08.04.19 .- Madrid.- Teresina Jordà ha presentado
su libro “La espiral de la vida. IV” en sus tres vertientes de compositora,
dibujante y escritora, en el palacio Longoria, sede de la
Sociedad General de Autores y Editores, SGAE, en Madrid.
En el
arto participaron como ponentes: José Cesar Jurado, Julia Sáez-Angulo y
Consuelo Díez. Actuaron como rapsodas: Marta Arbas, Feli Moreno, Amelia Peco,
Soledad Martínez y cerró la lectura con poemas del libro presentado Mari Cruz
Nevot.
El
cantautor José Luis Pardo actuó con su guitarra y al finalizar el evento
Teresina Jordá interpretó algunas de sus composiciones infantiles, registradas
en el libro presentado, y junto a Carlos
Enrique Velasco interpretó al piano una obra a cuatro manos.
Julia
Sáez-Angulo dijo en su ponencia:
“ Palabra, Dibujo, Música”, así tendría que titularse
esta disertación para presentar el libro de Teresina Jordá, compositora,
pianista, concertista, dibujante, poeta y comunicadora como pocas personas,
amén de amiga solícita. Una mujer nacida en Lleida y residente en Madrid, para
nuestro provecho, aunque sea viajera impenitente. Recientemente en Marruecos.
La obra que presentamos hoy es el cuarto volumen
dentro de la serie literaria denominada “La Espiral de la vida IV”, “espirales
definidas y divagatorias” al decir de la autora. En esta ocasión, textos, dibujos y composiciones musicales
correspondientes a su etapa de infancia y primera juventud.
1 .- PALABRA .- El libro
participa de la poesía y del diario
poético, con fechas que la autora aprisiona con sus comentarios persónales
o líricos para inmortalizar los momentos bellos, mágicos o de revelación, que
todos tenemos en la vida. A Teresina Jordá le gusta utilizar el espacio poético
a la manera de la poesía visual, que
tuvo su auge en la España de los 60 y 70, como el catalán Joan Brossa, y que
todavía utilizan algunos poetas haciendo volar sintagmas, palabras o letras dentro
del poema, para darles un aire alado, volandero, de escalera, más plástico o
visual que el simple cúmulo de las palabras en la prosa al uso o el simple
poema en columna. Por ejemplo: “Paz, Paz, Paz”, tres palabras que componen un
vuelo de palomas al final de un poema.
También juega con las
letras negritas y blancas, para subrayar,
subir o bajar el tono cromático y la dicción del concepto o del contenido.
Utiliza formas de columna central o de pirámides invertidas para ofrecer el
poema con una visualidad mayor. Su sentido de
artista visual es un hecho en Teresina.
Entre los poemas, podemos
descubrir acrósticos, esas palabras
que se forman con las mayúsculas iniciales o medias de un poema. El Diccionario
de la Real Academia Española define así el acróstico: dicho de una composición poética: Constituida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase. Se ha utilizado mucho
en poesía política.
Teresina Jordà manipula y
juega con las palabras para transmitir sus pensamientos personales y/o
literarios. Lo hace de modo sincopado, poético. La música ejerce una función transversal sobre todos ellos. No
olvidemos que la poesía contiene en sí también la música. La poesía de Teresina
es fundamentalmente celebrativa y no elegíaca.
La parte de su Diario se centra sobre todo en su
situación geográfica o viajera y su contemplación de los lugares, el transcurso
de la vida, el mar, la playa y el tiempo, la esperanza en el porvenir futuro.
La autora es una mujer optimista.
2.- DIBUJO .- De los dibujos de Teresina Jordà he hablado en
otras ocasiones como crítica de arte. Dibujos que vienen a ser como una escritura
automática formal de la autora, casi a mano alzada. Están lejos del mimetismo
de la realidad, son instantáneas de su mente, de su imaginación y fantasía,
aunque a veces se acerque a las representaciones de un caracol, una hoja, una
rosa, una cometa.... Dibujos que son construcciones en lápices y tintas de
colores, hechos de líneas, puntos... junto a repeticiones de corazones o
espirales, con títulos indicativos como “Revoloteo”, “Atalaya de sueños” o
“Fertilización sonora”.
Dibujos en blanco y negro
y en color, que me han traído a veces a la memoria, el estilo de los que hacían
Federico García Lorca o Rafael Alberti en los años 30 con lápices del colores;
el primero para su programas de teatro itinerantes de La Barraca.
3.- MÚSICA .-Este cuarto
volumen de La espiral de la vida tiene
la gran singularidad de aportar las primeras composiciones musicales de la
autora, lo que pone de manifiesto su precocidad, la niña prodigio capaz de
composiciones singulares, que la autora
agrupa por Mosaico sonoro o Caleidoscopio sonoro, con títulos como
Impulso, Minueto, Revoloteo, Paseo, Gracia y donaire, Giraldina, Embrujo,
Mestoso, Filigrana, Cap al nord, Regreso, Danzón, Tiempo de habanera, Guajira,
Remembranza...
El libro va dedicado
a Pepita Cervera ¿a quien si no?, a su madre, el amor de su vida, de la
vida de la autora, de Teresina Jordà. La relación de Teresina y su madre es una
unión sin solución de continuidad, de amor y admiración, sabiendo que el amor
participa precisamente de la segunda.
La mitología
griega nos ha servido los grandes ejemplos de excesivo amor de un hijo por su
madre, el denominado, complejo de Edipo,
o el de una hija por su padre, el complejo
de Electra, en suma, arquetipos
literarios, pero no recuerdo que
haya dejado el del gran amor de una hija por su madre, que es el caso de
Teresina por su madre, la gran concertista Pepita
Cervera´, “una mujer que nació para servir al arte, y en especial al de los
sonidos”, según declaró Teresina Jordà
al fallecimiento de su madre en 2010; tristemente el óbito se produjo el
día de Navidad, a los 85 años de edad. “De su edad decía Pepita, ´tengo 20 años
y un día”. Pepita se sentía a gusto como artista de edad intemporal´ , porque el arte de la música es efímero y eterno al
mismo tiempo.
En vida, ambas pianistas, Pepita y Teresina, llevaron a cabo juntas más de dos mil conciertos
en un centenar de países. No podía ser menos, que el arte de la primera
concertista se trasvasara a la segunda intérprete sin solución de continuidad.
Pepita Cervera y Teresina Jordá ensayaban juntas y conocían a la perfección la
respectiva manera de interpretar la música al piano. Pudiera decirse que
estaban fundidas para lanzar las notas al unísono, en una interpretación
artística sin fisuras. El piano y la música las compenetraba en el escenario y
en la vida. El dúo al piano de estas dos artistas fue realmente célebre en sus actuaciones.
Las dos pianistas han bebido del arte y los ecos del
músico leridano y universal Enric
Granados (1867 – 1916), de quien conmemoramos el centenario de su muerte el
pasado 2016 y en 2017 celebramos el 150 aniversario de su nacimiento.
CONCLUSIÓN
.- Por todo lo expuesto, les invito a adquirir La Espiral de la vida IV”, porque es un libro singular y
completo, porque participa de la
palabra, el dibujo y la música, en suma del quehacer artístico de Teresina
Jordà.
mujeres intervinientes en el acto
mujeres intervinientes en el acto
Pepita Cervera, intérprete de piano
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