de Héctor Delgado
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