Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek
26.12.2021.- Buenos Aires.- Me vino a la memoria Luis Buñuel, cuando hablaba de “El discreto encanto de la burguesía” en su película. Gratos, educados, amables, generosos, en este caso, mis amigos anfitriones Pablo y Laila, en Nordelta, preciosa, lujosa, reservada y exquisita zona en el norte del gran Buenos Aires, donde hemos pasado la Noche Buena a la espera de la Navidad a las doce de la noche, cuando el champán, besos y abrazos con discreción y los regalos ponían de manifiesto que los cristianos celebrábamos la llegada del Niño Dios a la tierra.
Como había amigos judíos, se permitió que uno de ellos bendijera el pan con el “Borujató…” Después me invitaron a mí a bendecir la mesa por lo cristiano y no me privé de hacerlo. Los niños nos miraban como a astronautas. Los tres perrazos, Bol, Simón y Copito, cariñosos ellos porque son como de familia, reposaban cercanos en el suelo como dioses lares protectores.
Aperitivos y ensaladas varias de entrada para llegar al asado en parrilla con brasas, nada de fuego, para que los chinchulines, el chorizo, la morcilla, el bife y la entraña estuvieran en su punto. Mario Salovsky solo compra carne de buena calidad, Argentina la tiene en abundancia. Todo ello regado con un buen Malbec de Mendoza. El postre a base de pan dulce -un pastel de origen genovés lleno de pasas y frutos secos- más turrones de chocolate, fresa y licor de Jerez traídos de España.
Seguidamente la tertulia sobre España, Argentina, Israel y su dorada piedra caliza para Jerusalén, sefardíes y askenazis, los judíos defendidos de los nazis en Bulgaria por el rey Boris durante la II Guerra Mundial. Traje a colación “El retablo de las maravillas” de Cervantes, crítico donde lo haya con los "pura sangre"… ¡qué sé yo! La colectividad judía en Argentina es muy potente. Hubo un tiempo en que judíos y libaneses rivalizaban por contar con la mejor embajada en Buenos Aires. La embajada de Líbano muestra un buen cedro -símbolo del país- a su entrada en la avenida del Libertador.
Seguidamente el karaoke, en el que Pablo y su esposa la pintora Laila eran los maestros, porque lo tenían muy ensayado. Laura Paussini, La oreja de Van Gohg o Joan Manuel Serrat estaban en el repertorio. Laila es una artista, no solo de artes plásticas, sino de dotes musicales. A mí me invitaron a cantar y debí hacerlo con el “Adeste fideles” para estar en ambiente, pero no me vino a la cabeza y hubiera tenido que haberlo hecho a capella.
Muchos bonaerenses interrumpieron su cena de Noche Buena 2021 al aire libre de los jardines, porque una tromba de agua descargó sobre la provincia. Afortunadamente nosotros no tuvimos ese percance, porque lo hicimos a cubierto.
Nordelta en el Tigre –a la desembocadura del río Paraná que, junto al Uruguay, crean el río de La Plata forman numerosos canales e isletas- es un proyecto urbanístico novedoso y ambicioso en el country, que data de 1992. Tiene 24 barrios y 50 consorcios con todos los servicios educativos, deportivos, educativos, religiosos, gastronómicos y sanitarios imaginables. Toda entrada es controlada y supervisada. Cuenta con dos anillos de seguridad para evitar robos o asaltos, si bien la imaginación delictiva los ha traspasado en alguna ocasión en ciertos puntos.
El calor húmedo atraviesa la piel y los huesos. Aplatana un poco si no hay brisa. Hay que cambiarse los anillos de dedos, porque se han hinchado. El aire acondicionado y la pileta (piscina) vienen en ayuda de los calores, sofocos y aplatanamiento. El jardín, naturaleza domesticada, ayuda con sus sombras de ceibos, sauces llorones, palmeras, tilos y hasta un olivo que se resiste a dar fruto, por lo que pudiera ser un acebuche.
El placer de columpiarse, en un banco suspendido frente al canal, permite disfrutar de nuevo el dolce far niente. Desde ahí se ve nadar a un castor que es como de la familia, porque acude diariamente a por su ración de comida. Muy cerca andan los cuis, pequeños e inofensivos roedores. Algunas aves córvidas como aguiluchos los amenazan con sus garras. Ya se sabe que la cadena trófica de la selva es imparable. Los teros (alcaravanes), aves muy conocidas en Argentina, comen los insectos llamados aguaciles y defienden muy bien sus nidos y crías, con ataques a los humanos si fuera necesario. La Naturaleza no se anda con contemplaciones. Patos negros y cisnes se pasean de vez en cuando por las aguas del canal con pequeños embarcaderos para piraguas, y los carpinchos, nadadores que se multiplicaron durante la pandemia, también hacen acto de aparición periódica. Los gauchos hacen artesanía con la dura piel del carpincho o el castor y con la madera del cardón, un cactus muy particular del país, que levanta sus brazos en oración.
Flora y fauna se comunican sin solución de continuidad. Los agapantos morados, flor de temporada estival, ponen color por todas partes, junto a buganvillas, canas y alpiñas. La pintora española María Luisa Valero, que siempre busca plantas con flores para poner color al verano, debiera aclimatar todo ello en su jardín abulense de Puente Viejo. Las ideas, la fauna y la flora siempre han viajado de un lado a otro del Charco.
Pileta en la casa de NordeltaConcierto de piano al final de la velada
Tarta helada de pan dulce y frutos secos
2 comentarios:
El cangrejo de las marismas también viajó legalmente "a través del charco".
Andrés H.L.
Que dulce ambiente para pasar unos días de sueños y aventuras; de novedades agradables con gentes que brindan su amistad como el más preciado regalo de Navidad, aunque la amistad siempre debe estsr dispuests a ser regalada. En cualquier lugar del mundo, en cualquier día del año, pero guarda un brindis por ella en fin de año desde esos maravillosos lugares.........
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