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Julia
Sáez-Angulo
22/12/18
.- MADRID .- “Madrionetas, el arte del títere” es la convocatoria navideña del
Ayuntamiento de Madrid pensando en el ocio de las familias, especialmente los
niños. Marionetas, minos y títeres se dan cita en estos días para regocijo de
pequeños y mayores, porque los adultos también disfrutan con la actuación de
los personajes que cuentas historias de manera sintética y graciosa.
Madrionetas dura del 13 de diciembre, Santa Lucía, hasta el 6 de enero, la
Epifanía del Señor, más conocida por fiesta de los Reyes Magos.
La
compañía vasca MarKeliñe ha puesto en escena, en el Teatro Fernán Gómez, una versión muy particular y
hermosa del mito de Robinson Crusoe (1719), el náufrago que un día se encontró
a Viernes y dejó de sentirse solitario en la isla. Con la ayuda del gesto, la
música y la puesta en escena de un mar con olas a base de una enorme loneta
junto a una isla ocre, tres personajes van dando cuenta de sus entusiasmos,
aspiraciones y esperanzas. Los devaneos de los hombres; los trabajos y los días.
El
paso del tiempo lleva a Crusoe desde su barba lampiña a su barba blanca y
canosa de anciano. El tiempo pasa y ni un solo barco lega a recogerlo. Él se
entusiasma con un pequeño baúl de dinero, pero a la larga se da cuenta de que el
dinero no sirve para nada en situaciones extremas, donde no hay ñam.ñam (comida) ni glu-glu (bebida).
La
naturaleza se impone a las viejas ambiciones de la sociedad. Crusoe no es un
santo ni cuando está solo; el mito roussoniano del hombre bueno no funciona y
menos si aparece un prójimo, un solo prójimo.
El
escritor inglés Daniel Defoe (1660 -1731) nos dejó una bella historia
universal, adaptable a todos los públicos con la visión correspondiente de
lectores o espectadores. Un mito bien representado e interpretado en el Teatro
Fernán Gómez por MarKeliñe. Lo importante es que después del espectáculo, los
niños dialoguen con los padres para comentar el contenido y las ideas de esta
obra, la de Robinson Crusoe, conocida en todo el mundo. Enseñar a a dialogar y
pensar a los más pequeños es hacer de ellos ciudadanos de enjundia.
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