Julia Sáez-Angulo
9/4/21.- Madrid.- Estudioso de Lope de Vega, del que ha publicado varios libros sobre diferentes aspectos de su obra, el profesor Antonio Carreño, doctor por Yale, ofrece ahora el ensayo “Que en tanto cuerpos vivo repetido (Las voces líricas de Lope de Vega)", publicado por la editorial Cátedra.
Ciertamente Lope se transmuta, reviste y mimetiza con sucesivos personajes de su teatro, de ahí el título del libro. En una de sus últimas comedias, Lope se presenta bajo la máscara del personaje Belardo. Ya encanecido y viejo, Otón le pregunta sorprendido:
¿Aún viven Belardos?”. Este le contesta: “¿No habéis visto un árbol viejo / cuyo tronco, aunque arrugado, / coronan verdes renuevos? / Pues eso habéis de pensar, / y que pasando los tiempos, / yo me sucedo a mí mismo”.
Se trata de la voz lírica bajo las máscaras de Belardo y Vireno (pastores) de Gazul y Zaide (moros, se contrasta, pasados ya los años, con “ya sacerdote y rey” y, “González es mi nombre.
El autor Antonio Carreño nos ofrece los siguientes apartados en el libro: Literatura de la vida o vida de la Literatura”; De iuventute; De Mediocritas: Rimas a lo humano; De arrepentimiento: Rimas a lo divino; De Senectute, y, Yo conmigo mismo.
“Entre los grandes líricos del siglo XVII, Lope de Vega se sitúa al lado de su rival Luis de Góngora y de su buen amigo Francisco de Quevedo, como figura no menos estelar”, dice Carreño. “La vida de Lope se ajusta a los límites de un mito romántico que se hace melodía y canto en el libreto de una ópera o en el trenzado de un drama. Abarca casi el ciclo todo de un Imperio: nace doce años después del medio siglo y muere quince años antes del siguiente”.
El autor señala que tres son, par excelencia, “los textos canónicos de la lírica de Lope: Rimas (1602, 1604, 1609), Rimas sacras (1614) y Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634).
1 comentario:
Queridos amigos
Sobre Lope, si soportan un breve escrito, lo copio abajo. Saludos,
Raúl
El popularísimo Lope
La iglesia madrileña de San Sebastián es verdaderamente muy emotiva, al menos para los amantes de las letras. En ella se bautizaron, se casaron y hasta recibieron oficios mortuorios muchas y muy notables personalidades de España. Cuando veía las lápidas que informaban al respecto, en el nártex (te pido perdón, caro lector, por excederme, con el empleo de este término del arte paleocristiano), me parecía imposible estar allí. Además, se encuentra enterrado Lope, como testimonia la foto de abajo, de una pared exterior.
NO SALE AQUÍ LA FOTO PERO, DEBAJO DEL TESTIMONIO DE LA TUMBA DE LOPE, HAY UN GRAFFITO QUE DIE "TE AMO LOPE".
Pero bastante curioso es el hodierno graffito que alguien (me animé a pensar en una moza) puso allí. Pero tras cartón cambié de idea y supuse que, inclinados como somos los argentinos a escribir pompeyanamente las paredes, tenía varios candidatos para autores de la “bella” fechoría. Mi lista, seguramente incompleta, era la de mis profesores: Carmen, Javier, Sofía, Ana María, Josefina, María Elena, Pedro, Osvaldo, Norma.
Dos errores (por no mencionar otros no menos graves) hubo en mi suposición. Primero, ninguno de ellos habría enojado tanto a Doña Gramática, con un vocativo sin comas. Segundo, no todos ellos fueron profesores míos… aunque sí, porque todos me enseñaron mucho.
Radulfus
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