Julia Sáez-Angulo
08/09/18 .- MADRID .- Dicen que “La
Gran Vía” es el mejor cuadro del pintor
y tienen razón, pues bien, la intrahistoria de esta pintura tiene su aquel, que
dice mucho del mejor artista realista del panorama pictórico español e
internacional. Un manchego con mas retranca que un gallego, que expone en la
galería Marlborough, que fue premio Velázquez 2006 y Medalla de Oro Mayte
Spínola 2017, que sostiene que en el patronato del Museo del Prado debe de
haber siempre algún pintor y no solo políticos y coleccionistas de arte. Tiene muchísima
razón, de la misma manera que yo diría que no debe estar copado por artistas,
porque buenos son ellos. Él fue en su día miembro de ese patronato magno y allí
dejó oír su voz.
Antonio López García (Tomelloso,
Ciudad Real, 1936) siempre pide una mayor y mejor educación artística en el
bachillerato. Íñigo Méndez Vigo, cuando era ministro de Educación, lo asentía.
Cuando se iba a casar la hija del
empresario Eduardo Barreiros, Mariluz, con Alberto Comenges, su tío, Valeriano
Barreiros, el que llevaba las finanzas de la conocida empresa de automoción española,
encargó a su cuñada, la pintora Mayte Spínola, que adquiriese un buen cuadro
para su sobrina. Le dio el talón para pagar el regalo y la pintora conversó a
su vez con su sobrina Mariluz hasta que se decidió que sería un cuadro de
Antonio López. Mayte y su esposo Graciliano le regalaron un pequeño Dalí.
Con las mismas, las dos damas Mayte
y Mariluz quedaron con Antonio López y su esposa María Moreno –buena pintora-
en casa para concretar que tipo de cuadro quería la que se iba a casar y se
barajó la posibilidad de un bodegón o un paisaje urbano. Se optó finalmente por
lo segundo y Antonio sugirió que fuera la Gran Vía de Madrid. Recibió el talón
de manos de Mayte y se puso a pintar, pero ya saben como es la pintura del artista
manchego, que entregó el cuadro a la desposada cuando ya ésta se había
divorciado y estaba a punto de casarse con Jesús Polanco.
Antonio López, que ha visitado
varias veces la Fundación Arauco dirigida por Carmen Spínola en Chinchón
(Madrid), se lo contó allí, entre risas, a Mayte. El manchego es como es,
imposible. No hay mas que recordar el cuadro que hizo sobre la familia real del
rey Don Juan Carlos para el Palacio Real de Madrid, con el príncipe y las infantas
solteros, y terminado con ellos casados. Todo esto forma parte de la
realidad y su leyenda.
Mariluz Barreiros es hoy la Delegada
del Grupo pro Arte y Cultura, PAC, en Galicia y dirige con tino la Fundación
Eduardo Barreiros de la automoción y el Museo Barreiros.
Escuchar a Antonio López en
conferencias, como las que ha impartido en el Museo del Prado, la Fundación
FOCUS, el Club Siglo XXI y en el Taller del Prado, es un espectáculo, porque en
ellas no se contiene un pelo, provoca y cuenta todo lo que tiene que contar y
decir como en petit comité. Ya tiene edad para decir lo que quiera, e incluso “para
ser impertinente”, como decía la escritora Ernestina de Champourcín.
Antonio López, entre otras cosas ha
dicho: “El buen pintar figurativo contiene la
abstracción, sabe colocar adecuadamente el color y las formas. Hablar de
abstracción en la pintura es una redundancia. Es la propia pintura. La
abstracción es un contenedor de sentimientos y formas, algo que ya estaba en la
pintura desde siempre”. El premio Velázquez recordó a la VEGAP cuando tenía su
sede en lo que hoy es el Taller del Prado. Dijo que nunca había tenido
dificultades para estar en un sitio, cuando quería pintar desde él y así lo
había hecho en Vallecas y en la Gran Vía.
No solo pintor de Madrid
No solo pintor de Madrid
No
se considera un pintor de Madrid, aunque haya pintado la ciudad en distintos
puntos. “Yo pinto lo que está cerca de mí, mi casa, mis cosas, la vida misma,
lo que tiene importancia para mí, como hacía Vermeer, que pintaba su casa y su
cercanía”. “El pintor ya no está secuestrado por el encargo y no tiene por qué
pintar dioses o imágenes sagradas”, añadió.
El
pintor de Tomelloso ha recordado su llegada a Madrid a una pensión, cuando tenía 13
años, para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, animado por
su tío, su admirado pintor Antonio López Torres (1902-1987), que tiene un museo
en Tomelloso. “La pintura del Museo del Prado, tan oscura, me parecía una
pesadez. Me interesaban más los últimos pintores, sobre todo Picasso y lo que
más me interesó fue el arte griego al que entendía mejor que a Goya. Lo
descubrí en el Museo de Reproducciones Artísticas”, cuenta el artista, y señala
que en la docencia debiera de empezarse siempre por mostrar lo que hacen los
pintores últimos, los más relevantes, y no repetir la Venus de Milo. “Tío me
gusta más lo que usted hace”, le dijo a López Torres después de visitar el Museo
del Prado.
Recuerda
también Antonio López que estuvo cuatro años dibujando y pintando en la Escuela
de San Fernando. “Se puede aprender a dibujar en uno o dos años, pero “la
pintura es sobre todo pintura y eso es algo muy personal”. Señala la pintura
como emoción color y formas, algo que él sabe muy bien calibrar en los demás
pintores y no tanto en su propia obra.
“La figuración realista tiene su
propio lenguaje y a muchos les cuesta pintarla, como a De Chirico; después de
tanta metafísica en sus cuadros, cuando quiso volver a la figuración realista,
le costó mucho. Buena parte de los cuadros metafísicos que se mostraron en su
exposición de Chirico en la Caixa de Madrid, eran flojos”.
“Cuando
veo la figuración de nuestra época me parece nueva en su libertad”, dijo y
señaló los ejemplos de Bacon, Balthus, Hopper, Peter White, Richard Estes,
Giacometti en sus retratos… “Me parece asombrosa la riqueza de lenguajes dentro
de la figuración…”, señala Antonio López: “No me preocupa nada lo que va a pasar
en el arte dentro de 50 años. Tenemos arte de sobra, lo que hay que hacer es
disfrutar de la vida”.
“El
orden está en la vida y la mente de cada cual, más que en el estudio”, declara.
También dice que ha comprado pintura abstracta, “porque conozco su recorrido y
me gusta la abstracción, que también puede seguirse en la figuración. Hay
abstracción en la obra de Velázquez, no así en la de Murillo, por eso me
interesa más el primero…”
El
artista manchego señala que hoy no se enseña la pintura figurativa en las Escuelas y por
ello habían surgido numerosas Academias privadas, desde las que se impone un
estilo.
“Los
artistas figurativos no hemos tenido mucho mimo de la sociedad, aunque nos
hayan dado algunos premios”. “Los pintores constituimos unas cuatro “familias”
y en la propia te aplauden, pero no así en las otras y hay que andarse con
cuidado”. “Hay gente que me quiere, aunque no entienda de pintura, porque soy
para ella un símbolo”.
Sobre Marcel Duchamp dice que era
“un artista zángano, persona de cultura e inteligencia, pero un vago. Era nada,
frente a Paul Klee, que sí era un gran pintor. Y hay algunos que siguen a
Duchamp y que son igual de zánganos que él”. Antonio López dice que le gusta
mucho ver y leer libros de grandes artistas.
“A
mí –a diferencia de Pérez Villalta, pintor muy creativo que le gustaría ser
como un arquitecto, proyectar y que lo hagan otros- me gusta ser un
pintor que lo hace todo, desde la preparación de los lienzos hasta el bastidor
y la firma, pasando por la escala o su cambio, disfruto y gozo en todas las
etapas de la ejecución del cuadro.
“Todo
lo que tiene que ver con la pintura me parece intemporal. La figuración de
nuestra época, de los siglos XX y XXI es un lenguaje precioso, intemporal. El
día en que se haga una exposición con todo su recorrido, la gente se va a caer
de espaldas, porque cada uno (cita a los pintores anteriores) tiene
su propio lenguaje” “Me parece maravillosa la aventura de pintar, las dudas,
los arrepentimientos... como a Velázquez”.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/search?q=Antonio+L%C3%B3pez
Carmen Iglesias, Mayte Spínola y Antonio López
Antonio López, Alicia Koplowitz y Mayte Spínola en el centro
Carmen Iglesias, Mayte Spínola y Antonio López
Antonio López, Alicia Koplowitz y Mayte Spínola en el centro
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