J.S.A.
12/9/2020 .- MADRID .- Rayomatiz es el título del reciente poemario del escritor Antonio Portillo Casado, prologado por el también poeta Enrique Gracia Trinidad y publicado por el grupo editorial Sial Pigmalión.
El libro se presentará en la Biblioteca Pública Eugenio Trías del Parque del Retiro de Madrid, el próximo día 14 de septiembre a las 18,15 horas. En la presentación intervendrá también la cantautora Inma Claudio.
El prologuista afirma que no se puede prologar un libro de poemas sin dejarse llevar por sus versos, caer en su lectura y vivirlo para fundirse con él. Enrique Gracia lo hace entrando en el trance de otra dimensión, con escucha de melodías de agua, baile de cisnes y brindis con el dios Baco, más un hablar y volar de gaviotas
“No tenemos más que esta virtud: comenzar/ cada día la vida -ante la tierra, / bajo un cielo que calla-, esperando un despertar”. Antonio Portillo (Jaén, 1963) abre su libro con esta cita, entre otras, de Cesare Pavese. El autor de Rayomatiz es autor de los libros de poesía: Amanece copo a copo (2015), Singladuras (2016), Vientos del Verso (2018) y Luz donde la herrumbre (2019). Ha recibido el premio “Torreón” de Las Gabias (Granada).
En Rayomatiz, el autor da cabida a ochenta y siete poemas breves en los que la naturaleza, el amor, la conciencia del ser humano, la vida cotidiana… Uno de sus poemas:
Se iluminaron los ojos.
Sesgó la luna con el puñal
Las venas del cielo.
Hervían ya las cenizas.
Surgieron remolinos de colores y arena.
Derramados, fuimos barcas.
En la mar.
Antonio Portillo gusta de la lectura y por ello cita a los poetas en bastantes poemas, como si adentrarse en los versos de Antonio Gamoneda, Claudio Rodríguez, Maro Benedetti, Ángel González o Santiago Montobbio, le inspiraran y de su lectrua brotara el poema:
Se marcharon los cuerpos.
Náufragas nos dejaron
En este mar de arena.
Verso libre, evocador o sugerente, con riqueza de metáforas. Se percibe que el autor disfruta las palabras. En el poema que da titulo al libro dice:
El mar, una acuarela de rayomatiz.
Esmeraldas y zafiros se mezclan
Con el brillo de la obsidiana.
El mar bate
Y remueve lo profundo.
Se agita siempre ante el naufragio.
Escuchó la angustia de las sirenas.
Castigó las figuras de cerámica
Tras el ventanal, con su látigo. Sin tregua.
2 comentarios:
Me han gustado los versos aquí citados. Gracias,
Raúl
Muchas gracias por tus palabras, Raúl.
Publicar un comentario