Jaime Alejandre, escritor
Cuestionario por Julia Sáez-Angulo
14.5.20 .- Madrid .- Jaime Alejandre (Las Huelgas, 1963). Escritor y editor literario de Ediciones Evohé donde codirige las colecciones “Periscopio”, “Ultravagantes” e “Intravagantes”.
Ha publicado las novelas: “Fugu”, “Donde sea lejos”, “Hacia las sombras”, “El cumpleaños”, y “Buen viaje, compañero”; libros de relatos: “El Alfabeto Matemático”, “Manual de Historia Prescindible”, “Bulevares”, “El rencor”, “De entre las ruinas”, y “cRuentos”; poesía: “Espectador de mí”, “Palabras en desuso”, “Los Héroes Fatales”, “Autorretrato Póstumo”, “Los guerreros de terracota”, “Derrota de regreso”, “Lo que queda”, “Vértigo Cotidiano (1979-1981)”, “… y más allá de mi vida”, “Amor de construcción masiva”, “Las risas y los años”, y “Los versos del Capitán Jaime Alejandre (Antología)”; obras de teatro: “Patera-Tierra” y “Casa con jardín”; libro infantil: “Owané (la niña que cruzó el río)”; calambures: “Diccionario de NeoloQuismos”; viajes: “Mundo Puzle”, Volumen I: “El veneno del horizonte”; Volumen II (en prensa): “Una acacia en el corazón”.
Ha sido traducido al árabe y al alemán y a Lengua de Signos Española para personas sordas y ha obtenido diversos premios literarios. También es crítico, prologuista y columnista de prensa escrita, y su obra está recogida en diversas antologías. Fue fundador y primer Secretario General del Centro Español del PEN Club Internacional.
Ha viajado por algo más de 70 países. Ha trabajado en Naciones Unidas y fundamentalmente en las áreas de medio ambiente, derechos de las personas con discapacidad y en foros de paz y desarme. Es socio de WWF y de la Fundación Energías Renovables. Ha practicado paracaidismo, submarinismo, montañismo (ascendió el Kilimanjaro) y atletismo (400 metros vallas). En la actualidad compite en carreras de montaña y de ultramaratones (>100 km).
1. ¿Qué reflexión sobre la poesía le ha interesado más?
Si no os importa, querría poner dos reflexiones, porque para mí están íntimamente vinculadas al hablar de “literatura” y de “poesía”:
“¿Qué resume la existencia de cualquier hombre? En un cementerio: un nombre y dos fechas. Eso es todo lo que queda registrado. Nada de lo que sucedió entre una y otra aparte del hecho escueto e implícito de la supervivencia. La literatura se ocupa y preocupa precisamente de aquello en común para todos los hombres y mujeres, aquello que hay entre las dos fechas, sea cual sea el nombre que las precede. En unos cientos de años la sal, la lluvia, los líquenes, el viento borrarán los signos más profundamente grabados de ese nombre y esas fechas, pero nunca los enigmas que encierran: el amor, el desamor, la memoria, lo creado, la fragilidad de todo lo efímero, el deseo…” (John Berger)
“El hombre seguramente inventó la literatura no para ser quien era sino quien quería disfrutar de ser. La poesía habla de ello de la forma más intensa que conocemos” (Fernando Pessoa)
2. ¿Cuándo escribió su primer poema y de qué tema?
Sorprendentemente, puedo decirlo con exactitud. Porque feché el poema y lo conservo. Fue el 19 de enero de 1979, tenía quince años. Su título “Amarguras”, y el del libro (inédito) que inauguró: “Canciones de amor y llanto”, creo que lo dicen todo. En fin, palabras atormentadas, características de un buen adolescente que se precie.
Pocos meses después, publiqué en una revista por primera vez. Otro, titulado “La taberna del mar”, dedicado “A la memoria de Konstantino Kavafis”.
Pero lo más relevante hoy para mí es que, en aquel momento, hace más de cuarenta años, cogí un cuaderno, escribí un primer poema, y mi vida entera cambió. Ya para siempre.
3. ¿Qué lecturas poéticas le han interesado fundamentalmente?
Como explico más abajo, por imperativos de mi particular guion biográfico, no he sido sino un diletante, ese modo cortés de nombrar a los ignaros.
De modo que la heterodoxia sin pies ni cabeza me colonizó desde la juventud. Y me di a leer, funambulista sin red, la poesía de Calderón, Edmon Jabès, José Martí, Jorge Manrique, Quevedo, Homero, Leopardi, Elvira Daudet, Julio Castelló, Blas de Otero, Gil-Albert, Alfonso Costafreda, Ángel Crespo, Gloria Fuertes, Miquel Martí i Pol, León Felipe, José María Parreño, Sor Juana Inés de la Cruz, Jorge Luis Borges, Robert Louis Stevenson, Carolina Coronado… Un dislate todo, lo sé. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Así son las cosas.
4. ¿Qué poema le impactó?
De muy jovencito, de repente, leer la “Oda triunfal” y “Paso de las horas” de Fernando Pessoa-Álvaro de Campos, me hizo “descubrir”, camino de Damasco, que se “podían” escribir poemas así. Porque poesía no era simplemente versos, hemistiquios, sino una forma de la mirada.
Pero no podría dejar de citar también “Escrito en el agua”, poema en prosa del libro “Ocnos” de Luis Cernuda, y todo el “Diario de una resurrección”, de Luis Rosales.
5. ¿Cuáles son los asuntos habituales en sus versos?
Solo uno. La vida. O sea: el tiempo (su paso; y su permanencia, a lo que llamamos: memoria); el amor, la soledad; los enigmas de la existencia: nuestro origen, nuestro destino y los porqué; la angustia y la alegría de habitar el mundo; la naturaleza del cosmos y de aquello que sea Dios para cada uno; la risa y la tragedia; la muerte y la brevedad de todo, y la permanencia de todo, y lo efímero de todo; el símbolo, la ironía, el engaño y el desengaño; la representación y el reconocimiento de uno mismo, la identidad… Eso, ya digo, la vida. Poca cosa.
6. ¿Qué forma métrica prefiere?
La subterránea. Me gusta escribir en el Metro de Madrid.
Dicha la boutade, digamos que el endecasílabo me parece que es el habla natural en español,. Como el alejandrino pudiera serlo en francés. O sea que, incluso en mi prosa, a menudo descubro párrafos enteros formados por concatenaciones inesperadas de endecasílabos.
7. ¿Cómo es su biblioteca poética?
Heterodoxa, y no por voluntad, ni por pretendido vanidoso elitismo, sino por pura-impura ignorancia. Fui autodidacta en los años 80 en lo que a lecturas se refiere. Muchacho solitario no tenía ni idea de las familias poéticas, las escuelas, lo correcto y lo incorrecto, vendettas y caínicos resentimientos.
No conocía a nadie. Iba a una gran librería de fondo de Madrid y me sumergía sin flotador en la sección de poesía. Me llevaba lo que me gustaba de primeras, sin tener ni idea de si me comportaba debida y respetuosamente con el canon. Sin estar al corriente de si honraba bien el modo en el que hay que pensar y mostrarse para no importunar a los que de verdad saben. Un trisagio elevo aún hoy para ellos.
En fin, que así, en mi zurrón se venían a casa tan ricamente juntos Luis Rosales, Paul Celan, Jacques Brel, Pessoa, Cernuda, Espronceda…
8. ¿Qué tres libros de poesía recomendaría?
Esto sí que es difícil. Resulta que, como mi padre me enseñó a ser muy ordenadito, llevo actualizada al minuto la base de datos de libros de casa. Y de los 6.791 que componen hoy mi biblioteca completa, los de poesía son 1.724.
Pero diría, a salto de mata, que: la poesía completa de Fernando Pessoa (en sus heterónimos Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, y sumaría al Bernardo Soares de “El libro del desasosiego”, porque mi ingenua opinión de qué es poesía y qué no lo es, me lleva al dislate de no creer en absoluto en la estabulación de géneros).
Lo otros dos que añadiría son, el “Tratado de las nubes”, de Rafael Pérez Estrada; y, por incluir a alguien vivo, en el más amplio y envidiable sentido de la palabra, “Desvivirse”, de Gonzalo Sánchez Terán.
9. ¿Qué proyectos literarios se trae entre manos?
Estoy corrigiendo galeradas del segundo volumen de mi libro de viajes “Mundo puzle”, que constará de cinco volúmenes, al menos (el primero, ya publicado en 2018, como se comenta en mi reseña biográfica). El segundo volumen, el que corrijo hoy, titulado “Una acacia en el corazón, se dedica a una selección de algunos de mis viajes por África.
También comencé en septiembre una novela satírica sobre los tiempos que vive este mundo cambalache, pero la estoy abordando de manera demasiado errática. Tal vez deba tomarme unos meses de licencia para darle un buen empujón. Tal vez no.
Y aprovechando el Estado de Alarma estoy recopilando epigramas, incluyendo buena parte de los inéditos de mi padre.
10. ¿Cómo lleva el confinamiento?
Bien, la verdad. He estado acostumbrado en mi vida a pasar largas temporadas aislado y confinado en pequeñas estancias. Para mí el espacio no es solo el paisaje sino la geografía interior. Y allá adentro no hay horizontes, es todo infinito y lejanía.
En fin, perdón por haber respondido demasiado largo para los tiempos de las redes sociales. Así son mis dudas, mis renqueantes certezas, Pero reconozco que debería haberlo resumido todo citando a la Rosaura de “La vida es sueño” de Calderón:
“cuando tan torpe la razón se halla,
mejor habla, señor, quien mejor calla”.
Yo callo.
11. Poema breve
No soy un farolillo japonés.
Pero jamás podría serlo:
le falta seda al corazón;
mis brazos no son ramas de cerezo.
(Del libro “Del trabajador inútil de su infierno”, 1983)
2 comentarios:
Siento que me haya pisado Jaime algunas cosas... para cuando conteste - uno de estos días, Julia, ya te lo he dicho - a mi cuestionario. Sin duda coincidimos en la visión, en la mirada. En parte todo se resume en el significado de Pessoa para un poeta que se precie. Y en la referencia a Kavafis. Y en que, subrepticiamente lo dice Jaime, la Poesía es, fundamentalmente, bueno, totalmente, Literatura. Como tantas veces he dicho ( y Jaime lo demuestra en su obra ) solo un buen escritor puede ser un gran poeta. En esto creo que tanto él como yo disentimos respecto a una afirmación de Gamoneda que se permitió decir ( supongo que era una boutade ) que la Poesía no es Literatura, que es "otra cosa". Afirmación que lamento profundamente pues apoya a aquellos que piensan que la Poesía es una puesta de sol, lo digo para resumir y estereotipando, pues de todos ( o de muchos ) es sabido lo que pienso al respecto. Y nada más... que la entrevista rezuma conocimiento y cultura y que Jaime Alajenadre debería ocupar un lugar de privilegio en el mundo literario. Lo ocupa, sin duda, para muchos. Y no solo es un grandísmo escritor, también es un un extraordinario viajero. Pero...¿ qué es la literatura, qué es la vida, sino un gran viaje?
Quien conozca a Jaime Alejandre coincidirá conmigo en que le podríamos denominar un "Leonardo" de las letras, no sólo por la variedad de géneros que cultiva sino también por la multiplicidad de estilos literarios que combina en su constante escribir.
En cuanto a la asincronía y, yo diría también, anarquía en sus fuentes poéticas, creo que somos muchos los que nos hemos aproximado a la poesía de esa forma, compaginando las más diversas fuentes, como ocurrió en mi caso, aunque Jaime me saca una gran ventaja en cuanto a número de autores y a cantidad de poemas absorbidos por su enorme intelecto.
Espero con gran afán que en el segundo volumen de "Mundo Puzle", nos desvele aquellos "misterios" y explicaciones que prometía contarnos en "Veneno en el horizonte" o tal vez lo deje para un volumen posterior. Así es Jaime, le gusta tenernos intrigados.
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